Así se garantizaría el uso de suelo de la zona, asegura el enólogo Hugo D'Acosta
"Urge proteger por ley la vocación vinícola del Valle de Guadalupe"
Baja California está cada vez más cerca de consolidar su diversidad en la producción de vino porque se reconoce su capacidad agrícola, considera el dueño de la bodega Casa de Piedra
Ampliar la imagen
Una de las condiciones para que el Valle de Guadalupe sea incorporado a las leyes de uso de suelo es que exista una vasta oferta de productores de vino. Paisaje frente a la costa de Baja California
Foto: Fabrizio León Diez
Ensenada, BC. 31 de mayo. Para el enólogo Hugo D'Acosta, propietario de Casa de Piedra, es imprescindible que se proteja legalmente la zona del Valle de Guadalupe por su vocación vitivinícola.
"Hay que incorporarla a la ley del estado, porque se requiere esa base legal para proteger lugares sustentados en la vocación", sostuvo.
En esa zona se asentó esta casa vinícola, la cual registró su primer cosecha en 1997 con 3 mil botellas, y cuenta ya con un lugar reconocido en los mercados nacional e internacional de vinos.
"Siempre he creído en la vocación vitivinícola de la zona-diferente a la oportunidad-, que es propiedad de todos", dijo.
D'Acosta aseguró que en Baja California se está cada vez más cerca de consolidar la diversidad en la producción del vino, porque, en forma intrínseca, se reconoce la vocación vitivinícola y agrícola del valle; de esa manera, dijo, se garantizaría el uso de suelo.
Una condición para que sea reconocido por la ley es que debe haber oferta de productos y productores, por lo que, subraya, la producción vinícola artesanal debe contar con una estructura más formalizada con la cual lograr mayores impactos, "no sólo de visitas a viñedos, sino de conseguir el mercado regional".
Defender el oficio
El Valle de Guadalupe también es reconocido por los talleres de enología que ahí se imparten, en los cuales la gente interesada en aprender a hacer vino y adquirir conocimientos de cultura general, participa.
Tras señalar que en estas actividades comienza un acercamiento con los agricultores y se participa activamente en el rescate de oficios, el enólogo comentó que existe un movimiento importante, impulsado por los cerca de 80 productores artesanales.
Con estas actividades, afirmó, se reactiva el poblado (ejido El Porvenir), mientras la agricultura tradicional se incorpora al auge del vino.
Asimismo, agregó, las personas aprenden a producirlo de manera recreativa y se convierten en embajadoras del Valle de Guadalupe, porque, al tomarle cariño al oficio, lo protegen y difunden.
D'Acosta llegó a Ensenada en 1988 para trabajar en la empresa Santo Tomás; luego se independizó y creó su empresa familiar en una zona con características propicias para la vid y la oliva.
"Casa de Piedra es un proyecto de raíces familiares que busca mostrar al viñedo de Baja California como un lugar único por su diversidad, y por ser un valle pequeño, donde las condiciones climáticas son diferentes", afirmó.
El enólogo cree en la fusión de la riqueza con el mundo, el ser humano y la zona, de ahí que su compromiso sea impulsar, con altos niveles de calidad, la producción vitivinícola.
D'Acosta comentó que primero se produjo un solo vino, el Caballero blanco, lo cual representó un punto de partida para interpretar más que participar, porque, finalmente, "el vino se hace en el viñedo no en la vinícola", comentó en la planta que se encuentra apenas a 10 kilómetros de Ensenada.
Impulsor además de actividades torales en las fiestas de la vendimia que se celebran durante el verano en Valle de Guadalupe, D' Acosta advirtió que el vino es un estilo de vida que trata de disfrutar al máximo, porque la uva cambia.