Herejes del consenso de Washington tienen éxito: expertos
Estrategia de mercado dirigido, alternativa a la globalización
En virtud de que los procesos de globalización económica no generan espontáneamente un proceso de convergencia económica, sino un ensanchamiento de las desigualdades entre países pobres y ricos y entre estratos sociales perdedores y ganadores dentro de cada país, México debe de cambiar sustancialmente su actitud frente a los procesos de globalización.
En vez de un estilo pasivo de inserción en la mundialización, a través de la liberalización económica a ultranza y de la reducción de las funciones del Estado en la promoción activa del desarrollo, México debe reprocesar y redefinir internamente, mediante políticas económicas y sociales activas, las "señales" o tendencias espontáneas del mercado mundial.
Estas fueron algunas de las conclusiones externadas en el seminario nacional Agenda del Desarrollo 2006-2020, clausurado este viernes en el Palacio de Minería y que conjuntó los esfuerzos de 236 investigadores de las más importantes instituciones académicas de México.
José Luis Calva, integrante del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, y uno de los principales organizadores de este encuentro explicó que una estrategia eficiente de inserción en los procesos de globalización comprende acciones como la vigorización del mercado interno de bienes y servicios, mediante políticas públicas activas; inducción de mayores encadenamientos productivos internos de las exportaciones, a través del fomento de industrias específicas y de la promoción de redes de subcontratación.
El especialista insistió en la necesidad de evitar procesos de sobrevaluación cambiaria que ahondan en desventajas competitivas de nuestra planta productiva. Asimismo, es necesario desarrollar políticas activas de aprendizaje tecnológico e innovación endógena, mediante el impulso a la formación de recursos humanos, la ciencia y la tecnología y la promoción de proyectos industriales estratégicos.
Debemos, agregó, desplegar una defensa activa de nuestros recursos naturales, creando conglomerados industriales basados en su aprovechamiento racional; regular internamente nuestros flujos financieros externos; y diversificar nuestro comercio exterior, especialmente con los países latinoamericanos y asiáticos.
Una visión regional sumaria del desempeño radicalmente distinto de las economías "herejes al Washington Consensus", que predominan en Asia; y las economías "sometidas" a las prescripciones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (baluartes del consenso de Washington), que predominan en América Latina y Arica al sur del Sahara, puede concretarse en las cifras: mientras en el este de Asia, el producto interno bruto (PIB) per cápita creció a una tasa media anual de 6.1 por ciento durante los años 80 y de 5.8 por ciento durante el periodo 1991-2004; en América Latina (con algunas excepciones, como Chile) el crecimiento fue de menos 0.9 por ciento anual y 1.1 por ciento anual, respectivamente; y Africa al sur del Sahara el crecimiento fue persistentemente negativo de menos 1.2 por ciento anual y menos 0.1 por ciento anual, respectivamente.
En consecuencia, resulta evidente el fracaso de las economías sometidas al consenso de Washington; así como el éxito de las estrategias de mercado dirigido desplegadas por los países asiáticos, que han obtenido el premio a su herejía, a su audacia e iniciativa histórica.
José Luis Calva mencionó que la conclusión es obvia: en vez de que México permanezca aferrado a la estrategia económica neoliberal, esperando ilusamente que la mano invisible del mercado nos conduzca al primer mundo, lo que debemos hacer es desplegar una vigorosa e inteligente estrategia de desarrollo e inserción eficiente en la mundalización.