Ciudad Perdida
Otra videomentira panista
El engaño como recurso cotidiano
Mano dura, eufemismo de Calderón
Si alguien suponía, o aún supone, que la mentira o el discurso mendaz son patrimonio exclusivo de Vicente Fox y Felipe Calderón, están bien equivocados. En todo, o casi todo, el aparato de gobierno el uso del engaño es práctica cotidiana, digamos que normal.
No hace mucho tiempo nos hallamos en las pantallas de televisión con un operativo en vivo y a todo color, en donde, usted recordará, una mujer de nacionalidad francesa fue identificada, y arrestada, como parte de una "peligrosa banda" de secuestradores.
Días después, frente a las declaraciones de los acusados y las evidencias, se supo que la PGR y sus muchachos estaban nominados para un Oscar por su brillante actuación. Todo había sido un montaje.
Los primeros dañados por aquella videomentira, en vivo, fueron los reporteros que pagaron con su empleo la jugarreta de la PGR. Considerados cómplices de tal abuso, los periodistas cargaron con las culpas de la procuraduría.
Hace un par de días, la misma dependencia realizó un nuevo montaje. Esta vez la actuación fue llevada a limites extraordinarios, pero en el afán urgente de mentir, como lo hace cotidianamente todo el panismo, pasaron por alto que ese nuevo montaje sería desmantelado por quienes sí estuvieron a cargo del operativo que se dio a conocer, como ya dijimos, hace un par de días.
El anuncio que suponía el acto heroico de los agentes de la AFI daba por asentado que ocho policía de la SSP capitalina habían sido detenidos por las fuerzas de esa dependencia, acusados de brindar protección a narcomenudistas.
El boletín que daba cuenta del hecho, y que fue enviado por la misma PGR, hablaba de que los agentes federales capturaron a los policías de la ciudad, luego de enterarse, por medio de una delincuente, de la extorsión que realizaban los agentes de la SSP capitalina.
Bueno, pues la cosa no fue así. Para empezar, hay documentos que así lo prueban, los delincuentes que acusaron a los policías no fueron arrestados por la AFI, los supuestos policías corruptos tampoco fueron "capturados" por la dependencia federal, sino por la SSP del DF, que los puso a disposición de los federales. Total, que de las ocho "gloriosas capturas de la AFI", cinco no lograron una consignación porque no hubo pruebas en su contra, y tres más están arraigadas mientras se les halla algo para consignarlas.
Claro, la PGR se lanzó a mandar fotos y videos de los policías, con el uniforme puesto, con el fin descarado de mostrar a los servidores públicos del gobierno de la ciudad como parte de la delincuencia, tal vez con la idea de dar coherencia a la palabras del Felipe Calderón, que ya no halla cómo culpar de algo, de lo que sea, a quienes gobiernan y gobernaron el DF.
Mal para la PGR, que gasta en mentiras y engaños la muy poca credibilidad que le han dejado otros panistas metidos de procuradores. Nada más hay que recordar cuando echaron mano hasta de una "bruja", para hacer que sus investigaciones encajaran en lo que ellos pretendían que fuera realidad.
En esta ocasión, como en las otras, porque tampoco saben mentir, sus mendacidades caen por tierra. Sus heroicos arrestos, el logro de las peligrosas detenciones y el supuesto cumplimiento de la ley, son parte de la careta con la que quieren engañar a la gente para sustentar que únicamente debemos cambiar de jinete y no de un caballo, que sólo sabe patear a la gente.
Por eso resulta bastante gráfico el dicho de Calderón, quien nos asegura, a casi todos los habitantes del país, que él sí sabe actuar con mano dura, metáfora con la que esconde el garrote panista, mostrado en Atenco y en Sicartsa, por mencionar un par de ejemplos, y que en términos llanos quiere decir "represión". A ver si lo entienden los jóvenes, y los viejos también.