Roberto Madrazo se mantuvo al margen de la disputa y criticó al gobierno foxista
El encuentro devino confrontación entre los punteros AMLO y Calderón
Patricia Mercado y Roberto Campa Cifrián parecieron estar participando en otro debate
El segundo debate de los candidatos presidenciales se tradujo en una confrontación entre punteros: Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón Hinojosa, quienes centraron sus ataques en los temas más espinosos para el adversario. De la paternidad del Fobaproa, a la ''corrupción'' del gobierno capitalino; del privilegio de los poderosos, al proyecto que pone en riesgo la estabilidad del país.
A su lado, Roberto Madrazo Pintado se mantuvo al margen de esa disputa. Radicalmente distinto de su papel en el primer encuentro, el aspirante de la Alianza por México optó por mencionar los fracasos de las políticas del gobierno foxista. Así, la añeja rivalidad entre los dos políticos tabasqueños nunca apareció.
El candidato de la coalición Por el Bien de Todos fue desde el inicio claro al establecer una distancia entre su proyecto de gobierno y el de sus adversarios. Dejó pasar más de un ataque, sin aparecer como el político violento que anuncian los promocionales, mientras que, en la lógica de su campaña publicitaria, Calderón recurrió inclusive a la frase proscrita por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación: ''López Obrador es un peligro para México''.
El primer tema que abordaron los candidatos fue el de la inseguridad. Felipe Calderón abrió fuego -presentándose no como el candidato puntero que ostentan los panistas en los espots, sino como el opositor- al señalar que ''para hablar de inseguridad y corrupción, nada más preocupante que la ciudad de México; valdría la pena que el ex jefe de Gobierno nos explicara cómo logró que se convirtiera en la ciudad más insegura y con más corrupción en todo México''.
López Obrador le reviró que al problema de la inseguridad y la violencia hay que darle un enfoque social, porque no es un asunto de policías y ladrones, ni es factible que se avance mucho en su solución con cárceles, con amenazas de mano dura o con leyes más severas.
''Si las cosas fueran como las está planteando el candidato del PAN, no tendría yo la aceptación que tengo en la ciudad de México; si fuesen las cosas así, tan caóticas, de inseguridad y corrupción.'' Fue la única ocasión en que aludió a las encuestas ''amañadas o cuchareadas''. López Obrador subrayó que se avanzó en el combate a la inseguridad, ''y si no se pudo más, fue porque no hubo crecimiento en la economía, no hubo empleos; eso no depende de un jefe de Gobierno, eso depende del Presidente de la República''.
Calderón no dejó pasar la alusión a las encuestas y se apresuró a señalar: ''Qué bueno que el candidato del PRD reconozca las encuestas cuando le favorecen, cuando esas mismas encuestas que dicen que lleva ventaja en el Distrito Federal, dicen que va perdiendo en todo el país''.
Este fue el único momento del debate en el que Madrazo intervino en la confrontación, al acusar al panista de haber tomado 23 de las propuestas que publicó en su libro, el pasado mes de noviembre. ''El candidato del empleo puede ser el candidato del yo también'', ironizó el priísta tabasqueño.
Luego de la infructuosa incursión en el terreno de los ataques a sus adversarios, Madrazo se centró en la ''ineficacia'' del gobierno foxista. ''Al gobierno en turno le faltó voluntad, visión de estadista, para construir los consensos que México necesita; prefirió descalificar el pasado y sacrificar el futuro de la gente.''
A diferencia de ambos, que habían planteado un acuerdo entre partidos y los poderes para asegurar la gobernabilidad del país, López Obrador habló de una convocatoria más amplia, ''un nuevo acuerdo, un nuevo pacto social'', que incluya a los representantes de las iglesias, empresarios, sociedad civil. ''Tenemos que cambiar la política económica, el presupuesto; para atender las necesidades de la mayoría'' se han hecho pactos y acuerdos, dijo, ''la diferencia es que nunca han tenido lugar en la mesa los representantes del pueblo''.
Planteó que, bajo el proyecto que él encabeza, no utilizará ''la fuerza bruta del Ejército'' para resolver los conflictos. ''Tenemos que utilizar el instrumental de la política.'' Y en este sentido se comprometió ''a garantizar la libertad religiosa, de expresión, el derecho a disentir, el derecho de las minorías''.
Calderón intentó montarse en la propuesta de López Obrador y celebró ''coincidir con el candidato del Partido de la Revolución Democrática en el tema de la alianza ciudadana''. Fue de las pocas coincidencias que se permitieron en sus afanes por diferenciarse uno del otro.
El otro tema que los unificó fue el de incrementar las facultades del Ejército Mexicano para atacar el narcotráfico y a la delincuencia organizada.
Las alusiones a acuerdos políticos y sociales del panista y el perredista sirvieron a Madrazo como espacio para criticar las campañas electorales de ambos. ''Por fin se puede llegar a un acuerdo para suspender la campaña que han tenido Felipe y Andrés Manuel; una contienda de descalificaciones. Ojalá logremos que lo que hoy nos dicen, lo cumplan.''
Con todo, López Obrador se congratuló de que la discusión se haya conducido con urbanidad política, aunque recordó que éste no ha sido el tono de la campaña. ''Yo diría que, en el caso particular de nosotros, nos han estado hostilizando desde hace tiempo.''
