La imposible convivencia
Parecería absurdo pensar que entre los seres humanos y la naturaleza la convivencia es imposible, sobre todo, cuando es la segunda quien acoge a los primeros. El reciente "descubrimiento" de 30 nuevas especies en una remota selva de Indonesia, así como el hecho de que los animales se acercaban sin temor, pues nunca habían visto a un ser humano, permitiría pensar que los vínculos entre la naturaleza y el hombre son un fenómeno natural -el pleonasmo es intencional. La realidad es que los pájaros comedores de miel, el canguro arborícola y el zagloso de Brujin se aproximaban a los naturalistas sin miedo porque habían tenido la suerte de nunca haberse topado con seres humanos. Aunque la "globalización" no es la única responsable de la imposible convivencia entre seres humanos y naturaleza sí es uno de los factores primordiales.
No sobra señalar que el concepto "globalización" que popularizó Marshall McLuhan en su libro, War and Peace in the Global Village, se ha modificado con el tiempo. Como se sabe, la idea inicial se refería, esencialmente, al progreso que tendría el mundo a partir de la influencia de los medios modernos de información y las tecnologías de comunicación sobre el comercio y el desarrollo del conocimiento. Dicho progreso no sólo ha sido ampliamente cuestionado sino que se ha vinculado negativamente con otros campos como el de la bioética.
Recientemente se fundó un comité ad-hoc: Bioethical Implications of Globalization, para evaluar las repercusiones de la "globalización" sobre la bioética. El bioterrorismo, la liberalización del comercio, el movimiento de los seres humanos y el impacto de las nuevas tecnologías sobre los seres humanos y sobre la Tierra son algunas de las preocupaciones de ese comité. En esos campos la "globalización" ha generado nuevos problemas. Como en tantos otros rubros del conocimiento, primero se piensa en los beneficios y después en los posibles perjuicios. Algunos ejemplos.
El bioterrorismo suma biología, la posibilidad de viajar y el terrorismo per se. Desde el punto de vista de la bioética el problema concierne al uso que se da a algunos productos biológicos, muchos de los cuales, como las vacunas, son indispensables para prevenir enfermedades. Cuando se utilizan como armas biológicas pueden diseminar algunas infecciones virales "casi desaparecidas" y producir grandes estragos en la población.
En el renglón salud, la liberalización del comercio no ha mejorado la situación de los habitantes de los países pobres. Pensemos en el binomio justicia social y medicamentos enmarcados dentro del fenómeno de la "globalización". El caso del sida siempre es buen argumento. A pesar de que Africa es "un oasis" para realizar investigación, sobre todo para los científicos estadounidenses, la mayor parte de la población no tiene acceso a fármacos, entre otros motivos, por su precio, porque las patentes no se comparten, porque no se han abaratado lo suficiente y porque la producción no se ha liberado. La "globalización" debería tener un impacto positivo en esos renglones.
La mayor movilidad de los seres humanos, sea por placer, o por necesidad, puede también mermar la salud en varios aspectos. La diseminación inicial del sida, por ejemplo, se correlacionó con la capacidad para transportarse. Recuerdo, casi al principio de la epidemia, el caso de un sobrecargo que viajaba frecuentemente porque así exige ese trabajo. Donde llegaba tenía relaciones con una o más parejas diseminando la infección.
El caso de los trabajadores migratorios, en muchas circunstancias porque la "globalización" disminuyó las fuentes de trabajo en sus países de origen, también es paradigmático. Acarrean sus propios problemas de salud -tuberculosis- y en ocasiones adquieren las enfermedades propias del lugar. Nuevamente el sida es buen ejemplo: ya sea por modificaciones en los hábitos sexuales o por la ausencia de protección, muchos trabajadores migratorios se contagian mientras laboran fuera de su país.
Mucho se ha discutido, al hablar de tecnología, "globalización" y salud acerca de los posibles impactos negativos de los alimentos genéticamente modificados y del posible deterioro de los ambientes naturales y del empobrecimiento in crescendo de los campesinos "pobres". No sobra repetir que las compañías que producen los alimentos genéticamente modificados son las mismas que elaboran los herbicidas y pesticidas de los cuales dependen los campesinos. En el mismo rubro, la tecnología y uno de sus brazos, la genómica, puede afectar a las personas que tengan predisposición para desarrollar una enfermedad, ya que si los patrones se enteran de esa susceptibilidad, podrían no contratarlos o bien, otras instituciones podrían negarles seguros médicos o de vida. En estos contextos, la tecnología actúa en favor de los ricos y de la "globalización".
A vuelapluma he señalado algunos de los vínculos negativos entre "globalización" y bioética. De no frenarse el crecimiento dispar y de no atenderse con mayor asiduidad algunos rubros concernientes a la justicia social, que debería ser una de las metas de la "globalización", la idea de una aldea mundial más equitativa quedará en eso: en una idea.