Usted está aquí: sábado 10 de junio de 2006 Deportes Cosas del Futbol

Cosas del Futbol

Josetxo Zaldúa

Europa 1: América Latina 1. La voracidad alemana trituró la timidez costarricense en el partido inaugural de las patadas mundiales. Y el bien hacer de Ecuador pulverizó a los roqueños polacos que nunca supieron por dónde llegaban las oleadas amarillas. Dos estilos contrapuestos en los dos partidos. Dos formas de entender el futbol, la vida misma.

Pobreza futbolera entre Alemania y Costa Rica. La tosquedad germana fue menos peor que la acomplejada propuesta de los ticos. Con todo y ello, los centroamericanos mostraron una eficiencia envidiable: llegaron dos veces y anotaron dos goles. Las estadísticas deben estar en el orgasmo.

La virtud de Alemania, cuando menos en futbol, es su inmensa capacidad para aburrir al personal. Llegan al extremo de que, por esa desesperante razón, casi siempre ganan. Tienen un equipo de lástima, pero no se asusten si llegan a la final. Son capaces de ganar.

Ecuador se colocó en las Antípodas de los teutones. Toque por allá, toque por acá. Volvieron locos a los polacos, que además, partían como claros favoritos.

La opulenta Alemania, considerada la locomotora económica de Europa, a duras penas ganó a un paisito llamado Costa Rica. La renovada Polonia, vecina de Alemania, no nada en la abundancia, pero se supone que es un país más rico que Ecuador.

Los germanos hicieron valer, por las buenas, su condición de local, de equipo incombustible. Aburrieron al respetable, pero ganaron. La obra de Ecuador fue excelsa. Le robaron la pelota a los europeos. Se rieron de ellos. Pero con elegancia. Fue una delicia de juego.

Mencionamos el tema de los países y de su riqueza porque, siendo lo que es, sobre el terreno de juego el dinero, no pocas veces, pasa a segundo término.

Igual es de destacar, pero por el lado negativo, la infumable ceremonia de inauguración. Dicen quienes saben que el cerebro responsable de la puesta en escena es un tipo muy sensible. De seguro así es. Pero también es verdad que su obra a punto estuvo de colapsar a las decenas de miles de fanáticos que colmaron el estadio de Munich, una esbelta obra arquitectónica.

Los goles en los dos primeros partidos animan la justa futbolera. Falta ver si hay contagio. En cuanto a propuestas de sistemas y juego, nada de nada. La emoción de estar en el Mundial pudo sobre la cabecita de cada jugador que ayer viernes se paró sobre el verde y perfecto césped bávaro.

 
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