El asesinato de Zarqawi no influye en la opinión pública que rechaza la guerra: sondeo

Bush analiza los costos para EU de una presencia militar permanente en Irak

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Nueva York, 12 de junio. El Congreso de Estados Unidos reanudará esta semana su amplio debate sobre la guerra en Irak y Afganistán, y al mismo tiempo habrá más pagos del gobierno estadunidense a las familias de las víctimas, correrá más sangre denunciada por grupos pacifistas, habrá más violaciones a los derechos humanos en Guantánamo, lo cual también será denunciado por grupos de defensa de derechos humanos, habrá otra encuesta que registra que la mayoría se opone a esta guerra, y nadie parece saber cómo es posible que todo esto se repita mañana y pasado mañana.

Todos los días hay noticias empapadas de sangre, y todos los días los estadunidenses pueden cenar viendo imágenes de muerte y destrucción en sus noticieros. Las noticias de días recientes ofrecen un mosaico de sangre tan común que parece parte de normalidad.

Uno puede enterarse, por ejemplo, que comandantes estadunidenses en Irak aprobaron pagos por un total de 15 millones de dólares por muertos, heridos y daños a propiedades por sus operaciones militares a civiles iraquíes, en lo que se llaman "pagos de condolencia". En 2004 un escuadrón de marines entregó más de 200 mil dólares en efectivo, en un solo día, por operaciones en Najaf. O el hecho de que intensificar combates en Afganistán ha resultado en más ataques aéreos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en ese país que en Irak durante el mes pasado; unos 750 sólo en mayo, y más de 400 muertos. Todos lo días hay más.

El Congreso iniciará su debate en el pleno de ambas cámaras esta semana. En la cámara baja se discutirá una resolución que afirma que "Estados Unidos completará la misión en Irak y prevalecerá en la guerra mundial sobre el terror", y la lucha para "proteger la libertad contra el adversario terrorista". En el Senado se analizará un proyecto de ley del presupuesto militar. El liderazgo republicano pintará en colores triunfantes la guerra, buscará señalar como cobardes a legisladores que proponen un retiro de las tropas, y utilizará la muerte de Abu Musab Zarqawi como muestra de los grandes avances contra el "terror" en Irak y el resto del mundo.

Las voces disidentes, descartadas

Procurarán no hablar de la matanza de 24 civiles iraquíes por un escuadrón de marines, el hecho de que la violencia parece intensificarse en Irak, y descartarán el suicidio de tres reos en Guantánamo. También evitarán mencionar las voces disidentes dentro del gobierno y las declaraciones públicas de por lo menos siete generales que han denunciado la política bélica del presidente George W. Bush y sus aliados en meses recientes. Jamás mencionarán que el supuesto papel central de Zarqawi en la insurgencia de Irak es más un invento de los estadunidenses que la realidad.

Bush anunció la semana pasada la muerte "del comandante operativo del movimiento terrorista en Irak", pero como señala Richard Clarke, ex jefe antiterrorista del Consejo Nacional de Seguridad, "no hay un solo comandante operativo de la insurgencia. Zarqawi era comandante de una pequeña organización... sólo tenía a unos cientos de insurgentes, casi todos extranjeros, en un país donde los militares estadunidenses calculan que la insurgencia es de entre 20 a 40 mil, casi todos iraquíes".

Por otro lado, los promotores de la guerra aseguran que también desean el retiro de las tropas lo antes posible, pero que esto no pude suceder hasta que esté "completa" la misión. En los últimos días, militares estadunidenses y el nuevo gobierno de Irak han declarado que se reducirá de manera drástica el número de tropas estadunidenses en los próximos dos años. Pocos se fijaron que hay planes para mantener una presencia militar permanente en la zona.

En una nota poca comentada del New York Times, se reportó que el presidente Bush y sus oficiales están estudiando los costos de mantener una fuerza de unas 50 mil tropas en Irak durante los próximos años. Como señala el Times, eso será más o menos el mismo número que Estados Unidos mantuvo en Filipinas y Corea durante décadas después de esos "conflictos".

Este asunto, y cómo mantener en el poder al gobierno en Irak, son tema de una sesión de estrategia que están realizando el presidente y su equipo esta semana, aunque en público evitará hablar de la presencia militar a largo plazo, ya que enfrenta cada vez más presiones de los demócratas y algunos legisladores republicanos sobre el retiro de esas tropas. El presidente interrumpió hoy la sesión para ofrecer palabras de apoyo al equipo de Estados Unidos antes de su primer partido en el Mundial de Futbol, lo cual no evitó una derrota humillante de 3 a 0 frente a la República Checa.

Mientras, se habla de investigaciones oficiales sobre los abusos de guerra, Guantánamo y más, pero las indagatorias siempre revelan lo mismo: que la guerra y las violaciones de derechos humanos continúan.

El New York Times comentó hoy en su editorial que los suicidios de tres reos en Guantánamo no deberían sorprender a nadie. "Fueron el resultado inevitable de crear un inframundo de desesperanza más allá de las leyes de las naciones civilizadas, donde hombres son detenidos sin ninguna esperanza de trato decente, justicia imparcial o, en tantos casos, de una liberación eventual". Agregó que los reos son "abusados, humillados, atormentados y a veces torturados". Y señaló que seguramente algunos son hombres peligrosos, el hecho es que sólo 10 de los cerca de 465 prisioneros han sido formalmente acusados de delitos. Recuerda también que 23 reos intentaron suicidarse en Guantánamo durante ocho días en agosto de 2003, aunque los militares encubrieron el hecho durante 18 meses.

Comentarios pasmosos

El comentario sobre el incidente del jefe de la prisión, almirante Harry Harris Jr., fue tan pasmoso como los suicidios, opinó el Times. "Creo que esto no fue un acto de desesperación, sino un acto de guerra asimétrica realizada en nuestra contra". Los prisioneros, dijo, "no tienen ningún respeto por la vida, ni la de nosotros ni la de ellos".

El Departamento de Estado intentó distanciarse de los comentarios de su funcionaria Colleen Graffy, subsecretaria asistente de diplomacia pública, quien había declarado a la BBC que los suicidios eran "una buena movida de relaciones públicas para atraer atención" por parte de los "terroristas".

La encuesta más reciente sigue comprobando que la mayoría de los estadunidenses desaprueba la guerra; 59 por ciento la considera un error (el nivel más alto registrado en torno a esta pregunta, según el sondeo de Ap-Ipsos. Según una encuesta de hoy de CNN, 54 por ciento cree que las cosas van mal en Irak, y 57 por ciento cree que es probable que tropas estadunidenses hayan cometido crímenes de guerra. Todo indica que la muerte de Zarqawi no ha impactado en la opinión pública contra la guerra. Pero la pregunta, entonces, es: ¿cómo es posible que continúe esta aventura de sangre?

Los medios y los políticos celebraban la muerte de Zarqawi -como si todo fuera parte de un espectáculo de propaganda-, pero por lo menos un hombre no celebró aquí. Michael Berg, el padre de Nick Berg, quien fue degollado por Zarqawi, declaró que la muerte del asesino de su hijo sólo provocará mas violencia. "Zarqawi sintió el aliento de mi hijo sobre su mano cuando le puso el cuchillo contra su garganta, Zarqawi tuvo que ver sus ojos cuando lo hizo. George W. Bush está sentado con ojos de vidrio en su oficina, entre papeles condena a la gente a la muerte. Eso para mí es un terrorista real", afirmó la semana pasada.