Entrevista a AMERICA DEL VALLE, DIRIGENTE DEL FRENTE DE PUEBLOS EN DEFENSA DE LA TIERRA
Si me detienen, no me voy a callar
La organización y la presión sociales, lo unico que nos queda
Prófuga, con tres órdenes de aprehensión que penden sobre su cabeza, esta joven de 25 años dice que la sordera y prepotencia gubernamentales catalizaron la rebeldía en Atenco, donde nació un movimiento social, subraya, que es ajeno a grupos radicales como el EPR o el ERPI
Ampliar la imagen América del Valle, perseguida, desconfía de la justicia
América del Valle no se parece a la joven ultra cuya imagen suelen proyectar los medios de comunicación electrónicos, ni echa chispas por los ojos cuando admite: "Veo la saña con la que han tratado a mi gente, sobre todo a las mujeres, y por supuesto que tengo mucho miedo de que me detengan. Soy mujer".
Prófuga, con tres órdenes de aprehensión y con la promesa del procurador mexiquense, Humberto Benítez Treviño, de que "esa señora" será detenida muy pronto, América admite que, en el contexto actual, las vías políticas para lograr la liberación de los 12 detenidos de Atenco que todavía quedan en prisión están cerradas. Pero además desconfía de la equidad de las vías judiciales. "Por eso es muy importante seguir por la vía de la organización y la presión sociales. Es lo único que nos queda."
A esta estudiante, de 25 años, se le acusa de "secuestro equiparado", al igual que a su padre, Ignacio del Valle, líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, preso en el penal de máxima seguridad de La Palma, en Almoloya; a su hermano menor, César, preso en Santiaguito, a su hermano mayor, Ulises, y a su madre, Trinidad.
Fogueada a lo largo de cuatro años de movilizaciones, confiesa que a veces olvida la regla de oro de los que luchan por alguna causa: corazón caliente, cabeza fría. "Es que nos calientan la cabeza, nos calientan todo con tanta mentira y tanta humillación. Nos orillan a salir a las calles, a cerrar carreteras". Pero lo que ella refleja -insiste-"no es odio. Nacho -así llama a su padre- siempre me dijo 'no odies'. Lo que tengo es rabia ..."
No piensa entregarse a la justicia: "No, porque no soy una delincuente, no soy un hijo de Marta Sahagún que anda robando y delinquiendo todo el día y nadie se atreve a aplicar la ley. Si me detienen no me voy a callar, porque no estoy de acuerdo con estas leyes ni con este sistema. Estoy muy lejos de ser una revolucionaria, pero por razones para rebelarme no paro. Tengo todos los motivos".
Pide que la sociedad se tome el trabajo de conocer el contexto en el que se dieron los supuestos secuestros, en febrero de este año; que sea capaz de discernir la verdad de las "versiones mentirosas de Televisión Azteca y Televisa", que criminalizan a todo un movimiento.
-Ocurrió en abril. Fuimos convocados a una mesa de diálogo, de las que se hacen cada 15 días. Nos citó el subsecretario de Educación, Cultura y Bienestar del estado de México para discutir sobre una escuela especial. El no llega y envía a empleados de bajo nivel que dijeron que sólo llegaban a oír. Nuestra gente no es de las que se aguanta; exigimos que se presentara el subsecretario, quien nunca respondió nuestra llamada. Casi a las tres de la tarde nos quisimos retirar. Eramos unas 30 personas, porque así es tradición de nuestro frente: ir en comisiones grandes, y al salir vimos que estábamos rodeados por policías que nos apuntaban con sus armas. "Dragones", era su insignia. Entonces nos regresamos y le dijimos al enviado del subsecretario que retiraran a la policía, o si no de ahí no se iba. Los retuvimos de tres de la tarde a las siete de la noche. A eso nos orillaron. A Nacho, a mí y a otros compañeros nos apuntaban a la cabeza. En muy pocos momentos de mi vida he sentido de que de ahí no paso. Ese fue uno de ellos.
-Si te llegan a capturar, te van procesar por ese episodio.
-¿Pero de dónde sacan que fue un secuestro si los retenidos éramos nosotros? Si el hecho se ve en su contexto, se diluye el cargo de secuestro. Pero el Ministerio Público, los jueces, no lo van a querer ver así. Hay consigna y hay voluntad de castigar a quienes luchan por sus derechos. Aquí lo que importa es que ganemos una cosa: que el pueblo entienda que no debemos permitir que se meta preso al que levanta la voz. Va a ser la presión social la que libere a nuestros compañeros. Y va a ser arduo.
-A propósito de los policías golpeados, los sandinistas solían decir: implacables en la lucha, generosos en la victoria. Los revolucionarios no deben ser como los represores. ¿No fallaron a ese principio en ese momento?
-En ese momento la masa perdió el control. Eso fue el pretexto para que entraran al pueblo, sacaran a la gente de sus casas, golpearan, violaran a las mujeres. No hay comparación posible.
-¿Cómo llegó el frente a ser una organización con este discurso tan radical, con tácticas de lucha como los bloqueos de carreteras y la retención de personas, medidas que no son vistas con simpatía?
