CIUDAD PERDIDA
¡Que paren las campañas, que muera la razón!
Donde se conoce a los candidatos es en el show televisivo
¡ALTO! QUE paren las campañas políticas, que las desaparezcan, que las borren de los quehaceres del que quiera obtener un puesto de elección popular, que las declaren, por favor, instrumento en desuso. ¡Que mueran las campañas!
A FIN de cuentas, como lo dicta la televisión, lo que importa, la forma para llegar a la gente, al gran elector, es hoy, y hasta que ellos quieran, el debate. Allí es donde se dan a conocer las propuestas, es en el show televisivo donde la gente conoce a los candidatos, donde se mide la fuerza y la potencia de quienes pretenden gobernar. Su inteligencia, su proyecto y su imaginación, ¡que mueran! ¡Las campañas no sirven para nada!
ES MAS, si en las campañas políticas la gente no puede apreciar cómo es el candidato, ni qué piensa hacer como gobernante, ni menos aún qué tanto se compromete con cada una de sus promesas, ¿de qué sirve gastar tantos millones de pesos, sacar a la gente de sus casas, de su trabajo, de sus escuelas, si al fin de cuentas lo que diga el candidato en el mitin no servirá para maldita la cosa?
EL DEBATE es mucho más que eso. El debate permite, sin duda, ir a lo profundo del pensamiento del candidato, ya lo vimos el martes pasado. Los hombres y las mujeres que se paran frente a la cámara de televisión se transparentan, la tecnología los hace diáfanos, no se atreven a mentir ni mucho menos a perder el tiempo en insultos y diatribas. El debate es mucho más que eso, es un instrumento de la democracia.
MUCHO MAS. El debate es milagroso, permite que exista postdebate, y que con ello el mercado se abra al anunciante, que vende mucho más en estos programas tan codiciados por el teleauditorio, que sabrá, a partir del postdebate, qué marca de automóvil, qué cereal o qué refresco deberá comprar, y quizás, tal vez, hasta por quién votar.
ES DECIR, esta democracia nos ordena modernizarnos, y ¿quién puede ser moderno sin la televisión, sin el debate, y sin el posdebate? Que quede claro, un candidato sin televisión, sin debate y sin posdebate, es como un circo sin payasos; nada, para ser exactos.
POR ELLO, hay algunos legisladores en esta ciudad bien agudos, bien modernos, que piensan lanzar una iniciativa de ley para prohibir las campañas. Ya alguna vez se les redujo el tiempo, a las campañas, claro, y uno de los argumentos principales es el costo de las mismas, que resulta, desde luego, ilógico.
¿COMO GASTAR tanto dinero, durante tanto tiempo, en los pueblos polvosos del país, si desde la pantalla chica se puede llegar hasta los lugares más recónditos de México, sin ensuciarse los zapatos, y en apenas dos horas de debate? Ese dinero que absurdamente se tira en pintar la fachada de las casas de los pueblos, en dar de comer a las comitivas, en el transporte y en muchas otras tonterías que quedan en manos de los pobladores, debe ser mejor aprovechado.
Y QUE mejor que invertirlo en el tiempo aire de un debate; a fin de cuentas es dinero de la gente, esa gente que quiere conocer a los candidatos de carne y hueso por televisión y que, además, tendrá como premio a su lealtad varios, muchos y muy acertados posdebates, que les dirán por añadidura cómo ir al Mundial con sólo abrir un producto de los que serán anunciados.
PERO SI la ambición por saber cuál es el mejor candidato no ha sido colmada, en esos posdebates, que sólo durarán tres o cuatro días, habrá quien les procure la reflexión para que tampoco se moleste el electorado ni se devane los sesos en busca de un opción que favorezca al país.
POR TODO ello: ¡que paren las campañas, que muera la razón!
Y UNA última pregunta: ¿alguien le preguntó a usted si le parecen bien los debates? ¡Viva la democracia!