Usted está aquí: jueves 27 de abril de 2006 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Es pejismo

Vuelcos manipulados

Adicción a las encuestas

Campa y los cuatro

HAY UNA NUEVA realidad revelada: las encuestas, veleidosas y transitoriamente inefables, han instalado en buena parte del mundillo mediático la súbita percepción de que Felipe Calderón ha alcanzado y, en algunos casos, superado a Andrés Manuel López Obrador en cuanto a intenciones de voto. Ese vuelco enigmático forma parte de un paisaje artificial que es complementado con algunas reverberaciones intelectuales que pretenden convencer a las masas votantes de que un ejercicio nocturno, soso y poco visto, de presunto debate entre candidatos presidenciales, habría sido en realidad un épico combate de alto civismo entre caballeros ética y políticamente bien armados y una dama de odontológico izquierdismo fresa.

EL NUEVO REINO feliz del espejismo provocado es la consumación del viejo sueño controlador de conciencias desde aparatos propagandísticos. De nada sirven las elucubraciones personales de cada votante ni los esfuerzos organizados de partidos o candidatos: lo que no está en la tele no es, y lo que está en la tele, es porque es. Y hoy, los mecanismos inductores del sueño colectivo han determinado que las encuestas muestren giros extremos para así desbancar mediante un golpe demoscópico al puntero y acomodar al principal retador como anunciado velocista que remonta.

DE PRONTO, como si el país hubiera cambiado drásticamente o como si la tendencia social lopezobradorista fuese verdaderamente afectable por campañas negativas fundadas en el chavismo, la deuda pública capitalina y las chachalacas, varias de las encuestas usualmente aceptadas aparecen mostrando una nueva composición del interés ciudadano a favor de los candidatos. Y, para cerrar esa pinza de fantasía mediática, el falso debate pretende ser transformado en una sesión ejemplar, con el mismo candidato blanquiazul como triunfador designado.

PERO LA ILUSION óptica urdida ha contado con la anuencia de quien hoy se considera víctima de lo mismo que antes celebró. El puntero que nunca refutó lo que le favorecía, ahora tiene poco margen de maniobra para quejarse: el que a encuestas mata, a encuestas muere. El tabasqueño perredista ha creado su propio espejismo: creyendo que su popularidad personal tiene propiedades germicidas, ha sembrado en su derredor nocivos ejemplares de la fauna política (en Chiapas, por ejemplo, el oportunismo pragmático está por postular al todavía priísta Juan Sabines júnior como candidato conjunto Pablo Salazar-AMLO); fauna ésta dedicada con disciplina marcial a seguir las instrucciones del jefe, y éste cada vez menos dispuesto a escuchar y a atender lo que no salga de su propia boca.

APOSTANDO A LA inmovilidad social, a las infinitas posibilidades de manipulación mediática, sobre todo en el ámbito electrónico, y al coctel tradicional de desilusión, miedo y abstencionismo, el sistema de complicidades que guerrea contra el puntero desbancado de las encuestas, va generando, como un año atrás, el antídoto que va más allá de las características de su líder contradictorio: como una más de las ironías que han caracterizado este sexenio, el salinismo-vicentismo podría dar pie a una nueva irrupción social que frene los juegos de apariencias en la elite porque, a fin de cuentas, la realidad real no necesariamente se adapta al mundo de los números y las estadísticas manipulables.

ASTILLAS: ES DE suponerse que el profesor Elberto Campa verificó sus fuentes de información antes de dar a conocer la noche del martes que el hacendario Madrazo había evadido pagos de impuestos, porque esa misma información ya había sido enviada por Internet a algunos columnistas, nacionales y extranjeros, desde un mes atrás (el 24 de marzo). Primero venía la presentación: "Soy un empleado del SAT que no puede creer lo que encontró al revisar al señor Madrazo. ¡Es un delincuente! Que me desmienta el SAT si no es cierto lo que le anexo. Que sean hombrecitos y no cubran a este pillo que nos quiere gobernar. Le juro que no hay error en esta información que le adjunto y que en la declaración de abril puede ocultar este pillo. Disculpe el anonimato". Luego, en cuatro páginas, una descripción bilingüe que comienza: "Roberto Madrazo Pintado, delincuente comprobado/ Roberto Madrazo Pintado, a proven tax delinquent" y así, con párrafos en español, luego traducidos al inglés, se asentaba: "No hay nada más dañino para la sociedad que tener evasores fiscales en el gobierno o en los partidos políticos, ya no se diga en 'la clase política'. No nada más porque mienten en su discurso sino porque provocan el mayor de los daños a la planta productiva que sí cumple con la ley, independientemente de que es 'muy vivo' aquel que busca la distribución de la riqueza con el dinero ajeno". Otro documento anexo contenía una "nota informativa" que describía la tipificación del delito de defraudación fiscal y la explicación técnica de por qué Madrazo habría incurrido en tal falta. Al final, presuntas copias de la documentación probatoria. A pesar del notable tufo oficialista del expediente, quienes indagaron la veracidad del asunto con funcionarios federales se toparon con la barrera de que tales fichas, en caso de existir, por ley merecían trato confidencial, advirtiendo las fuentes gubernamentales, en todo caso, que en este mundo de adelantos tecnológicos cualquier estudiante de preparatoria podría elaborar adulteraciones documentales con sellos oficiales y cuanto adorno fuera necesario. Desesperado porque no se publicaban sus envíos, el anónimo e ilocalizable filtrador advirtió que periodistas estadunidenses sí tendrían el valor de difundir lo que la prensa vendida mexicana no se atrevía. Semanas después, el candidato Campa dio a conocer lo que ahora le ha llevado a los umbrales del ministerio público. ¿Ingenuidad, como dice Madrazo, o plan preparado desde el foxismo-gordillismo para golpear al odiado Roberto? Maniobras de cúpula frente a las cuales siempre valdrá el precepto periodístico de que más vale perder una nota en duda que ganar un desmentido en firme... ¡Hasta mañana, en este espejo humeante!

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