Sugiere Armando Mena que esa editorial, además de publicar libros, forje autores
La llegada de Nudelman redondeó la conversión del Fondo ''en una empresa con fines de lucro''
Con la incorporación de Ricardo Nudelman a la gerencia general del Fondo de Cultura Económica (FCE), Consuelo Sáizar ''redondeó" la conversión de la editorial del Estado mexicano en una ''empresa con fines meramente lucrativos, inspirada en el modelo de (la cadena de tiendas) Gandhi", observa Armando Mena, quien fuera subgerente de la Coordinación de Librerías del organismo hasta que fue despedido en 2002.
Nudelman, recuerda, fue ''el cerebro financiero que junto con Mauricio Achar hizo posible el éxito económico de Gan-dhi", y desde ese negocio privado, agrega, ''criticaba que el fondo tuviera librerías propias, ya que eso, a su juicio, era competencia desleal". Sin embargo, cuando la actual directora del FCE lo contrató para desempeñar la función que realiza hoy día, ''empezó a hacer lo contrario".
Por retomar la pasión intelectual
Armando Mena tiene una larga trayectoria profesional en el mundo de las librerías: dirigió la de El Parnaso, en el centro de Coyoacán, y de 1996 a 2002 formó parte del equipo del FCE, integrado por Adolfo Castañón, María del Carmen Farías, Daniel Goldin, Alejandro Katz y muchos brillantes cuadros más, que desmanteló Consuelo Sáizar.
-Después del cambio de gobierno, ¿qué debe esperar del FCE el país?
-No es muy difícil saberlo si atendemos a los motivos fundacionales que le dieron origen. Daniel Cosío Villegas detectó la necesidad de traducir y editar a los pensadores clásicos de la economía política, para que la inteligencia hispanoamericana pudiera ensanchar su horizonte y reflexionar con más profundidad sobre nuestras realidades.
''El FCE nació como un proyecto intelectual, lo que ahora se olvida fácilmente. Después, ensancha sus perspectivas incorporando a los grandes intelectuales del exilio español y con ello queda estructurada su columna vertebral. Hoy, lo que el país espera del fondo, es el retorno a esa mística fundacional, esa pasión intelectual, que objetivada en libros se convierta de nuevo en la bibliografía toral para la enseñanza de las ciencias sociales y las humanidades en Iberoamérica.''
-Pero, ¿qué necesita para ello?
-Simple: retomar su liderazgo y luchar en todos los frentes para que sus libros sean seleccionados en los cursos de la enseñanza media y superior; pero antes tiene que modificar sus actuales hábitos de trabajo, involucrarse en la vida académica nacional, crear conjuntamente con profesores e investigadores los libros de texto que requieren los estudiantes. De esta manera será una institución que, además de producir libros de texto, estará creando autores.
Editar libros, actividad sustantiva
-¿Qué políticas hay que modificar?
-El FCE es una empresa de carácter público, y como tal debe definir con claridad sus ámbitos de competencia, encuadrarse en una política cultural que le dé congruencia al sector. En el área cultural del sector público hay una seria duplicidad de funciones que debe corregirse de inmediato: para la cultura el presupuesto es muy escaso y resulta lamentable que se evapore en gastos administrativos. Yo pregunto: ¿a quién corresponde crear centros culturales?
-¿Y qué responde?
-La actividad sustantiva del FCE es la edición de libros. Debe crear grandes proyectos editoriales; pero colocar su energía en crear grandes librerías desvía su propósito y confronta su acción con las cadenas de librerías de gran superficie. ¿Para qué repetir la experiencia de Gandhi? La red de librerías del fondo fue concebida para contar con espacios propios, donde se pudiera exhibir el catálogo completo de la institución, acompañado de otros acervos y títulos afines. Era una estrategia de distribución, y no de competencia comercial.