Fanáticos del Islam persiguen y asesinan a los aficionados al futbol
Ver la Copa puede ser mortal en algunos países como Somalia
Berlín, 13 de junio. Desde Mogadiscio hasta Kabul pasando por Bagdad, no cabe duda de que seguir por televisión los partidos de la Copa del Mundo 2006 de futbol puede ser malo para la salud y a veces inclusive fatal.
En la capital somalí, presa de una rebelión islamista, los tribunales prohibieron a la población ver jugar a Alemania por televisión, considerando que era contrario a las enseñanzas del Islam.
En breve aunque violenta protesta, dos personas fueron asesinadas mientras la Unión de Tribunales Islámicos obligaba a cerrar tres cines y advertía a los aficionados al futbol que no vieran los partidos que se retransmiten vía satélite.
"Los tribunales islámicos han ordenado el cierre de tres cines" , declaró Abdulaziz Hanad, residente de Sukahola. "Quieren asegurarse de que nadie vea los partidos del Mundial", añadió.
En Bagdad, muchos iraquíes temen perderse el espectáculo porque la televisión pública nacional no tiene los derechos de retransmisión y el precio de las suscripciones a canales privados está por encima de las posibilidades de la gran mayoría.
"No puedo comprar un decodificador para el canal árabe que está emitiendo todos los partidos", decía el estudiante Mustafá Abdel Sattar. Por 175 dólares los suscriptores reciben los 64 partidos del Mundial a través del canal ART.
En otro país agitado por la violencia, los 10 mil miembros de las fuerzas de la OTAN pueden ver los partidos en pantallas gigantes en la sede de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Kabul.
Los soldados de Alemania fueron los primeros en ver a su equipo ganar 4-2 a Costa Rica el viernes, a 5 mil kilómetros de Munich, donde se jugaba el partido inaugural del Mundial.
Unos 200 soldados de la OTAN -alemanes, franceses, británicos, macedonios, turcos y suizos- fueron al Wolves' Den, bar del campo Warehouse para seguir en directo la retransmisión del partido. Algo que habría sido imposible hace cinco años, cuando los talibanes prohibieron la televisión y proscribieron el futbol.
Luego cedieron, aunque los jugadores debían ir cubiertos e interrumpir los partidos a la hora de rezar. Inclusive se prohibía aplaudir al público.
En la isla indonesia de Java, donde murieron casi 6 mil personas en el terremoto del mes pasado, los habitantes tratan de acceder al Mundial por televisión.
Faturohman, amante del futbol, asegura que la perspectiva de perderse el torneo le entristece mucho. "Estoy arruinado. La electricidad sería un entretenimiento para nosotros ahora que seguimos pagando las consecuencias del terremoto", dice el fan del delantero inglés Michael Owen.