El filme, de Funari y De la Torre, evidencia los daños causados por las fábricas de Tijuana
Maquilapolis, testimonio de vidas trastocadas por la globalización
El documental se centra en las historias de Carmen y Lourdes, dos obreras que narran ante la cámara su precaria situación
Compite en el Festival de Cine de Tribeca, en Nueva York
Ampliar la imagen Fotograma del documental Maquilapolis, de Vicky Funari y Sergio de la Torre
Nueva York, 6 de mayo. Desde la firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), las maquiladoras se han convertido en una parte esencial del paisaje de la ciudad de Tijuana. Sin embargo, el progreso y el trabajo que prometen llegan con un alto precio.
La directora Vicky Funari y su compañero Sergio de la Torre realizaron el largometraje titulado Maquilapolis, ciudad de fábricas, en el que documentan cómo estas empresas afectan la vida de sus empleados, 80 por ciento mujeres, y su impacto en el ambiente.
Maquilapolis compite en el segmento de documentales internacionales del Festival de Cine de Tribeca, que se realiza en Nueva York, del 25 de abril al 7 de mayo.
Funari, quien ha realizado otros dos documentales alabados por la crítica -Paulina y Live nude grils unite!-, quiso que sus protagonistas no sólo contaran sus historias personales, sino que también decidieran qué rumbo tomaría la trama.
Carmen y Lourdes
Maquilapolis se centra en las vidas de Carmen y Lourdes, dos obreras de maquiladoras en Tijuana. Carmen sufre de problemas en los riñones, debido a que sus supervisores no la dejan beber agua ni ir al baño durante las horas de trabajo, entre otros padecimientos por trabajar durante años con productos que contienen plomo.
Pese a que no cuenta con agua corriente ni electricidad en su vivienda, Carmen no se siente una víctima del sistema. Comprende la importancia de trabajar para poder alimentar a sus hijos, pero reconoce el impacto que las fábricas instaladas por las multinacionales en México han causado en su pequeño mundo.
Tras ser despedida sin indemnización de una fábrica, Carmen decide, junto con un grupo de empleadas en su misma situación, llevar a juicio a la empresa y exigir que se cumplan sus derechos laborales.
Por su parte, Lourdes, también operaria de una fábrica de maquila, decide comenzar a estudiar para conocer mejor sus derechos. Con otras mujeres comienza a tomar clases, y más tarde se convierte en "promotora", responsable de educar a otras trabajadoras en su misma situación.
Desde la firma del TLCAN, en 1994, más de 4 mil empresas maquiladoras se instalaron del lado mexicano de la frontera con Estados Unidos. En estas fábricas se arman principalmente componentes electrónicos que luego son transportados a los países desarrollados para su comercialización.
Debido a los incentivos fiscales y la mano de obra barata, numerosas empresas multinacionales se instalaron en Tijuana. Ochenta por ciento de la fuerza laboral son mujeres de bajo nivel educativo, elegidas por sus manos pequeñas y sus personalidades sumisas.
Algunas de las empresas con maquilas en Tijuana son Sanyo, Sony, Panasonic, Tocabi, Deltech, Sohnen, Kelmex y Nichiba.
Una de las principales quejas expresadas por las mujeres que trabajan en las empresas maquiladoras es que nadie las asesora sobre los productos con los que trabajan y los efectos que éstos causan en su salud.
Muchas están expuestas a altos riesgos de contraer enfermedades como la leucemia. "El doctor me dijo que tenía que elegir entre trabajar o seguir viva para criar a mis hijos. Si sigo trabajando con plomo me voy a morir", dice Carmen frente a las cámaras.
Impacto ambiental, otra lucha
Pero el impacto de las fábricas no sólo afecta la salud de sus empleados. Los desechos de la maquila están contaminando las áreas pobres de Tijuana, donde viven millones de personas.
Mientras las autoridades mexicanas sostienen que no pueden hacer más de lo que hacen y que la responsabilidad de mantener limpio el entorno es de las fábricas, un grupo de mujeres lideradas por Lourdes decide emprender una campaña para presionar al gobierno de hacerse cargo de la limpieza de una fábrica abandonada que está contaminando su vecindario.
Debido a los esfuerzos de estas mujeres y varios meses de trabajo, se logra finalmente el compromiso del gobierno local de limpiar los residuos contaminantes.
Pero mientras Carmen y Lourdes pelean por un futuro mejor, el mundo globalizado también cambia, provocando la partida de cientos de maquiladoras a Asia, donde la mano de obra es más barata, dejando atrás un futuro incierto para miles de personas.
"Nuestra intención era hacer un documental que mostrara el efecto de la globalización a través de los ojos de dos mujeres que la viven a diario", dijo en una entrevista la directora del filme.
"Las trabajadoras que aparecen en la cinta participaron en cada etapa de la producción, desde la planeación y el rodaje, hasta el guión", explicó Funari.
La cineasta agregó que su principal objetivo era fusionar el arte del cine con la vida de la comunidad, y asegurarse que las voces en el documental sean las de sus protagonistas.
Maquilapolis participó en el Festival Internacional de Rotterdam, en febrero de 2006, y en el de Guadalajara, el pasado mes de marzo, además del festival de Tribeca.