Usted está aquí: lunes 15 de mayo de 2006 Deportes Ismael Rodríguez cortó meritoria oreja al toro más emotivo de La Cardenilla

Un público atento y silencioso presenció la primera corrida torista de la México

Ismael Rodríguez cortó meritoria oreja al toro más emotivo de La Cardenilla

Fermín Spínola, empeñoso en los tres tercios

López Rivera, detalles

Soso encierro

LEONARDO PAEZ

Ampliar la imagen Fermín Spínola enfrenta a Mexicano en la primera corrida de la temporada en el embudo de Mixcoac Foto: Notimex

Hay toreros cuya traza no miente y cuya mirada refleja además de carácter, compromiso extraño consigo mismos, así hayan toreado siete corridas en 15 meses. Moreno, con una sonrisa que no esconde su determinación, el leonés Ismael Rodríguez se sabe perteneciente a una estirpe torera más allá de las consanguinidades pero muy cerca del legado heroico de los Rodolfo Gaona y de los Antonio Velázquez.

La tarde había transcurrido con más pena que gloria, no obstante la irreprochable presencia de los toros seleccionados por don José Moro Jiménez, del hierro de La Cardenilla, encaste español Juan Pedro Domecq y Conde de la Corte, seleccionados para la corrida inaugural de la breve pero sustanciosa feria torista organizada por Renovación Taurina 2006, la nueva empresa de la Plaza México.

Reses finas, imponentes, que fueron ovacionadas de salida, con el trapío que sólo da la edad y con unos pitones que más que arboladura parecían bosques, su crianza esmerada no correspondió, sin embargo, a su comportamiento en el ruedo.

Cumplidores en varas, dejándose torear, fijos en la embestida y sin desarrollar malas ideas, los cardenillos transmitieron emoción por su buena planta, no por su juego, en general deslucido.

Pero por el honor de la divisa salió Currito, negro zaino, muy bien armado y último de la tarde, con 545 kilos, que tras empujar en un puyazo fue llevado a los medios por Ismael Rodríguez para recetarle tres ceñidas gaoneras aguantando a pie firme la embestida.

Los toros con transmisión, no su caricatura, tienen entre otras cualidades: la de hacer crecerse al castigo a los toreros, no a sus remedos, por lo que el banderillero Christian Sánchez dejó un estupendo cuarteo por el que fue llamado al tercio a agradecer la ovación.

Concentrado y convencido, valorando las condiciones del astado, Ismael tuvo además el detalle de brindarles a Christian y al Chatito de Acámbaro, que había dejado otro gran par al primero de su lote. Enseguida vinieron tres soberbios derechazos en los medios, templando y mandando en la embestida, y otra mejor, rematada con un precioso cambio de mano. En un parpadeo se llevó al toro a las tablas, donde batalló de más para ligar los muletazos. Aún así intercaló dos dosantinas combinadas con el forzado de pecho. Volcándose sobre el morrillo, Rodríguez dejó una estocada algo caída que no impidió que el público, emocionado, no divertido, exigiera la oreja, otorgada con criterio por el juez Jorge Ramos.

Con su primero, Aficionado, con 525 kilos, que acabó soseando, Ismael ejecutó tres soberbios derechazos en los medios citando de largo, para luego despacharlo de entera y descabello. Vaya potencial de este muchacho, con apenas siete corridas como matador.

El capitalino Fermín Spínola, quien fue padrino de confirmación de sus dos alternantes, a pesar de haber pechado con el lote menos propicio, derrochó afición y voluntad en los tres tercios. A su primero, Gracias, con 516 kilos, lo recibió con una larga de hinojos y verónicas sin acomodarse. Cuarteó con lucimiento en el primer par, y con gran exposición en el segundo, que dejó a toro parado en el centro del redondel. Aprovechando la embestida, Fermín estructuró una sobria faena por ambos lados, al grado de que si deja la espada al primer viaje, seguramente le corta la oreja.

Mexicano, precioso ejemplar con 556 kilos que salió en cuarto lugar y fue el segundo de Spínola, desarmó con violencia a éste cuando intentaba un lance en emotivo rasgo de tauridad que hacía tiempo no se veía en la México. Sin poder remontar el estilo del toro, lo pasaportó de entera caída.

El regiomontano Oscar López Rivera anduvo empeñoso pero sin sitio y, peor aún, sin intuición suficiente para haber aprovechado la clara embestida de Muchas, abreplaza con 540 kilos, al que mató de certera estocada para salir al tercio. Y a Renovador, con 555 kilos, que provocó un herradero en banderillas, soso y sin recorrido, lo mató de casi entera en lo alto. Deberá tener presente que el toreo es, sobre todo, expresión interior.

Cuando Ismael Rodríguez daba la vuelta con la oreja, el compañero Lumbrera Chico, en congruente gesto político-taurino, le arrojó al torero una insólita prenda: el dvd de Luis Mandoki ¿Quién es el señor López?, que sorprendido recogió el prometedor diestro.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.