Los panistas buscaron convertir el Toreo en una extensión del estadio de Nuremberg
Afirma Calderón que obtendrá el triunfo "a pesar de los pesares y de los faules"
Ampliar la imagen Felipe Calderón en el acto panista que mezcló la política con el futbol, en el Toreo Foto: Cuartoscuro
Después de la victoria de la selección mexicana de futbol, Felipe Calderón se subió al templete y, rodeado de un séquito de deportistas y artistas, aseguró que él también obtendrá el triunfo el 2 de julio, sin importar "faules ni calumnias".
El candidato blanquiazul estaba contento, pero ni el primer triunfo de la escuadra mexicana en el Mundial de Alemania ni el show panista que mezcló a la política con el futbol y la televisión en el Toreo de Cuatro Caminos le hicieron olvidar el escándalo de su cuñado Diego Zavala.
Otra vez se defendió y habló de las "trampas" y "los pesares" que le han causado las acusaciones del PRD sobre el presunto tráfico de influencias en favor de su cuñado. Un día antes había dicho que cerraría el capítulo y trató de deslindarse, pero no se aguantó las ganas y volvió a hablar del tema.
Este domingo, la campaña panista literalmente se colgó de la euforia deportiva. Durante dos horas, la familia Calderón-Zavala y los panistas hicieron todo para ganarse la simpatía de los habitantes de colonias populares del estado de México, llevados en autobuses y microbuses que formaron parte de la escenografía del mitin futbolero.
Durante dos horas, el michoacano regaló balones, pateándolos a las gradas, celebró y sufrió goles, ondeó la bandera nacional, ofreció mensajes, repartió autógrafos y estuvo cerca de la multitud, aunque protegido por vallas metálicas.
A 22 días de la elección, el blanquiazul no escatimó recursos, aunque Jordi Herrera, coordinador de redes y organizador del acto, minimizaba los gastos. "Los dueños del lugar nos hicieron descuento, se portaron bien con nosotros". Sólo pagamos las sillas y las pantallas, decía. Pero el despliegue de recursos fue más allá.
Los panistas intentaron convertir el Toreo de Cuatro Caminos en una extensión del estadio de Nuremberg, sede del partido de la selección en Alemania. Como en los McDonalds, había dos canchas rápidas inflables a las que tuvieron acceso los niños de la zona selecta, de la parte baja del coso.
Formaron parte del espectáculo mediático jóvenes guapas que bailaban a ritmo de batucada y para completar el cuadro, alrededor había figuras de cartón de deportistas y artistas que apoyan a Calderón: Carlos Hermosillo, Juan Ignacio Reyes, la rockera Kenny, la taekwondoista Iridia Salazar y el cantante Antonio Aguilar.
Los candidatos a diputados y a senadores se disputaban las mejores estadísticas de acarreo. "Yo traje tres autobuses de Chicoloapan y cinco de La Paz", presumía uno de ellos.
Según Herrera, casi cumplieron la meta de las 11 mil personas, pero las gradas de arriba se quedaron vacías.
Minutos antes de que iniciara el encuentro, Calderón, su esposa Margarita Zavala y sus tres hijos, María, Luis Felipe y Juan Pablo, además de su coordinadora de campaña, Josefina Vázquez Mota, su vicecoordinador, Juan Camilo Mouriño, los candidatos mexiquenses y deportistas que respaldan su campaña se acomodaron en las gradas de la parte media.
Todos iban vestidos con la playera de la selección, sólo que con algunas modificaciones: el número 06 en la espalda y la frase "Vota Calderón" en la orilla de las mangas.
Como las revisiones se tardaron más de la cuenta, en algunos accesos la gente se arremolinaba, sobre todo cuando quería recibir sus refrescos y barritas energéticas de regalo. "Ooorale, cabrones", gritaban unos jóvenes en su intento por entrar, a sabiendas que el árbitro ya había dado el silbatazo de inicio en Alemania.
Adentro la gente también comenzó a impacientarse cuando las tres macropantallas no mostraban las escenas del partido, sino la llegada de Calderón y su familia, y en las bocinas sonaba una tonada promocional de la campaña. Comenzaron los chiflidos, pero los técnicos se movieron rápido y en segundos proyectaron las imágenes esperadas. El PAN eligió la transmisión de Televisa.
La anotación en el minuto 28 de Omar Bravo fue festejada como si el panista hubiera sido el autor. El lema "Para que vivamos mejor" se escuchaba de fondo mientras en la televisión repetían el gol.
Vino la preocupación con el tanto de Irán. Temiendo que eso concluyera en una derrota, en el intermedio el panista mejor adelantó su mensaje. Arengó a los asistentes a escribir una "nueva página de la historia" y hacer que prevalezca la fuerza de los pacíficos sobre los que siembran el odio.
Mientras Calderón pateaba balones a las gradas, los mexiquenses tuvieron que chutarse sus espots alusivos al Mundial, como en el que aparece Francisco Kikín Fonseca o el video de una cascarita que jugó el abanderado.
La escuadra panista se reanimó cuando Bravo anotó el segundo gol. Un día antes Calderón había dicho que el marcador quedaría 2-1.
Luego vino el tercer gol de Zinha. No importó el mal cálculo del marcador.
Quien fuera el primer candidato presidencia en tomarse la foto con los seleccionados celebró como suyo el triunfo, volvió a tomar el micrófono y recordó, como había dicho a los futbolistas, que había que poner el corazón en cada jugada.
Aunque parecía un día redondo, volvió a referirse al tema del cuñado incómodo y dijo que obtendrá la victoria en las urnas, "a pesar de los pesares, a pesar de los faules, a pesar de las trampas y de las calumnias".
Los panistas ya comparaban ese resultado con el de las elecciones. El polémico candidato panista al Senado por el estado de México, Ulises Ramírez, ya hacía cuentas: "Fíjate, primer debate, primer gol; segundo debate, segundo gol, y dos de julio 3-0".
A esas alturas ya no se sabía dónde estaba la frontera en la campaña política, el futbol o el negocio televisivo.