Presentó su libro El tren pasa primero en la Casa de la Cultura de Azcapotzalco
Como sucedió en 1959, persiste hoy un enorme descontento: Poniatowska
La escritora criticó la existencia ''de sindicatos charros y un Presidente que no sabe serlo''
De cara a las elecciones, la ultraderecha provoca violencia, apuntó Jesusa Rodríguez
Ampliar la imagen Poniatowska durante la presentación de su libro El tren pasa primero Foto: Roberto García Ortiz
Durante la presentación de la novela El tren pasa primero, la escritora Elena Poniatowska y la directora escénica Jesusa Rodríguez aludieron a la ''violencia'' que se manifiesta en el entorno político actual y a la similitud de circunstancias que desarrolló la autora y colaboradora de La Jornada en el volumen editado por Alfaguara con el eje del movimiento ferrocarrilero y su líder Demetrio Vallejo, a finales de los años 50 del siglo pasado.
La tarde del lunes en la Casa de la Cultura de Azcapotzalco, la también autora de La noche de Tlaltelolco y De noche vienes Esmeralda, abordó el tema de su obra rielera primero al referirse a la extinción de ese oficio y ''a la muerte de los trenes de pasajeros".
No obstante, dijo, todavía ''hay uno muy lujoso, que nadie puede pagar, como el ferrocarril Chihuahua-Pacífico".
Respecto de la escritura de El tren pasa primero, Poniatowska explicó: ''En 1959 tuve oportunidad de visitar la cárcel de Lecumberri y fui porque me escribió un muchacho llamado Jesús Sánchez García, quien se dedicaba a hacer teatro y era homosexual.
''Fue una situación muy especial, pues también estaban presos Alvaro Mutis y Rolando Rueda de Léon. Entre todos armaron un espectáculo teatral, que fue decorado por David Alfaro Siqueiros. Entonces, entre los barrotes de una crujía -continuó- alguien gritó: ¡Elena, Elena! Fui y se encontraban también presos en el Palacio Negro todos los hombres del riel, menos Demetrio Vallejo Martínez, quien siempre estaba apandado."
Es decir, añadió la escritora, ''el líder ferrocarrilero se hallaba en una celda de castigo, donde nadie lo visitaba; le ponían comida como a un perro, tenía un bote para hacer sus necesidades; en fin, vivía en una situación inhumana, aterradora''.
A raíz de esas visitas a la penitenciaría de Lecumberri, rememoró Elena Poniatowska, ''empecé no sólo a sacar la vida de los internos y de los conejos -presos reincidentes-, sino también entrevisté a otros presos políticos, y más tarde en la cárcel de Santa Martha Acatitla sí pude visitar a dos presos, peleados, enemigos debido a diferencias políticas: Demetrio Vallejo y Valentín Campa".
Realidad que nos tiene en vilo
Con gorra, paliacate y camisola de mezclilla, Poniatowska subrayó: ''La realidad actual nos duele, nos apasiona y nos intriga, porque lo que sucede ahora tiene mucho que ver con lo que pasó en 1959: entonces también hubo una huelga, había enorme descontento, había sindicatos charros -que todavía los hay- y una gran lucha de los mexicanos".
-¿Por qué decides, en noviembre de 2005, publicar una novela que tiene fraguándose varias décadas atrás?, preguntó Jesusa Rodríguez a la escritora.
-Porque las cosas cambian muy poco -respondió-, y así como hubo una huelga contra los charros, todavía ahora hay charros, todavía hay corrupción, todavía hay presidentes que no saben serlo, como en el caso de Vicente Fox y, sobre todo, de su mujer, esa Barbie descontinuada que se llama Martita Sahagún.
Después de mencionar los hechos violentos en torno a los mineros, Sicartsa y la represión en San Salvador Atenco, Jesusa Rodríguez manifestó que la novela ''aterriza en una realidad tan fuerte que nos tiene en vilo, suponíamos que habría violencia antes de las elecciones, pero hemos visto una estrategia de la ultraderecha, el terrorismo de Estado en provocar violencia para buscar que las elecciones estén plagadas de miedo e inhibir el voto y, por supuesto, para hacer una elección de Estado y favorecer a Felipe Calderón".
Lo sucedido en Atenco, expresó Poniatowska, es algo que nos duele mucho porque es violencia que surge cuando llega el subcomandante Marcos al Distrito Federal. Sobre el líder zapatista, la escritora dijo no comprender por qué rechaza ''el diálogo con la izquierda, no jala parejo y propicia la división entre los chavos que lo siguen". Pero, añadió, ''también es cierto que el sup se ha fletado muchos años con los indígenas y se la ha jugado con ellos".
Elena Poniatowska, quien aseguró no militar en ningún partido político, decidió apoyar a Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Por el Bien de Todos, por ''la honestidad que lo caracteriza'' y ''porque queremos un México que no sea más de lo mismo. No creo que AMLO sea el salvador, pero sí creo que es un posibilidad de honradez".