La gente está mal acostumbrada, le falta conocer la vigencia de estos temas, afirma
Lamenta la actriz Martha Verduzco poca presencia en escenarios del teatro clásico
La también directora lleva al escenario La celosa de sí misma, de Tirso de Molina
Ampliar la imagen Aspecto de la obra La celosa de sí misma Foto: Francisco Olvera
Siempre he pensando que el teatro clásico nos enseña muchas cosas para poder entender nuestra actualidad. Es, en ese sentido, uno de los rostros que existen de la historia.
La directora escénica y actriz Martha Verduzco se vale de las anteriores palabras para enfatizar su preocupación y desacuerdo por la escasa presencia en los escenarios de obras de esa vertiente.
Entrevistada con motivo de la puesta en escena de La celosa de sí misma, de Tirso de Molina, la cual dirige, lamenta que los productores privados, por cuestiones económicas, estén interesados casi exclusivamente en títulos superficiales.
Y cuando se atreven a incursionar en propuestas de mayor contenido, abunda, lo hacen con varias concesiones, al grado de desvirtuar el espíritu original de la creación.
Mientras que quienes sí las programan de manera frecuente, es decir, organismos públicos, como el Instituto Nacional de Bellas Artes o la Universidad Nacional Autónoma de México, generalmente se ven limitados por el escaso presupuesto al que se encuentran sujetos, acota.
Ello, a juicio de la artista, ha propiciado que el teatro clásico sea un área prácticamente para iniciados y unos cuantos curiosos, ya que la mayoría del público lo desconoce o tiene ideas erróneas acerca de él, como considerarlo elitista o aburrido.
El montaje de La celosa de sí misma, el cual se presenta en el Teatro Julio Jiménez Rueda todos los fines de semana, hasta el 2 de julio, se debe a una invitación que el INBA hizo a Martha Verduzco luego de que hace un par de años llevó a escena otro clásico, Quien mal la hace, mal la paga, de Juan Ruiz de Alarcón.
"No conocía esta obra de Tirso y me gustó muchísimo, no sólo por la historia, sino porque me pareció muy avanzado para el siglo XVI que un personaje femenino utilizara palabras y emprendiera acciones que en esa época eran impensables. Eso me parece una valoración fantástica que el autor hace de la mujer", comenta.
Otro aspecto que le parece contemporáneo de la obra es el planteamiento que se hace sobre los matrimonios por conveniencia o por atender los deseos familiares.
Y abunda: "Justamente lo que trato de hacer y de decir es que el teatro clásico no tiene por qué ser aburrido. Ese es el chiste de hacer una obra clásica: que uno no se sienta atrapado en un mundo ajeno. Siempre hay situaciones que se repiten, lo mismo cualidades que vicios, sin importar si suceden en el siglo XVI o XXI".
La relación de Verduzco con los clásicos del Siglo de Oro español, según cuenta, existe desde los inicios de su carrera, "y estoy convencida de que la gente los desprecia porque no los conoce".
La propuesta escénica que hace de La celosa de sí misma, en tanto, se encuentra apegada a los cánones de la época en que fue escrita, en cuanto al lenguaje y uso de vestuario, si bien se tomó la licencia de acortarla, para que no resultara tan extensa.
Así, suprimió mil de los 3 mil 625 versos que en total la integran, aunque, asegura, cuidando que esto en nada afectara el sentido ni el hilo de la historia.
Las acciones y los parlamentos eliminados fueron compensados con la utilización, en ciertas partes, de video, que ayuda a comprender la trama. De hecho, la proyección es uno de los pocos recursos escenográficos que se utilizan en la puesta.
"Cuidé que no se minimizara ni empobreciera la obra con los cortes. Mucha gente está mal acostumbrada: no quiere pensar al ir al teatro; sólo quiere divertirse y lo que implica un esfuerzo lo hace de lado", indica.
"Lo que me molesta mucho del uso de la multimedia en el teatro es que a veces resulta tan aparatosa que la obra pasa a segundo plano. Tenía mucho miedo de que eso me pasara y traté de que fuera sólo un apoyo."
El trabajo actoral es el elemento más importante en la propuesta de Verduzco, quien enfatiza: "Algo que no me gusta es hacer contemporánea una obra clásica. Siento que es como tenerle miedo a la rigidez de una época que no es la de nosotros. No es que esté en contra de renovar, simplemente es algo que prefiero no hacer. Prefiero reflejar el mundo del que proviene ese clásico".
Las funciones de La celosa de sí misma, de Tirso de Molina, se presentan jueves y viernes: 20 horas; sábado 19 horas y domingo a las 18 horas, en el Teatro Julio Jiménez Rueda, avenida de la República 154, colonia Tabacalera.