SALON PALACIO
Nos vemos en la ballena
ELLA NO NECESITO pegarse una etiqueta verde de invitado común, o aquéllas que parecían un holograma para los asistentes especiales; tampoco un pegote naranja que acreditaba a la prensa, y ninguno de los jóvenes de traje y casquete corto le impidió colocarse, majestuosa, en el patio trasero de la alucinante Biblioteca Vasconcelos. Como una aparición fantástica, síntesis de legendarias batallas submarinas y nuevas incursiones involuntarias en el arte contemporáneo, La Ballena, de Gabriel Orozco, será punto de reunión inevitable para estudiantes que seguramente llegarán no sólo para buscar un libro o chatear gratis, sino también para comenzar un día de pinta o un iniciático encuentro amoroso: "Nos vemos en la ballena" (no confundir con la cantina La Ballena, de Tijuana). Los políticos pasan, pero los libros no; auguremos que esta biblioteca siempre esté llena de nuevos y viejos lectores. Más allá de la esquizofrenia partidista, qué bueno contar con una megabiblioteca.
Los nuevos y quizá últimos becarios del sistema de creadores
DESDE SUS INICIOS fue cuestionado; sólo algunos de los muchos solicitantes fueron privilegiados; varios repitieron tres veces, y otros hicieron cola año con año, y nada. De hecho, se convirtió en una obsesión más intensa que la obra misma. Se entregaron miles de pesos a artistas que ya desde antes tenían solucionadas sus urgencias económicas, pero nunca se consideró esa circunstancia, a pesar de que la esencia de todo apoyo monetario debería ser esa, sin menosprecio de la calidad del solicitante. En esta ocasión son varios los creadores de altos merecimientos; no tiene sentido cuestionar nombres, mejor celebrar aquellos que lo merecen ampliamente. Mencionemos sólo a tres: Estrella Carmona, Juan Manuel Servín y Leo Eduardo Mendoza. La pregunta que queda en el aire es: ¿habrá Fonca el próximo sexenio?
La sordidez de Juan Manuel Servín
CADA DIA SE menciona con más frecuencia el nombre de este escritor, quien, sin mayores pretensiones, se ha defendido con su obra, inclusive, a pesar de su actitud desencantada ante el glamur cultural. Varios años viajando por el orbe lo despabilaron un poco de su mundo proletario, pero nunca se ha creído los privilegios del éxito (que lo tiene), y ha sabido mantener en su obra ese tono de sordidez que la caracteriza. Además de feroz narrador es un cuidadoso escudriñador de lo mejor del periodismo cultural (ya ganó el Premio Fernando Benítez). Su novela más reciente es Por amor al dólar (Joaquín Mortiz). Además, le gustan las pizzas.
Nuevo número de Moho
UNA JOVEN VESTIDA de blanco e inclinada "de a perrito" frente a una computadora es la portada del número 26 de la sucia revista Moho, que comandan Guillermo Fadanelli y Yolanda Martínez, la cual, desde 1988, sigue tan campante. Una vez más Moho se propone perturbar a sus lectores con textos desencantados, perversos e innovadores, así como imágenes incorrectas. En esta entrega colaboran Jorge Dorantes, Kyzza Terrazas, Francisco Valenzuela, Nina Hochtl y Rossana Lara, además del mismísimo Fadanelli. En cuanto a gráfica hay imágenes de Rodrigo Piza, Felipe Lara, Soid Pastrana, Tania Candiani, Sara Glaxia, entre otros pervertidos.
Dos nuevos videos underground
DESDE LA CIUDAD de Nueva York nos ha llegado una selección de videos experimentales del indefinible artista visual Alberto Robles, nacido en México, pero radicado en el gabacho, para tranquilidad de sus amigos. Esta serie de propuestas se realizaron con el apoyo de 119 Gallery y Video Space de NY. Entre otros trabajos se incluye el videopoema Buscando a Kerouack (www.torrevisual.com)... Por su parte, el fundador de la Asociación Mexicana de Estudios del Cannabis, Julio Zenil, ha venido rolando un espléndido trabajo que resume sus andanzas por varios países, donde la cultura del cannabis y la lucha por su despenalización tienen un verdadero respeto científico, cultural y político. Mundo cannábico fue seleccionado en el Festival Independiente de Nueva York, en 2005. Se puede conseguir en www.juliozenil.com