De 89 montajes sólo quedan 22, dice la directora artística
"Mucho del trabajo de José se ha perdido", admite Carla Maxwell
Después de una ausencia de casi cuatro lustros, regresa a México la José Limón Dance Company, fundada hace seis décadas por el bailarín y coreógrafo, para el comienzo de los festejos de tres años en vísperas del centenario del natalicio de José Limón (1908-1972), para una única función que ofreció el sábado 22 a las 18 horas en el Teatro del Palacio de Bellas Artes.
Para la ocasión la agrupación bailó una nueva producción de Una ofrenda coreográfica, La pavana del moro y Salmo, todas de Limón, así como Canciones de atardecer, de Jiri Kylian.
Directora artística de la compañía desde 1978, Carla Maxwell habla de quien coloca a lado de Bach, Beethoven y Shakespeare, ya que su obra es "del más puro genio en tantos niveles". Maxwell recuerda que cuando falleció el nativo de Culiacán, Sinaloa, ninguna compañía de danza moderna había sobrevivido a su director fundador.
Aunque la compañía sigue, de todos modos "la mayoría del trabajo de José se ha perdido, al igual que el de Doris Humphrey", cofundadora de la agrupación. "José creó alrededor de 89 obras, pero sólo tenemos registro de 22", admite la entrevistada.
"Cuando José murió todos decían 'para qué continuar', pero para nosotros era inconcebible no hacerlo. Inclusive, algunos de los patrocinadores llegaron a comentarme que La pavana del moro ya estaba en el repertorio de otras compañías. Vi una luz roja porque José creó mucho más que una sola obra. Cuando no tienes a las personas vivas y compartiendo el legado, entonces éste se muere porque la danza es como una tradición oral: uno la aprende al pasarla de generación en generación. Más allá de grabar y anotarla, es un arte escénico.
"Tuvimos que luchar mucho porque la comunidad dancística no estaba lista para esta idea de una compañía que seguía. De hecho, la agrupación ha existido más tiempo sin José, porque él sólo estuvo al frente 25 años. Para mí, que haya sobrevivido es un testamento de la obra, al poder y la integridad de trabajo, así como a la comunidad extendida de artistas que han participado en el crecimiento de la compañía, quienes enseñan y aman."
De acuerdo con Maxwell la obra de Limón está impregnada de "corazón y pasión", aparte de la manera "impecable" en que creaba las danzas. Explica: "Fue pintor y músico antes de bailar, y eso se percibe en su trabajo, ya que es como ver una pintura en movimiento". De allí que resulta inconcebible para Maxwell dejar que su obra desaparezca. "Lo bueno es que los jóvenes bailarines ingresan a la compañía porque quieren interpretar las piezas de repertorio", afirma la coreógrafa.
Anota: "En Estados Unidos tenemos una sociedad de desecho y en la danza no siempre valoramos lo que consideramos nuestros clásicos, nuestros tesoros. Nos corresponde decir lo mucho que ha aportado a la comunidad dancística esta forma artística, en lo que se refiere a la coreografía y la escena. Perderla sería como quemar algunos de los grandes libros y pinturas".
Para festejar el centenario del nacimiento de José Limón, uno de los proyectos emprendidos es la colaboración con otras compañías para bailar juntos algunas de sus obras sinfónicas, en particular Misa brevis, que necesita de 22 bailarines (sólo tienen 12). También planean una serie de conciertos con música en vivo en colaboración con los músicos de American Virtuosi. Otro proyecto consiste en realizar funciones en escenarios poco convencionales.