Usted está aquí: sábado 27 de mayo de 2006 Estados La crisis en la sierra de Chiapas sólo deja dos opciones: la delincuencia o emigrar a EU

Stan destruyó más de 70 por ciento de los cultivos de café, principal sostén de la región

La crisis en la sierra de Chiapas sólo deja dos opciones: la delincuencia o emigrar a EU

ANGELES MARISCAL CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Una veintena de agencias de viaje se disputan en Frontera Comalapa el negocio que deja la salida de cientos de campesinos de la sierra de Chiapas rumbo a la frontera norte Foto: Angeles Mariscal

Ampliar la imagen Poblado de la sierra de Chiapas, donde se perdieron 70 por ciento de los cultivos de café Foto: Angeles Mariscal

Frontera Comalapa, Chis., 26 de mayo. Un día después de la aprobación del proyecto de ley de reforma migratoria por parte del Senado de Estados Unidos, la posición de la mayoría de los chiapanecos que intenta salir de la entidad es la misma: "la migración no acabará hasta que salgamos de la pobreza". Como muestra, una veintena de "agencias de viajes" se disputan en este pequeño poblado enclavado en la sierra el negocio del transporte de miles de migrantes que intentan huir de la pobreza que dejó en esta región el ciclón Stan.

El común denominador en los seis municipios de esta región -Bejucal de Ocampo, Bellavista, El Porvenir, La Grandeza, Siltepec y Motozintla- es la desesperación de las familias por hacerse de medios de subsistencia luego de que perdieron su patrimonio; el temor ante nuevas inundaciones, y las agencias de viajes que se multiplican por la región ofertando viajes al norte del país.

En la sierra de Chiapas la economía gira en torno al cultivo de café; a esta actividad se dedican de forma directa unos 200 mil habitantes. El paso de Stan, en octubre pasado, afectó más de 70 por ciento de los cultivos y desgajó las laderas donde se encontraban las plantaciones. Se perdieron plantíos completos y suelos fértiles.

Catalino Hernández Vázquez, presidente de la organización de caficultores denominada La Nueva Imagen, resume así la situación: sin tierras, sin cultivos, sin un futuro inmediato seguro, la gente parece tener sólo dos alternativas, "o se dedican a delinquir o se van de migrantes".

Explica que al deslavarse los terrenos de siembra, el café se perdió "ahora sí que desde sus raíces", porque se llevó las matas completas, y aun cuando esta temporada se siembren nuevas plantas, tardarían de cinco a siete años en producir.

Y mientras aún se discuten -entre diferentes instancias de gobierno- nuevas alternativas de cultivos que produzcan a mediano plazo (es decir, en un lapso de aproximadamente dos años), para los campesinos y sus familias son apremiantes las necesidades de alimento y subsistencia.

Piedad Ramírez Velásquez, habitante del poblado El Mango, municipio de Motozintla, dedica las mañanas a buscar entre la montaña leña y hierbas comestibles. Va acompañada de su nieto, porque su hija, yerno y marido fueron contratados temporalmente por las compañías constructoras para labores de reparación de la carretera federal construida en la sierra, misma que quedó devastada por el meteoro.

La mujer, de más de 50 años de edad, explica que su familia intenta hacerse de un pequeño capital para subsistir durante los próximos meses. Señala que los trabajos en las constructoras son provisionales y una vez que acaben no contarán con ninguna otra alternativa económica. Reconoce que cuando esto suceda, el esposo de su hija planea partir rumbo a Estados Unidos.

Muchos, jóvenes y viejos, no esperan. En el poblado Belisario Domínguez, ubicado a unos cinco kilómetros de El Mango, se instalaron desde hace algunos meses al menos cuatro "agencias de viajes" -conocidas como tijuaneras- que ofrecen como único destino la ciudad fronteriza de Tijuana.

Hoy no es día de "salida", sólo los miércoles llegan los autobuses que van recogiendo en dichas agencias, ubicadas a lo largo de la sierra, a los campesinos que intentarán llegar a territorio estadunidense. Sin embargo, los boletos están a la venta, y de los poblados diariamente bajan campesinos para adquirirlos y asegurar su lugar.

Sergio Velásquez, encargado de uno de estos establecimientos, refiere que sólo en Frontera Comalapa hay al menos 20 tijuaneras, y cada semana salen de este lugar, luego de pasar por la sierra recogiendo a los nuevos migrantes, de 15 a 18 autobuses, cada uno con capacidad para 60 personas.

"Dos meses después del paso de Stan, entre enero y marzo, estuvo saliendo más gente de la zona. Luego bajó un poco la afluencia, porque empezó a sentirse cierto temor por los anuncios de la construcción del muro para que ya no pudieran pasar los migrantes", apunta en relación con la difusión de las medidas antimigrantes planteadas por el presidente estadunidense George W. Bush.

Pese a ello, sostiene que los "guías" (traficantes de humanos) que contactan a los migrantes desde esta región "les dicen que si ponen un muro en la frontera, ellos pueden pasar a la gente por otras rutas. Buscan la forma de que la gente pueda seguir pasando al vecino país, entonces los campesinos se van confiados".

Gilberto Morales, originario del poblado El Sabinal, espera en el parque de Frontera Comalapa el momento de partir. Considera que "los muy gallos" sí pasan la frontera entre las dos naciones.

"Si tú preguntas por qué nos vamos, te digo que la gente sí tiene tierra, pero ya no resulta trabajarla; entonces, los que no tenemos otro trabajo, otra alternativa, no nos queda más que salir", relata.

El joven razona como para sí mismo. "¿Cuándo se va a acabar la migración? Cuando se acabe la pobreza. Si el gobierno de Estados Unidos regresa a 500, mil más estamos entrando. De que hay miedo ahora, hay miedo, pero ¿qué más se puede hacer si falta la comida?"

 
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