Libro describe el "ejercicio de destrucción creativa"
China: un paso adelante en la explotación intensa del trabajo
Ampliar la imagen Trabajador en el centro de Shanghai Foto: Ap
China ha mostrado que el capitalismo puede ser un "ejercicio de destrucción creativa".
Detrás del espectacular crecimiento de su economía y de la expansión de actividades de alta tecnología está un sistema de explotación intensa, comparable de algún modo con la que sufren los trabajadores mexicanos sin papeles en Estados Unidos. Un sistema que también está generando grandes contradicciones y descontento social en el país más poblado del mundo, en el que vive uno de cada cinco seres humanos.
Algunas de estas ideas se desarrollan con amplitud en China, SA, escrito por Ted C. Fishman, ensayista y periodista que publica con regularidad en The New York Times Magazine, Money, Harper's, Esquire y en el Chicago Magazine.
La obra, publicada en México por Random House Mondadori-Debate, es producto de un viaje del autor por el país asiático. Visitó fábricas, mercados, calles, tiendas, pueblos y ciudades para ver la forma en que se está viviendo en esa sociedad, todavía con una fuerte presencia rural, el capitalismo.
Expone: "una de las crueldades de la reforma china y del auge de las empresas privadas es que está produciendo su propia y nueva oleada de pobreza y no sólo entre los agricultores".
El sector de la economía china que más se ha reducido está controlado por las empresas de propiedad estatal, las compañías que representan el legado de años de planificación, añade el autor. Desde 1996 hasta 2001, al menos 53 millones de personas que trabajaban en el sector estatal chino perdieron su empleo. La cantidad es relevante si se toma en cuenta que la nómina de las 500 empresas más grandes del mundo es de 46 millones de trabajadores.
China es hoy mucho más que un estereotipo. La transformación que ha tenido su economía en las últimas dos décadas, la han convertido en actor decisivo en las corrientes comerciales y financieras a escala global.
Actualmente es capaz de alterar el campo de juego en muchos mercados. Esto se manifiesta en la atracción de las inversiones directas, el consumo de combustibles y otras materias primas, la configuración de redes regionales de negocios en el Pacífico y, más recientemente, en América Latina.
En gran parte, el sólido comportamiento de la economía latinoamericana en los años recientes se debe a China. La incipiente demanda de exportaciones y la inversión del gigante asiático en la infraestructura de la región han fomentado las corrientes de inversión extranjera lo que evidencia que puede influir en los equilibrios globales.
Por su extensión territorial, su población, capacidad productiva y el elevado gasto de inversión constituye un gigante. Hace dos siglos, Napoleón fue preguntado sobre China, a lo que respondió: "Allí duerme un gigante. Dejémoslo que duerma, porque cuando despierte se moverá el mundo entero".