RUTA SONORA
Del EZLN al Vive Latino (y II)
Ampliar la imagen Brincotes en medio del toquín de la cuarta edición del festival Vive Latino, en 2003 Foto: Cristina Rodríguez
(PROSIGUE ESTA CARTA- ensayito dirigida al delegado Zero y a ustedes, lectores rocanroleros).
2000
UN NUEVO ESCALON llegó con el cambio de siglo. Las nuevas tecnologías favorecieron y multiplicaron la creación de música de calidad con equipos caseros; la contundencia de la música electrónica impulsó la creación de colectivos artísticos independientes y efectivos como Nortec , y la Internet favoreció la diseminación de fiestas y toquines subterráneos, de gestión propia, así como el intercambio de obras musicales. El rock volvió a imponerse tras el agotamiento de los raves, pero para entonces las redes de comunicación y organización entre fiesteros y músicos ya era muy sólida. En la capital, con el gobierno perredista, los conciertos en la vía pública se volvieron cosa de todos los días; los foros para interpretar y escuchar rock original en vivo comenzaron a pulular; jóvenes empresarios fueron confiando poco a poco, y comenzó a ser fácil armar tocadas donde fuera, siempre con afluencias nutridas. Hoy día, si una delegación cierra un foro, al menos se sabe que pronto se abrirá otro (a diferencia de antes, en que si cerraba uno... no había esperanza). Los al menos 10 lugares para roquear, tan sólo en el Centro Histórico, son una gran conquista. Emisoras de radio como Orbita y Reactor han tenido que responder a ese crecimiento de bandas, al programar a todas aquellas que vienen empujando desde el subterráneo. Y es que quizá el cambio más importante es que los músicos dejaron de asumirse rockstars y aprendieron a producir, diseñar, gestionar y financiar sus propios discos y actos.
A PARTIR DE los dos años recientes, se ha visto un claro cambio de estafeta: la generación nacida en los años 80 se impone con nuevas tendencias musicales que combinan el rock con lo electrónico, aunque se preocupan menos por el entorno social. Esto es, siguen cultivando la escena, pero son menos combativos, pues ya no lo necesitan. Es natural: llegaron a la mesa puesta en cuanto a libertad de expresión y espacios, y han tenido que luchar menos; escuchan más música que la generación anterior gracias al intercambio en la red, lo que hace que su gusto no sólo sea más amplio sino de criterios más globales; su sobreinformación, así como el quiebre de toda institución e ideología a su alrededor, les conduce a no aferrarse a nada, pues temen les sea volátil, sin embargo, esto les lleva también a ser más tolerantes y abiertos con quienes piensan distinto: "todo se vale". Así, es posible que en los frecuentes festivales, bandas que no tienen que ver entre sí, pueden alternar sobre el mismo escenario (práctica que comenzó en los festivales pro-zapatismo, donde no había un "plan" de elenco musical, sino que tocaban las bandas que había y que podían). Otra razón por la cual quizá los chamacos han cambiado su discurso lírico crítico por uno fantástico, melancólico o de puro relajo ( Zoé , Porter , María Daniela y su Sonido Lasser , por citar ejemplos visibles), es que ante un entorno cada vez más vacío y doloroso, buscan que la música sea más gozosa, menos de protesta y enojo. Ahora la resistencia del rock está más en su estructura de fondo que en su forma.
POR SUPUESTO, Y como usualmente ocurre, el poder (encarnado en las televisoras) ha tratado de absorber estas inquietudes; un ejemplo fue aquel nefasto concierto "por la paz" en el Estadio Azteca con Jaguares y Maná , o recientemente con la telenovela Rebelde . Por fortuna, los jóvenes han sabido distinguir entre lo genuino y lo artificial, aunque ha habido opiniones que señalan al Vive Latino como una apropiación, por parte de la industria, de aquello que alguna vez perteneciera a músicos y jóvenes independientes. Quizá haya algo de cierto, sobre todo en sus inicios, cuando el elenco era impuesto desde "arriba". Sin embargo, la alegre sobrepoblación de bandas y de escuchas ha llevado a que esta necesidad juvenil de magnitudes colosales requiera de infraestructura y personal especializados; de modo que cada vez más, este festival es algo así como la "expo-rock" más importante de América Latina, y más desde el momento en que comenzaron a ser incluidas agrupaciones independientes o aún sin disco, es decir, bandas cuyo origen y popularidad tienen que ver menos con la imposición de disqueras y empresarios (aún ocurre), al ser más bien resultado y logro de los toquines cotidianos y/o su difusión por Internet, ya mediante el intercambio de mp3 o el acceso a la exitosísima "comunidad Myspace " (sitios virtuales, personales o de grupo, de acceso gratuito).
Resistir=existir
MAS REGRESO AL inicio de este pretexto, mi estimado delegado Ñero: el espíritu zapatista en el desarrollo del rock mexicano. Quizá los más jóvenes se sientan poco aludidos al escuchar sus razones y arengas, mi sup Marcos. Pero para que no olviden el importante link que guarda el EZLN tras esta lucha por los espacios para la música, hago propias las palabras de Luis Hernández Navarro ("Zapatismo y rock". La Jornada 31/12/03): "En las circunstancias más difíciles de la lucha (los zapatistas) han seguido bailando y escuchando canciones (...) El movimiento zapatista nació también de la música y el baile (...) El Comandante Zebedeo ha contado cómo (...) aprendieron a organizarse bailando (...) Explicó cómo la lucha era como el baile: donde no hay que parar de moverse, donde hay que encontrar el ritmo y no perder el paso... donde hay que ser más cada vez".
Prosigue Hernández: "Zapatismo y rock comparten una estructura de sentimiento común: la que nace de la resistencia y la reivindicación de una identidad diferente, la que proviene de una vivencia profunda de exclusión, de disidencia y de afirmación de lo propio ante lo ajeno (...). A su manera, punks, raperos, darketos, skatos, metaleros, rastafaris, ravers, son una suerte de indios metropolitanos que viven la discriminación y se oponen a la invisibilidad. Generan en sus tocadas, sus bandas, sus modas y su lenguaje, su propia comunidad (...) En octubre de 1999, aparecieron tres comunicados zapatistas; en uno de ellos, dirigido a Zach de la Rocha ( Rage Against the Machine ), Marcos explicó la relación entre pop, juventud y zapatismo: '...si hay rolas de estos grupos que pueden aparecer sin ningún problema como si fueran comunicados, y hay comunicados que pueden ser letras de canciones, no es por virtud de quienes las escriben, sino porque están hablando lo mismo, están reflejando a ese otro ser subterráneo, que por ser diferente se organiza para resistir, es decir, para existir".
SUP: GRACIAS. NACIDOS en los años 80: tomen conciencia de dónde viene lo que hoy tanto disfrutan.