Debates inútiles
Dicen los "expertos" que los debates se ganan en el posdebate. Es decir, el ganador lo deciden los "formadores de opinión", vale decir, en buena medida, la propaganda (con todo y encuestitas) que cada candidato logra armar acerca de su participación en un debate.
Esta vez, para todo efecto práctico, no hubo posdebate. A Andrés Manuel López Obrador le funcionó la estrategia sorpresiva del cuñado incómodo, que la impericia política de los operadores panistas no supieron contrarrestar: la agenda de los medios, durante la semana anterior ha estado dedicada, en el primer plano, a debatir si es cierto o no es cierto lo que dice AMLO sobre el cuñado hecho famoso en un santiamén; al plazo perentorio de 24 horas que, actuando como autoridad judicial, pero a gritos, dio Calderón a López Obrador, para presentar las pruebas de lo denunciado públicamente por este último; a la "denuncia por daño moral" del cuñado Diego Zavala contra AMLO; al crucial asunto de si las cajas con los presuntos documentos probatorios de los jugosos negocios del cuñado estaban semivacías o semillenas o todo lo contrario.
¿Alguien recuerda qué dijeron los candidatos sobre seguridad pública y combate a la corrupción? ¿De qué trató el tema de la gobernabilidad? ¿Cuál fue la novedad en materia de política exterior y migratoria que propone Calderón, dado que López Obrador sólo dijo que el tema está decidido en la Constitución? ¿Quién tiene cuidadosamente registradas las propuestas sobre federalismo, fortalecimiento municipal y desarrollo regional, para formarse un juicio sobre estos asuntos decisivos para el futuro de la República? ¿Y la reforma del Estado, que tantas expectativas ha creado, ya sabemos de qué se trata, según Calderón y AMLO, principales contendientes? Y, ¿qué tal todos los "análisis" de enfoque "sicológico" y de actitudes?, ¿o los que nos hicieron notar con perspicacia notable que a Calderón le sobraba maquillaje y AMLO le sobraba sudor en la cara porque no quiso maquillaje? ¿Le aportaron a usted mayor entendimiento sobre la grave complejidad de esos temas en los que un acuerdo interpartidario es ineludible para el desarrollo del país?
A los electores les será imposible tomar una decisión basándose en las propuestas que sobre esos temas cruciales nos presentaron los candidatos. O sea, el debate sirvió para maldita la cosa.
Sirvió para continuar mostrándonos que la política de los partidos principales está en otra parte, que no consiste en la explicación de propuestas y en el contraste inteligente entre las mismas, que es un asunto de imágenes inventadas sobre sí mismo y sobre el otro, que es cuestión de millones de pesos despilfarrados y de poderes fácticos que se mueven en la oscuridad.
Después de estos inútiles debates quedará, muy probablemente, una sociedad sumamente dividida, polarizada, y no está a la vista cómo el candidato victorioso de la contienda podrá recomponer y hacer posible una gobernabilidad sobre la cual no oímos nada sustantivo en el "debate".
No es posible, no es admisible que volvamos a vivir una contienda política como la que estamos viendo: un merengue de subdesarrollo. Un gasto astronómico, que desde luego podría tener un mucho mejor destino. Unos "debates" que no son, y en los que no podemos ni verle la cara a los otros candidatos cuando uno de ellos habla: ¿qué temen?, ¿a quién temen? Una contaminación visual de horror en las calles, y miles de toneladas de plástico utilizada para fabricar los pendones propagandísticos que cuelgan en todas partes por todo el país, y que después será contaminación no visual, sino de tierras y aguas porque el plástico no es biodegradable. ¿Por qué el Congreso no ha incluido entre sus disposiciones electorales la prohibición del uso del plástico para una propaganda que se vuelve inútil al volverse una sobresaturación que es naturalmente rechazada por los ojos de cualquier persona?
¿Tendremos ocasión todavía de conocer, de que le sean pacientemente explicadas las propuestas de los partidos por sus candidatos? Parece sumamente improbable: los medios estarán repletos de las patadas a los balones germanos. Durante un mes. Podemos empezar a despedir la contienda electoral. De una parte será un respiro a muchas sandeces y disparates. Ahora oiremos los disparates y las sandeces de los locutores del fenómeno de masas más importante del planeta: el campeonato mundial de futbol, durante un mes. El más globalizado de los eventos de cualquier tipo acaparará la atención de millones en México, como en el mundo. Aunque puede haber algunos vínculos entre los estruendos de los estadios alemanes, y nuestra contienda electoral: ya Roberto Madrazo se hizo anunciar en un estadio, violando la ley electoral. De haberlo sabido, seguramente no habría incurrido en ese acto de oportunismo deportivo-electoral. Pero como hasta los candidatos ignoran las disposiciones de esa ley, es de suponerse que el IFE le impondrá una multita al PRI y Madrazo, al menos por unos días, hará reír a más de uno.