Usted está aquí: jueves 25 de mayo de 2006 Cultura El arte del grabado sigue vivo, pero le falta promoción: García Estrada

Abren expo-venta con obras del artista en la Casa de la Cultura Reyes Heroles

El arte del grabado sigue vivo, pero le falta promoción: García Estrada

Lleva medio siglo en esa vertiente, que aprendió de Leopoldo Méndez y Mariano Paredes

Trabajar en un teatro guiñol fue el detonante para involucrarse con artistas e intelectuales

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Carlos García Estrada, durante la entrevista con La Jornada. El grabador se mantiene activo y convencido de la relevancia de la tradición gráfica Foto: Roberto García Rivas

Con más de medio siglo de ejercer el oficio, Carlos García Estrada es el grabador vivo más importante de México. Se mantiene vital y activo, convencido de la vigencia de un arte que aprendió al lado de maestros como Leopoldo Méndez y Mariano Paredes.

Así lo ha descrito la crítica de arte Teresa del Conde: ''Este grabador mexicano jamás ha quitado el dedo del renglón respecto de su quehacer; con toda la razón del mundo cree en la importancia de la tradición gráfica en todos los países y específicamente en México".

La historia empezó en 1951, cuando García Estrada laboraba en un teatro guiñol: ''Para trabajar con títeres se requería que uno conociera de artes plásticas, música y danza. Entonces me empecé a involucrar con artistas e intelectuales. Todavía me tocaron las tertulias del Café París; ahí se reunía la flor y nata de la cultura, desde Leopoldo Méndez, Abelardo Avila, Ermilo Abreu Gómez, Octavio Paz. Así fueron mis inicios, conociendo a esa gente.

''El grabado en sí lo empecé a estudiar con el maestro Mariano Paredes, en un taller que daba en las pérgolas de Chapultepec, en lo que es hoy el Museo de Arte Moderno. Posteriormente, hacia 1953, empecé a hacer la carrera de grabador."

Estética con fuerte carga política

García Estrada se hizo grabador en la época de la Escuela Mexicana de Pintura. Evidentemente sus trabajos de entonces se apegaban a la estética de la épocay se referían a los temas característicos de esa escuela, con una fuerte carga política que, principalmente, exaltaba la gesta revolucionaria y sus logros.

Recuerda que hacia 1967, junto con Carlos Olachea, Ignacio Manríquez, Susana Campos, Federico Avila, Jesús Martínez, integró el grupo Nuevos Grabadores, que pugnaba por una ruptura con la escuela mexicana -cuyos representantes se aglutinaban en el Taller de Gráfica Popular (TGP)- y una renovación temática y formal.

''Lógicamente -evoca Carlos García Estrada- hacia los años sesenta y tantos ya no estaban los grandes maestros y pensábamos que era el momento de romper. Se nos unió gente de La Esmeralda y de San Carlos. Eramos 11 en total. Hicimos un manifiesto en la Casa del Lago, en el que decíamos que era necesario que la gráfica se transformara, que tomara un nuevo rumbo, que hiciera tirajes más cortos, que se numeraran todas las copias, cosas que ya no estaban haciendo en el TGP; ahí se hacían copias y ya no se numeraban ni nada."

Fue entonces cuando el grabador dio el salto hacia lo que los críticos llaman el abstraccionismo, pero que él se resiste a llamar de ese modo.

La escritora Mariana Frenk, ya fallecida, se refirió de este modo a su trabajo: ''¿A qué aluden las líneas de Carlos García, qué expresan, qué representan, qué significan? Representan, expresan, un tema: la creación de la luz. En torno a la luz giran las obras de Carlos García, en torno a un juego de luces y sombras, un encuentro entre la luminosidad y las tinieblas: lucha de que hablan los mitos y leyendas de los pueblos de esta tierra".

El artista conversa con La Jornada en su casa de la colonia Condesa, frente al Parque España. Los muros y el mobiliario de la vivienda rebosan de incontables obras maestras de artesanía procedentes de todo el país. También hay un lugar para el taller donde García Estrada trabaja todos los días.

Entre las numerosas técnicas de grabado, García Estrada se ha especializado en la punta seca en cobre, en la que -palabras de Teresa del Conde- se le considera ''un maestro consumado".

De dicha técnica son exponentes supremos artistas como Durero, Rembrandt, Whistler, Mary Casat, Picasso y, en México, Francisco Toledo.

Sobre su apego a la punta seca y el cobre, el grabador no se mete en disquisiciones teóricas, simplemente -señala- ''sé usar todas las técnicas, las conozco, pero la punta seca es la forma de expresión más directa para mí".

Aun cuando el grabado no goza en la actualidad de un amplio mercado y de que en las escuelas o desde las instituciones no se le promueve como antaño, Carlos García Estrada se muestra optimista sobre el presente y futuro de esa forma de expresión plástica:

''De repente doy cursos en provincia o soy jurado para otorgar becas o en algún certamen, y veo muchos jóvenes grabadores. Hay gente interesada, el grabado está más vivo que nunca, pero le falta promoción."

El entrevistado únicamente señala la situación, pero no se regodea en la queja y la autocompasión. Al contrario, reitera cuantas veces le es posible que se siente privilegiado por haber podido dedicarse a su oficio y vivir de él, así como de haber tenido la suerte de ver y escuchar a aquellos hombres y mujeres que fraguaron la cultural del país a la mitad del siglo XX: fue algo decisivo.

(Hoy a las 19 horas, se abrirá una expo-venta de grabados de Carlos García Estrada, en la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles, en Francisco Sosa 202, Barrio de Santa Catarina, Coyoacán.)

 
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