Quinquenio de pesadilla
2001. En México persisten las denuncias por tortura a manos de las fuerzas de seguridad y de guardias de prisioneros; los presos políticos; las amenazas contra defensores y periodistas, y violaciones a derechos humanos de pueblos indígenas.
2002. Aunque se excarceló a los presos de conciencia Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, ambos ecologistas, no se reconoció su inocencia ni se abrieron investigaciones sobre sus denuncias de tortura.
2003. Se recibieron informes generalizados de detenciones arbitrarias, tortura y malos tratos; fue asesinada la activista Digna Ochoa; hubo amenazas y campañas de desprestigio contra defensores de derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales y un desaparecido; se liberó al general Francisco Gallardo.
2004. No fueron suficientes los esfuerzos del gobierno para frenar las frecuentes y generalizadas violaciones a garantías. Fue asesinada Griselda Tirado Evangelio, hubo acoso a otros defensores, violencia y marginación contra indígenas.
2005. Persistieron las graves violaciones a los derechos humanos, como tortura, malos tratos y abusos policiacos, los cuales se convirtieron en habituales. Se observó un ''éxito limitado'' en las indagatorias de loslos feminicidios en Ciudad Juárez, y continuó la violencia contra defensores y periodistas; varios fueron amenazados.