Presenta el montaje de su coreografía de Carmina Burana con la Compañía Nacional de Danza
Busco humanizar a los bailarines, que no sean sólo figurines, señala Nellie Happee
Las limitaciones en la danza son de concepto, yo busco personas libres, afirma la coreógrafa
Ampliar la imagen Aspecto de la coreograf�a Carmina Burana, de Nellie Happee FOTO Jos� Jorge Carre�n
Dice que la suya es una danza clásica atípica. "Trato de humanizarla", explica, porque "la danza clásica es etérea, y yo quiero subrayar el elemento humano".
Nellie Happee no hace concesiones: "Mis trabajos buscan que los bailarines luzcan sobre el escenario ante todo como lo que son: personas reales y no figurines".
De tal forma, la bailarina y coreógrafa, una de las columnas del arte dancístico nacional, define la que ha sido su principal premisa de trabajo a lo largo de 56 años, trayectoria que será festejada en el contexto de la próxima aparición de la Compañía Nacional de Danza (CND) en el Palacio de Bellas Artes.
Esta tendrá lugar del 11 al 25 de junio y constará de un total de siete funciones, con un programa encabezado por la versión coreográfica de la famosa cantata Carmina Burana, de Carl Orff, creada hace 23 años por Happee y que en esta ocasión llegará a sus 100 representaciones.
Con duración de cerca de una hora, define en entrevista, "es una pieza de gran vitalidad y energía, una celebración a la vida. El gran reto fue, entonces, llevar a imágenes abstractas toda esa fuerza y ese gozo de la música y los textos, traducirlos en movimiento".
Con excepción de unas cuantas modificaciones, la versión que se mantiene hasta la fecha es la original que la artista realizó por encargo de Antonio López Mancera para ser estrenada en el Festival Internacional Cervantino de 1983.
"La idea de hacer la obra me aterraba. Hasta antes de ella mis trabajos habían sido de pequeñas dimensiones y menos fastuosos", rememora la maestra y coreógrafa de la CND, quien recuerda que la obra de Orff no era tan conocida en México cuando elaboró dicha coreografía.
"Fue un reto enorme también tener que mover a 56 bailarines en el escenario. No se trataba de hacer algo de grandes dimensiones, sino que lo que hicieran cada uno de ellos tuviera sentido."
En esta coreografía de Carmina Burana puede apreciarse claramente lo que es una característica esencial en el trabajo de Nellie Happee: tener a la danza clásica como base de sus propuestas.
"Nunca he buscado inventar un lenguaje nuevo. Tomo como punto de partida la danza clásica porque no tengo motivos para renegar de una herencia de tantos siglos. Sin embargo, la tomo de otra manera, con otro sentido", precisa.
"Le apuesto mucho a la individualidad, algo muy difícil de lograr. También me interesa mucho la libertad. En la danza clásica todo es etéreo y yo quiero subrayar el aspecto humano de la persona. En general me interesa que las personas se vean como lo que son, no como figurines. Quiero que se perciba la humanidad."
Lo anterior explica porqué la coreógrafa, autora también de la famosa pieza Esquina bajan, es partidaria de mostrar torsos más libres, como busca que sean también los brazos, manos y torsiones.
"No creo que esto sea una forma de atentar contra la danza clásica. Lo veo más bien como un enriquecimiento", prosigue. "No me interesa la rigidez de los corsettes, y el baile a ras de suelo tiene la misma belleza e intensidad que las puntas. La técnica clásica es un medio, no un fin."
Y, en ese mismo sentido, abunda: "Las limitaciones en la danza no son de la técnica, sino de concepto. No quiero torsos oprimidos por un corsette. Me interesan más mujeres libres, que respiren, que tengan entrañas; hombres y mujeres que se reconozcan como tales. No hay nada más hermoso que verlos y poder creer que son reales".
Nellie Happee señala a la sencillez como una de las piedras angulares de su quehacer, aspecto que, asegura, aprendió de sus maestros Anna Sokolov, Guillermo Arriaga y José Limón.
"Me quedó muy grabado lo que me decían que menos es siempre más, y así es como quitar y dejar lo esencial representa para mí algo muy importante", concluye. "De entrada, no puedo hacer las cosas para apantallar. No busco a priori sorprender ni ser espectacular de manera gratuita. Es algo que no se me da, cuando alguna de mis obras resultan así, pues no es de manera deliberada".
El programa que la Compañía Nacional de Danza presentará en el Palacio de Bellas Artes incluye además la obra Mirois, de Mark Godden, inspirada en la música de Ravel.
En la parte musical de Carmina Burana participarán la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes, bajo la dirección huésped de Juan Carlos Lomónaco. Las funciones serán domingos 11 y 18 de junio a las 17 horas; los martes 13 y 20, a las 20 horas, al igual que los jueves 15 y 22; y el domingo 25, a las 16:30 horas.