-Hay que preguntarnos qué nos hicieron antes para haber respondido así. Antes del decreto de expropiación del 22 de octubre de 2001 (más de 5 mil hectáreas -la mayor parte ejidales- afectadas), en los medios empresariales y de gobierno se peleaban por dónde iba a construirse el megaproyecto de aeropuerto, si en el estado de México o en Hidalgo. A nosotros, como comunidad y ejidatarios, nunca nos consultaron. En la Secretaría de Comunicaciones ni siquiera nos dejaban entrar ni entregar un documento. Los que decidían nos ignoraban. La primera noticia oficial que supimos de que nuestras tierras iban a ser expropiadas fue cuando se anunció, en rueda de prensa, el proyecto como un hecho consumado. Es como si te anunciaran que tu vida tiene un plazo para su término.
-Se organiza el frente, resiste la expropiación, al cabo del tiempo triunfan y logran la anulación del decreto. ¿Por qué llegan a este punto en el que son perseguidos, apresados, acusados de delinquir?
-Una vez que ganamos se establecieron mesas de diálogo con las autoridades del estado de México para resolver los problemas de nuestras comunidades, para que fueran cumplidos nuestros derechos de educación, salud, trabajo y demás. Sólo tenemos un centro de salud que atiende a una cuarta parte de un municipio de más de 40 mil habitantes. Pero era casi ficticia la negociación. A veces los funcionarios nos citaban a la mesa de diálogo y no llegaban, mandaban gente sin capacidad de resolver, o nos decían: 'cálmate o te echamos a la fuerza pública'. La humillación se volvió la tónica. Por eso tomamos medidas de presión, porque nos orillan, y porque a veces la presión surte efecto.
-En este caso las medidas presión se volvieron contra ustedes. ¿No hubo un error de cálculo?
-Yo pregunto: la mesa de diálogo, ¿era real o era solamente un engaño para contenernos? Porque el problema de los floricultores se estaba tratando en la mesa y nunca se pudo resolver. Hubo acuerdos que no se respetaron.
-Eso es lo que desencadenó el ataque de la fuerza pública. Ustedes los repelieron con bombas molotov. ¿Los estaban esperando? ¿Se habían preparado para repeler un ataque?
-No. Después del primer desalojo en Texcoco, en el que la policía se lleva a tres compañeros floricultores golpeando a todo el mundo a las siete de la mañana del día 3, es cuando ya se movilizan muchos compañeros de las comunidades. Pero aun así se hizo un llamado al diálogo. Mi mamá, Trinidad Ramírez, llamó al señor Humberto Treviño cerca de mediodía y esto contestó textualmente: "No es mi problema."
"A partir de esa llamada nos empiezan a cercar, y a la una de la tarde empiezan los primeros enfrentamientos, en los cuales matan a Javier Cortés. La experiencia nos ha enseñado: cuando vemos que el diálogo está roto y se aposta la policía, no es para echarnos flores. La gente ve los toletes, los gases y las armas, y claro, de volada se prepara, ya sabe qué hacer.
"En todo caso, los que se habían preparado para ese golpe fueron las autoridades. Querían un suceso así para dar un mensaje. ¿Cuántas veces no oímos decir a Enrique Peña Nieto en su campaña, ahora en las de Roberto Madrazo y de Felipe Calderón, que ante los machetes habrá 'mano firme'? Eso que pasó lo buscaron".
-A propósito de machetes: el símbolo de su resistencia ha sido usado para darles una imagen de violentos.
-Cuando quisieron despojarnos de nuestras tierras, ¿con qué nos íbamos a quedar? Con la pala, el azadón. Sólo con el machete para defendernos.
-En las entrevistas con los medios de comunicación electrónicos proyectas mucho odio.
-No es odio, pero tengo clarísimo quiénes son los enemigos de mi pueblo. Y tengo mucho dolor porque he sido testigo de mucha injusticia. Y rabia.
-Del dicho popular "cabeza fría, corazón caliente", ¿qué piensas?
-Estoy de acuerdo, pero es que nos calientan todo, por indignación. Pero sé que a la hora de luchar hay que pelear con el corazón y con la inteligencia.
-¿Qué influencia tiene el subcomandante Marcos en el FPDT?
-Cuando la otra campaña pasó por Atenco nos encontró muy fortalecidos como organización, con influencia más allá de los nueve pueblos del municipio para hacer un movimiento regional. Cuando se viene nuestro problema, Marcos dice: "me quedó". Y se queda. El frente se sigue coordinando con las organizaciones de la otra y nuestra fuerza se multiplica. Si no hubiera sido por eso nos hubieran barrido.
-¿Hay otras influencias en el frente? Se habla del EPR, del ERPI...
-Falso, totalmente. Lo digo con respeto hacia ellos: no hay ninguna relación. Eso dicen los que no creen en la capacidad de la gente de organizarse, que no conocen la gran tradición de resistencia de los pueblos de nuestra región. Aquí no hay nadie detrás. Atrás hay un compañero y otro más. Somos muchos, eso sí. Y radicales, como bien dices, porque no nos dejamos.