Balance de la Jornada
Las camisetas también juegan
Y ayer lo demostraron Inglaterra y Argentina.
Los ingleses empezaron a ganar desde la ceremonia de los himnos. No sólo era notoria su superioridad física, sino también la mental. Amedrentados por la jerarquía del contrincante y el entorno en contra -aquello parecía una sucursal de la Liga Premier-, los paraguayos no salieron de su letargo ni con el gol en contra.
Lo valioso para los ingleses fue el triunfo. Y sólo eso, ya que su nivel fue apenas el mínimo y estuvo muy lejos del que deberán mostrar para ratificarse como uno de los favoritos al título.
Destacaron los pases precisos y la técnica depurada de David Beckham, pero fue decepcionante ver al cuadro inglés jugando con la simpleza de mandar balonazos al espigado Peter Crouch.
Un triunfo conseguido con un autogol tempranero no es para presumir, pero le dará al cuadro de Eriksson la tranquilidad para enfrentar sus siguientes partidos.
El árbitro Marco Antonio Rodríguez tuvo un buen trabajo. Rígido aplicador de las reglas, el pastor cristiano dejó en México la soberbia que a veces lo caracteriza y tuvo una actuación que le garantiza más actividad mundialista.
Argentina se presentó con una victoria luego del trago amargo de 2002. Tuvo más problemas de los esperados ante un equipo de Costa de Marfil al que da gusto ver jugar.
Sin embargo, pudo más el oficio sudamericano que la velocidad y enjundia africana. Los apodados Elefantes perdieron por su falta de puntería y su desconcentración en la defensa. Sin duda ha sido el duelo más emotivo en lo que va del torneo, algo digno del llamado Grupo de la Muerte.
De destacar el empate de Trinidad y Tobago. Los pupilos de Leo Beenhakker no tuvieron el pánico escénico que domina a los debutantes y con 10 elementos consiguieron un punto que les deja un sabor de victoria. Su punto en contra es ese tipo de acciones en las que se dejan ir con todo sobre el rival, y de ello Cuauhtémoc Blanco tiene amargos recuerdos.
México debuta hoy en tierras germanas. Aunque muchos dan por un hecho el primer triunfo nacional, el estilo de juego de una selección representa a un país. Y los iraníes ofrecerán una auténtica batalla.