Se publica libro en vísperas del aniversario luctuoso del autor de El Aleph
Primera edición en México de las charlas completas entre Borges y Ferrari
El escritor encontró en el periodista un ''interlocutor preciso'': Monsiváis
Durante los tres años anteriores a su muerte, Jorge Luis Borges accedió a tener una serie de conversaciones radiofónicas con el poeta, ensayista y periodista Osvaldo Ferrari, quien cumplió con creces el reto de mostrar nuevas facetas y reflexiones del reconocido escritor argentino.
De muchos de esos diálogos se han publicado varias ediciones en Argentina, pero ahora, por primera vez y cuando este 14 de junio se cumplen 20 años de la muerte de Borges (Buenos Aires 1899-Ginebra 1986), Siglo XXI Editores acaba de lanzar en México la edición completa de esas 118 charlas del autor de El Aleph con Ferrari.
El libro de Siglo XXI, editado en dos tomos y que cuenta con una introducción del poeta Jaime Labastida y prólogos de Ferrari y de Borges mismo, se llama En diálogo: edición definitiva y fue presentado la noche del jueves, en el Palacio de Bellas Artes, además por Carlos Monsiváis, Miguel Capistrán, Jesús Puente Leyva y Liliana Weinberg.
Retos del entrevistador
En esos diálogos, dijo Monsiváis, Borges encontró en Ferrari a un ''interlocutor preciso", pues se trata de ''un escritor de lecturas amplias, informado, conocedor de poesía, filosofía y narrativa, dueño de un fichero borgesiano de primer orden".
El autor de Amor perdido planteó los retos de Ferrari en esas entrevistas radiofónicas hechas libro. ''¿Cómo encontrar algo no dicho ya por Borges?, ¿Cómo obviar su culto por el heroísmo en la batalla, los ancestros, la familia diversa, con la abuela inglesa que en tierra de indios cargaba su Biblia?"
Y Monsiváis mencionó, también en ese sentido, una pequeña muestra de los amplísimos intereses de Borges: Macedonio Fernández, Xul Solar, Quevedo, Cervantes, Shakespeare, Evaristo Carriego, Stevenson, Kipling, Flaubert, Alfonso Reyes, Henríquez Ureña, Dante Alighieri, Schopenhauer, Chesterton, Greta Garbo, la mitología grecolatina, el tango, la novela policial clásica o el poema como género.
''Ferrari -continuó Monsiváis- conoce su Borges y vierte esa sabiduría en las preguntas oportunas, que se oponen al lugar común que intenta cercar al personaje. Y las respuestas son tratados mínimos y máximos, como cuando Ferrari le asegura que escribe sin pensar en los lectores."
Ante lo que Borges le contesta: ''Sí, yo no pienso nunca en el lector, salvo en el sentido de tratar de escribir de un modo comprensible. Es un simple acto de cortesía, aunque sea con personas del todo imaginarias o ausentes. No creo que la confusión sea un mérito".
Memoria y tiempo
El entrevistador, siguió Monsiváis, dispone de un repertorio a la medida: preguntas, incitaciones en dos o tres palabras, provocaciones amables, citas del autor, conminaciones a la memoria poética, búsquedas de lo no dicho.
''Ferrari, con las diferencias de generación, es compañero de lecturas de Borges, y es un conversador sagaz y parco, muy al tanto de que en estos casos, y en todas las ocasiones, hablar de más es pensar de menos."
Y del entrevistado, el autor de Días de guardar comentó:
''Borges suele conducir sus respuestas a dos terrenos, que son uno solo: la memoria, que es la receptora y la restructuración jerárquica de lo vivido, y el sentido del tiempo, que es, por así decirlo, la democratización de la eternidad. Borges está consciente de la doble naturaleza del tiempo: aquello que nos doblega y aquello que contenemos agónicamente."
En fin, se trata de dos tomos ''imposibles de resumir", como lo destacó el propio Monsiváis ante la amplitud y la diversidad de los temas, entre ellos, de manera detacada: la creación literaria, la realidad, el sueño y las imbricaciones que Jorge Luis Borges solía hacer con ellos en su trabajo creativo y en sus conversaciones.