Usted está aquí: martes 30 de mayo de 2006 Política Polarización de políticos en EU envenena discusiones migratorias: investigadores

Aunque la iniciativa fracase, la Guardia Nacional y el muro se quedarán, advierten

Polarización de políticos en EU envenena discusiones migratorias: investigadores

Las negociaciones se ven afectadas por los jaloneos previos a los comicios de noviembre

JOSE ANTONIO ROMAN

Ampliar la imagen Elementos de la Patrulla Fronteriza detuvieron a un hombre que intentaba ingresar sin documentos a territorio estadunidense. Entre 1995 y 2005 se duplicó el número de agentes de ese grupo de vigilancia Foto: Ap

La iniciativa de reforma migratoria aprobada en el Senado de Estados Unidos no es ninguna garantía de que la legislatura concluya su periodo con un proyecto de ley, por lo que no existe motivo para echar las campanas al vuelo o celebrar como lo ha hecho el gobierno mexicano. "La moneda está en el aire" y la discusión en el vecino país está "envenenada por la polarización".

Lo anterior fue señalado ayer en el seminario La reforma migratoria en Estados Unidos: implicaciones y retos para México, en el que participaron los especialistas Rafael Fernández de Castro, Jorge Montaño, Rodolfo Tuirán, Francisco de Alba y Manuel Angel Castillo, coordinados por Jorge Santibáñez, presidente de El Colegio de la Frontera Norte.

Durante más de dos horas, los especialistas analizaron la situación migratoria y plantearon diversos escenarios. Se coincidió en la gran dificultad que tendrá el comité bicameral de Estados Unidos para conciliar las dos iniciativas de reforma migratoria diametralmente opuestas que surgieron de la Cámara de Representantes en diciembre pasado y del Senado el pasado jueves.

También se debe considerar que en noviembre próximo ese país tendrá elecciones legislativas intermedias, en las que el presidente George W. Bush "se la juega" y se empezará a definir la permanencia del Partido Republicano al frente de la Casa Blanca.

Los ponentes consideraron inapropiado que el gobierno del presidente Vicente Fox haya "echado las campanas al vuelo", pues falta ver lo que sucede en la comisión bicameral, en la que un grupo de legisladores tratará de limar las diferencias entre ambas iniciativas y crear un proyecto único.

Aunque el Congreso llegara a aprobar una medida integral antes de que termine la actual legislatura -a finales de año- los mexicanos no tendremos mucho que celebrar. Cualquier proyecto contendrá demasiada seguridad y varios candados para la aplicación estricta de la ley, es decir, habrá grandes esfuerzos en el vecino país por acabar con la migración indocumentada, lo cual seguramente ocasionará una serie de fricciones bilaterales, tanto en la frontera como por el creciente proceso de deportaciones, señalaron los expertos.

Durante el acto, organizado en la Casa México de El Colegio de la Frontera Norte, se dijo que no obstante la presencia de bardas y miles de agentes fronterizos, el gobierno de Estados Unidos puso en práctica durante muchos años la "política de la tolerancia", que permite la presencia indocumentada a pesar de un discurso contrario. En contrapartida, México ha venido practicando la política de la omisión, es decir, la de no tener política, e incluso no asumir la responsabilidad de un crecimiento económico que brinde trabajo a todos los ciudadanos.

Esta práctica de ambos países ha sido alentada por la existencia de un contexto jurídico e institucional inapropiado y anacrónico. En este campo, los traficantes de personas y el crimen organizado se ha venido apoderando de un jugoso mercado de millones de dólares y los empleadores estadunidenses continúan teniendo la mano de obra barata y vulnerable que necesitan.

Pero hoy se está ante un cambio trascendental. El vecino país está construyendo acuerdos que requieren internamente para eliminar la práctica de la tolerancia y restringir de manera considerable la presencia indocumentada. La reforma que buscan tiene como eje articulador el acotamiento de los espacios por donde se mueven o transita la inmigración indocumentada, ya sea en lo que respecto a su entrada o bien a su presencia en ese país. Ello es así porque la inmigración irregular cuestiona y hace evidente la vulnerabilidad de la frontera y de los sistemas de seguridad estadunidenses.

Jorge Montaño, especialista en política exterior, fue uno de los más críticos. Lamentó la actitud "tolerante" e inclusive hasta sumisa del gobierno mexicano ante el anuncio de la militarización de la frontera y la ampliación del muro entre ambos países, que sólo reaccionó un poco ante la presión de la sociedad mexicana. Dijo que el gobierno foxista ha querido estar "muy solícito" ante el gobierno estadunidense, pero a cambio de nada y aseguró que el tono de los "fanáticos" es el que va a predominar.

Inclusive, señaló que si se abortara la reforma, ya habría dos cosas con la cual México se quedaría: una mayor vigilancia en la frontera con la incorporación de la Guardia Nacional y la ampliación del muro entre ambos países.

En tanto, Rodolfo Tuirán, investigador del ITAM y especialista en demografía, dijo que aun cuando se aprobará la reforma en sus mejores términos, no se sabría qué festejaría México, pues esta reforma significaría, con todas las personas que podrían salir del país, una pérdida de hasta 22 millones de mexicanos en los próximos 20 años, tomando en cuenta que quienes pudieran regularizarse llevarían a sus familias, y de las personas que tendrían posibilidad de quedarse a radicar tras varios años de ser trabajadores temporales.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.