Diario de Guerra (electoral)
Entre el miedo y la esperanza
Regreso a la capital la noche del domingo. Conservo las imágenes de la gira de AMLO en Puebla, que rebasó todas nuestras expectativas. El promedio de asistencia en cada mitin fue de 4 mil 500 personas, atraídas libremente por la pura convocatoria, sin acarreo.
Pero al día siguiente en la capital encuentro un ambiente distinto. Los círculos de la elite de periodistas y políticos están a gran distancia de lo que sucede en la campaña. Son muy pocos los comunicadores que han acompañado a AMLO en sus recorridos. Ricardo Rocha y Gustavo Rentería me comentan la revelación que ha sido encontrarse con una muchedumbre libre, alegre, llena de expectativa. Pero la mayoría de los comunicadores y analistas se quedan en la capital alimentando sus opiniones con las interpretaciones de sus colegas.
A la clase política, incluyendo a muchos de nuestros simpatizantes, le sucede lo mismo. Parece como si estuviéramos haciendo política en dos mundos distintos. Uno la vive y el otro la interpreta. Los enterados dicen que los mítines no cuentan, que los múltiples desprendimientos del PRI a favor de AMLO en todo el país no cuentan. Que el trabajo de las estructuras electorales de promoción y defensa no cuenta. Que no cuenta la presencia de los 3 millones de personas que han salido a las plazas y calles a oír y a saludar a AMLO. Lo que cuenta son las imágenes reiteradas en la televisión. Se parte de la convicción de que este pueblo inmaduro puede ser inducido a elegir un presidente en la misma forma que a comprar un detergente.
Miedo a la esperanza. Hace un par de meses, Juan Molinar Horcasitas resumió ante un grupo selecto los dos ejes de la campaña del PAN: el miedo y la esperanza. Hoy sabemos lo que significaba la primera propuesta: ofensiva de mentiras, calumnias, imágenes tramposas repetidas millares de veces por la televisión. La campaña terrestre de Felipe era y es un desastre y los pocos mítines concurridos lo han sido con una inyección de acarreados. Sin embargo, sus asesores son fieles a la versión de que la gente cree lo que la televisión le dice. Hasta el tibio IFE, con casi dos meses de retraso, acepta que los mensajes que calumnian al competidor no son ejercicio de una libertad de expresión ni contribuyen al proceso democrático. ¿Por qué el PAN tuvo que acudir a este extremo, no sólo a enlodar el proceso, sino perder toda credibilidad ética y política? La respuesta es muy sencilla: no tenían, ni tienen, cómo desarrollar la esperanza, el segundo eje de su estrategia, según Molinar.
Calderón es figura menor, no es posible intentar cobijarlo en el desempeño del presidente Fox. ¿Cuáles son los resultados de su gestión? Cero crecimiento de la economía, cero aumento del empleo, millones de emigrantes en cinco años. Aumento de la violencia y de la inseguridad en todo el país. Deterioro del salario. Entrega a los intereses de la oligarquía... ¿Cómo convencer a los mexicanos que relijan al PAN?
Los panistas no han tenido más remedio que la costosa guerra de lodo, porque ni su candidato, ni su Presidente son capaces de acreditar la esperanza. Andrés Manuel representa hoy la posibilidad de un cambio verdadero. La esperanza tiene que ser reforzada por una campaña profunda en contacto con la gente.