VINOS
Vinos de brisa y ocaso
¿ A QUE SABE el vino mexicano? A la brisa del mar de Cortés y a un ocaso estrellado -sí, con estrellas- en los valles de Ensenada. Y sabe a Baja California, porque 90 por ciento del vino que se produce en el país nace de sus viñedos. Si realmente desea descubrir a qué le sabe el vino mexicano tendrá que dedicar algunos días de agosto próximo al placer. El jueves 3 comienza la Fiesta de la Vendimia 2006.
TODAS LAS BODEGAS, y aunque usted no lo crea hay más de 20, organizan comidas, veladas, conciertos de jazz, de tango... todo bañado con los nuevos caldos. El viernes 4 de agosto habrá un concurso internacional, durante el cual jueces profesionales seleccionarán los mejores vinos. Ese mismo día, un poco más tarde, abrirá la muestra en el Centro Cultural Riviera. Las actividades terminan el día 20 con un concurso de paellas. Los eventos tienen un costo que va de 300 a mil 200 pesos, y en algunos casos, como el de Casa Pedro Domecq, a su fiesta sólo se podrá acceder con invitación. (Más información en www.fiestasdelavendimia.com).
Y SI DE plano no tiene posibilidades de darse una escapada a la península, puede ir a la avenida Revolución, en San Angel, y en La Castellana encontrará una gama de vinos mexicanos que no se ofrecen en las tiendas de autoservicio. No son baratos, pero vale la pena conocer lo que se está produciendo en el país, sobre todo ahora que están llegando botellas hasta de Sudáfrica. De paso, puede llevarse un argentino de Santa Julia, el fusión 2005 (tempranillo y malbec), el cual es muy recomendable en relación precio calidad, dado que cuesta 85 pesos la botella. Notará la diferencia si lo compara con los chilenos de ese mismo precio. Es algo diferente.
NO LE PUEDO decir que si desea conocer a qué sabe un vino de la Ribera del Duero se dé una vuelta por España. Bueno, sí puedo, pero muchos, como dirían en la madrastra patria, me mandarían ¡a paseo! Así que mejor le platico que la semana pasada varias bodegas de la región de Castilla y León organizaron una presentación en la ciudad de México. No estuvieron las históricas Pesqueira o Vega Sicilia, lo cual, para algunos asistentes, significó una decepción. Pero fue una oportunidad para conocer lo que están ofreciendo bodegas que tienen no más de 10 años funcionado, algunas a partir de la rehabilitación de viñedos mucho más viejos, y otras, como Fuentespina -que ya está en tiendas de autoservicio-, con mayor tradición.
ENTRE LAS DEBUTANTES estuvo Lleiroso, una bodega que comenzó sus andadas en julio de 2001, cuando un enólogo, Pascual Herrera, y un químico farmacéutico decidieron unir esfuerzos. El resultado: su tinto crianza -18 meses de barrica- obtuvo medalla de oro en el certamen de Tempranillos al mundo, en febrero de 2005, organizado en Copenhague. Para las dimensiones de la producción española, son realmente pequeños, pues sólo venden 40 mil botellas al año y únicamente se distribuyen en restaurantes. Están en la mejor ruta de los Ribera del Duero, en Valbuena de Duero, en Valladolid.
EL QUE SI estuvo en México para buscar distribuidor fue Jorge Alberto Cabrejas, un vasco cuyos vinos llevan su apellido. Ofreció a degustación vinos que en España van de 2.5 a 11 euros. La bodega se ubica en Gumiel de Izán, un pueblito de Burgos que también entra en la denominación Ribera del Duero... hasta la próxima.