Se refirió al desafuero al recordar: ''Se pusieron de acuerdo arriba para desaforarme, porque no querían que yo apareciera en la boleta electoral'', y también habló de la guerra sucia en espots de radio y televisión. ''Sin embargo, el pueblo es mayor de edad y la gente va a participar sin miedo'', aseguró.
Lejos, Patricia Mercado, de Alternativa Socialdemócrata y Campesina, y Roberto Campa Cifrián, de Nueva Alianza, parecieron estar en otro debate. Este último acertó sólo a sugerir a sus adversarios un compromiso para respetar los resultados del 2 de julio e inclusive pareció sumarse a la campaña panista.
Conforme avanzó el debate, las alusiones personales entre Calderón y López Obrador se intensificaron. Al responder a las críticas recurrentes del panista sobre el endeudamiento del DF, López Obrador dijo: ''Si hablamos de deuda, lo que se dice deuda fue el Fobaproa, que ellos aprobaron para rescatar a los de arriba, incluidos los panistas. Se convirtieron deudas privadas de unos cuantos en deuda pública. ¡120 mil millones de pesos!''
A propósito de los señalamientos del perredista sobre la responsabilidad de Calderón en la aprobación del Fobaproa, el panista respondió que el problema no lo había provocado su partido, y enfatizó que no firmó el documento. ''Miente usted'', le espetó al tabasqueño y lo retó a que le explicara a la gente lo que hubiera sucedido sin el apoyo a los ahorradores: ''Todos los televidentes perderían inmediatamente sus ahorros en el banco''.
Fue más allá cuando le reclamó a Andrés Manuel López Obrador su ''incongruencia'' y mostró una fotografía del ex priísta Arturo Núñez. ''¿Por qué usted postuló a Núñez, el coordinador de los diputados del PRI en esa época? El sí defendió, aprobó y votó el Fobaproa, y ahora es candidato a senador por el PRD por Tabasco, su estado, por cierto''.
El candidato de la coalición Por el Bien de Todos acusó entonces al cuñado del panista (Diego Heriberto Zavala Gómez del Campo) quien, aseguró, obtuvo ingresos por 2 mil millones 500 mil pesos sin pagar impuestos, además de ser favorecido con contratos cuando Calderón fue secretario de Energía. Volvió al Fobaproa para señalar que se requiere combatir a fondo la corrupción, castigar con severidad a los funcionarios corruptos y también a los delincuentes de cuello blanco, ''estos del Fobaproa, que gozan de impunidad'', y acusó a panistas por ''traficar influencias''.
Fue el inicio de un intercambio de descalificaciones, porque Felipe Calderón la emprendió contra el dirigente perredista, Leonel Cota, por percibir salarios de 250 mil pesos al mes cuando fue gobernador de Baja California Sur, ''y que no nos vengan con el cuento de la austeridad, cuando su chofer (el de AMLO), Nicolás Mollinedo, ganaba 70 mil pesos y su hijo está en una escuela en Estados Unidos, donde gasta hasta un millón al año''.
Por su parte, López Obrador ofreció entregar un expediente que demuestra que ''el cuñado incómodo'' tiene una empresa que recibió contratos de la Secretaría de Energía, cuando Calderón era su titular. Calderón Hinojosa insistió en que ''son mentiras'' y que con eso ''no va a ganar''.
La política exterior y la migración del país conjuntó las fuertes descalificaciones a la administración foxista por parte de López Obrador y Madrazo. ''Hoy lo que requerimos es reconocer que la política exterior es una zona de desaste'', definió el priísta. ''El próximo presidente de México no va a ser un pelele de ningún gobierno'', subrayó López Obrador en una crítica implícita al comportamiento gubernamental frente a Estados Unidos.
El tema fue también el espacio para que Calderón ironizara con la propuesta de la coalición Por el Bien de Todos que apela a que la mejor política exterior es la política interior. ''No es así, no es suficiente, el mundo ha cambiado, el mundo importa y tenemos que cambiar también nosotros; no basta simplemente meter la cabeza en la arena y cerrarse.''
López Obrador y Madrazo subrayaron el fracaso de la política migratoria, como consecuencia del fracaso económico porque no se han generado empleos. El primero habló de una relación de respeto mutuo y colaboración con Estados Unidos, porque la mejor relación entre una economía fuerte y una débil es la colaboración. ''Tenemos que convencerlos, persuadirnos de que nada se va a resolver con muros, con razias, con la militarización de la frontera, con amenazas de mano dura.''
Felipe Calderón habló de fortalecer la atención a los paisanos y a sus familias que residen en Estados Unidos, proponiendo, entre otros aspectos, la protección de las remesas. Reivindicó su orgullo michoacano y reconoció que esa es una tierra de migrantes que arriesgan su vida al cruzar la frontera, ''por eso voy a ser un presidente solidario con los paisanos'', reiteró.
El candidato de la Alianza por México (PRI-PVEM) aprovechó para descalificar la política foxista: ''En lo migratorio, no se trata solamente de ver cómo están los paisanos allá (en Estados Unidos), sino cómo generar 9 millones de empleos en los próximos seis años para que no se vayan del país''.