Usted está aquí: miércoles 10 de mayo de 2006 Espectáculos Se fue Berlusconi, pero el futuro aún es incierto para los cómicos italianos

El ex primer ministro ejerció control sobre 90% de la programación televisiva

Se fue Berlusconi, pero el futuro aún es incierto para los cómicos italianos

PETER POPHAM THE INDEPENDENT

Roma. "Información urgente para comediantes", escribió el diario La Stampa: "Ya se fue." En Italia, tal anuncio no podía referirse más que a una persona y, ahora que Silvio Berlusconi ha renunciado como primer ministro, se puede suponer que la vida comenzará a mejorar para los acosados cómicos del país. Berlusconi ejerció control directo o indirecto sobre 90 por ciento de la programación televisiva durante sus cinco años en el cargo y mostró baja tolerancia al ridículo. No vaciló en vetar de las pantallas a quienes lo ofendían.

El crimen de Enzo Biagi, el periodista más querido de la nación, fue entrevistar al ácido comediante izquierdista toscano Roberto Benigni, ganador del Oscar, poco después de la elección general de 2001. Luego de ganar en los comicios, Berlusconi anunció, durante una visita a Bulgaria, que no se toleraría semejante uso de las ondas aéreas del Estado. Biagi fue despedido.

Y cuando la mordaz comediante Sabina Guzzanti lanzó un espectáculo satírico en el canal Rai 3, de inclinación izquierdista, la empresa Mediaset, propiedad de Berlusconi, se quejó de "mentiras e insinuaciones muy graves" en la cruel representación que ella hacía del primer ministro. Alarmado por la amenaza de una costosa demanda judicial, Rai canceló la serie.

La puesta en escena en Milán de una comedia satírica sobre Berlusconi por Dario Fo, el combativo dramaturgo y comediante cuya obra Muerte accidental de un anarquista le ganó el Premio Nobel de Literatura, recibió amenazas de cancelación hasta que la esposa del primer ministro, Verónica Lario, se manifestó contra lo que llamó "censura odiosa y horrible".

Ahora Berlusconi se ha ido. La primavera flota en el aire. Entonces, ¿dónde están los comediantes? Se fueron a los blogs. A la política, al activismo social, a los teatros y las arenas.

Sabina Guzzanti no ha trabajado en televisión desde que se suspendió su espectáculo, en noviembre de 2003. Se llevó la sátira de gira, con representaciones en teatros de todo el país, y una película que filmó sobre la sátira en Italia abarrotó las salas de cine el año pasado. Pero el trato al que fue sometida la volvió una militante en el tema de la televisión italiana. En el tradicional concierto del Día de Mayo, en Roma, recabó firmas entre el millón de asistentes para una petición en la que se demanda que la televisora estatal sea declarada "independiente de la política partidista para garantizar el verdadero pluralismo en Italia".

Sin embargo, la libertad de expresión está aún muy lejos, dice Guzzanti. "Después de largas negociaciones me permitieron dirigirme a la multitud desde el escenario para que firmara la petición, pero mi llamado no se transmitió por televisión. A los cantantes que querían instar al público a firmar se les amenazó con multarlos... ¡en el concierto del Día de Mayo! Ya nos acostumbramos a la idea de que hay límites a lo que podemos decir..."

Dario Fo, quien en fecha reciente se postuló para alcalde de Milán, comentó esta semana: "Los antiguos romanos acostumbraban meter a la cárcel a personas que cometían ironía, y las obligaban a escribir largas loas a aquellos a quienes habían ofendido. Las cosas han mejorado un poco. En estos días los que cometen ironía sólo pierden su empleo en la televisión, la radio o los periódicos. Espero que las cosas estén por cambiar, y que no se les ocurra a los poderosos de centro izquierda levantar la mano y señalar con el dedo a quienes hacen reír a la gente..."

La carrera de Fo demuestra que el problema va más allá de Berlusconi: lo echaron de la televisión en los sesenta por su humorismo quemante y jamás le han permitido regresar.

"Los políticos no están acostumbrados", advierte. "Hasta los izquierdistas se ponen lívidos con la sátira. Debemos lanzarnos con pasión a la tarea de reducir el impacto de la política en la cultura."

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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