Jean-Guy Rens, su autor, narra a La Jornada cómo le llevó años escribirlo
Por fin sale a la luz ''el gran libro'' de Vlady; ''era un meteorito que cae sobre la acera''
El padre de Vlady, el poeta Víctor Serge, conoció en 1936 a Jef Rens, sindicalista belga que, entre otros, ayudó a los rusos con los trámites para ingresar a Bélgica.
A lo largo de los años, Rens mantuvo amistad con Serge, a quien visitaba en su nuevo país: México. Muerto Serge en 1947, Rens siguió en contacto con el hijo del pintor, recién casado con Isabel. Así que cuando supo que su propio hijo, el canadiense Jean-Guy Rens, viajaría a México en 1973, le mandó la dirección de Vlady.
Después de varios años de frecuentar a Vlady, inclusive en París, Jean-Guy, quien es especialista en mercadotecnia, aunque le gusta escribir, propuso hacerle un libro sobre sus ''ideas de la pintura". Sin embargo, Vlady pidió que fuera sobre ''la renovación del socialismo".
Todavía tendrían que pasar muchos años para que se hiciera ''el gran libro de Vlady".
En 1996, Vlady publicó Abrí los ojos para soñar (Siglo XXI), y le mandó un ejemplar a Rens, a Montreal, quien lo encontró ''imposible de leer", porque estaba lleno de anécdotas, ''sin explicar nada". Así que el año siguiente Rens viajó a México con su grabadora, un cuaderno y pasó horas, semanas, que sumaron tres años, en registrar todo lo que decía el pintor.
Por fin ha salido a la luz Vlady: de la Revolución al Renacimiento, libro que será presentado el próximo miércoles, a las 19 horas, en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, plantel Del Valle, (San Lorenzo 290, colonia Del Valle). Aparte del escrito de Jean-Guy-Rens, incluye un prólogo de Serge Fauchereau, y textos de Carlos Monsiváis, Mathias Goeritz, Teresa del Conde, Claudio Albertini, Arnold Belkin, Régis Debray y Berta Taracena, entre muchos otros.
La segunda vez que Rens vino a México, en 1974, como Vlady no pudo recibirlo en su casa lo mandó con Hortensia Kahlo, sobrina de Frida, quien vivía con dos señoras mayores ''en una casa muy grande donde había muchísimos retratos y cuadros de Frida Kahlo, que no conocía".
De regreso a Canadá, Rens coqueteó con la idea de escribir sobre la pintora, pero ''me faltó confianza en mi propia opinión". Años después vio un primer libro acerca la esposa de Diego Rivera. Eso lo animó a escribir sobre Vlady.
Investigación policiaca
En las sesiones de grabación, Vlady hablaba y hablaba, todo deshilado: ''No decía de dónde venía la idea o lo que pasó. Tuve que leer mucho. Más que libros, las cartas viejas de Vlady, cartas que él recibió, artículos en periódicos viejos. Fue una investigación policiaca. Había que encontrar cosas que estaban perdidas. Al principio me sorprendió que no había más libros sobre Vlady, pero después entendí por qué".
La tesis que maneja Rens es que la de Vlady es una obra que ''no cabe bien en el mundo actual" por ser ''un ataque contra el arte contemporáneo" y las corrientes que niegan el arte. Para el escritor, Vlady era como ''una cosa extraña, un meteorito que cae sobre la acera".
-¿Vlady no ha sido comprendido en México?
-Como pintor es difícil entender su pintura, porque no se asemeja a nada. El hombre era difícil también. No le hablaba a todo mundo. No era alguien que pudiera hacer su propio marketing. No quería vender en galerías de arte, entonces, fue obligado a vender sólo al gobierno mexicano. Hay mucha izquierda en México que no le gustaba eso.
''Le pregunté sobre su decisión de vender al gobierno, siempre contestó que las galerías eran ladronas. Sin embargo, no olvidemos que Vlady fue educado en la URSS, donde no había un mercado privado y el gobierno era todo. Sé que Vlady estaba en contra del totalitarismo en cualquier país, pero me parece que en su subconsciente pensaba que el mercado era el malo, o era una cosa extraña que no podía entender."
A falta de una conclusión, Rens deja abierta cómo será recibida la obra de Vlady en la posteridad. Y agrega: ''Estamos ahora en la misma situación de cuando murió Frida Kahlo".