Presenta en la Universidad de Guadalajara su novela El tren pasa primero
Lamenta Poniatowska que el tren de pasajeros se limite a recorridos de lujo
Afirma que luego de las elecciones se retirará de la política "porque no le gusta"
Guadalajara, Jal., 27 de mayo. "Este era un hombre que nació en un pueblito del sur de México. Nunca hubiera salido de él, pero un día el tren pasó frente a sus ojos y en el ruido de esa máquina escuchó el relato de su vida."
El tren pasa primero, la más reciente novela de Elena Poniatowska (París, 1932), convoca no sólo a lectores de la que en menos de dos años se ha convertido en la gran novela sobre el movimiento ferrocarrilero mexicano -con punto central en la huelga de 1958-59 y con declarada admiración por su líder Demetrio Vallejo-, sino a nostálgicos de los rieles y las locomotoras que todavía recuerdan cuando el ferrocarril llevaba en andas no sólo carga, sino viajeros.
Presentada la noche del jueves en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara por su propia autora, la novela evocó ante decenas de fieles seguidores de Poniatowska las épocas en que la fuerza dinámica de esas máquinas estaba basada en el vapor, el tránsito hacia el combustible diesel y la encarnizada como perseguida lucha de los ferrocarrileros que costó la cárcel no sólo a Vallejo, sino a miles de trabajadores que dieron vida a una lucha en la cual quedó constancia de que los ideales a mediados del siglo pasado todavía no sucumbían ante el charrismo que luego se encargó de calar los huesos a la mayoría del sindicalismo nacional.
Elena Poniatowska dio lectura a un escrito preparado especialmente para la presentación, en el que intercaló frases de la novela con recuerdos propios de su vida, de cuando ella prefería viajar en tren porque no existía un medio más cómodo para hacerlo ni "nada más romántico que viajar en un privado del pullman, los hombres del riel se consideran muy buenos amantes".
Esta novela consigna la gran huelga ferrocarrilera que paralizó al país, y habla del encarcelamiento de 11 años y medio de Trinidad Pineda Chiñas, el hombre que gestó la vanguardia laboral en México. Una novela para la que trabajó con el método acucioso de periodista con 50 años de experiencia, en la que se nota la labor esmerada en entrevistas con maquinistas, telegrafistas, obreros, garroteros, jubilados.
"Las mujeres oaxaqueñas se acostaban sobre las vías del tren, familias enteras que vivían del tren ayudaban a impedir el paso del ejército", relató, pues los parientes de los trabajadores en huelga estaban dispuestos a demostrar hasta qué grado la dinámica del país dependía no de los ferrocarriles, sino de los hombres que los hacían moverse.
Esa nostalgia resaltó todavía más al acusar que hoy en México sólo existen trenes de carga que complementan a los tráilers, pese a la enorme pérdida de empleos generada con la desmantelación de los ferrocarriles de pasajeros, convertidos ahora en trenes de lujo que hacen recorridos turísticos como el Chihuahua-Pacífico, o el Tequila Express en Jalisco, que dijo no conocer bien pero estaba "muy dispuesta" a probarlo.
"...Tengo mi par de pistolas con cachas de marfil, para darme de balazos con los del ferrocarril", cantó sin acompañamiento, vestida de verde, con el buen tono que sale de un espíritu tranquilo y satisfecho, una dicción sin tropiezos que pareció invocar la lluvia, el primer gran aguacero del año que llegó con truenos de locomotora a Guadalajara.
De política y cosas mejores
Al término de la presentación, la escritora tuvo una charla con las poco más de cien personas presentes, entre quienes se dieron cita miembros del club Amigos del Ferrocarril en Guadalajara. No faltó la solidaridad ante la respuesta que los panistas dieron al espot televisivo del mes pasado, donde ella pide que termine la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador. A raíz de ello, dijo, fue como si viviera su funeral en vida, un privilegio que muy poca gente puede tener.
"Sentí feo porque además de recibir insultos por teléfono, mucha gente que me habló en forma anónima dijo que iba a ir por mí, que me iba a dar una revolcada, pero también muchísimo cariño, cartas de apoyo, en el correo electrónico me llegan muchísimos demostraciones de amor, tan grandes que pienso que estoy viviendo mi propia muerte, hagan de cuenta que estoy sentada en mi propio funeral viendo quiénes me quieren, quiénes me odian, y eso es un privilegio que pocos tienen", dijo.
Criticó el gran derroche de recursos públicos en las campañas, de los tres principales candidatos sobre todo, y dijo que una vez terminado el proceso electoral el 2 de julio, ella se retirará de la política porque a final de cuentas es una cosa que no le gusta, que tampoco buscó, y de la que no espera "algún hueso".