La izquierda radical ante las elecciones
Comienzo a pensar que mis viejos amigos de la izquierda radical están enloqueciendo o que se subieron a un Sputnik y se alejaron de este planeta.
La primera afirmación de mis amigos, en su artículo "México, el voto 'útil' es inútil para los trabajadores..." (Ver Boletín informativo-Red solidaria de izquierda radical), es que los partidos de la burguesía se disputan la Presidencia y todos buscan mantener la legitimidad de las instituciones que han posibilitado ahondar la brecha entre pobres y ricos, golpear fuertemente las conquistas de los trabajadores y limitar con ello las libertades democráticas.
Me llama la atención lo anterior, pues la Liga de Trabajadores Socialistas, la Liga de Unidad Socialista y los Maestros Socialistas de la sección 10 del SNTE, pertenecientes a la CNTE, son socialistas e inspirados en el marxismo. Todos ellos saben y han estudiado el papel de los aparatos del Estado en un país capitalista y a qué intereses sirve ese Estado. Buena parte de esos aparatos estatales son instituciones, pero éstas son partes de aquél, del Estado, y no al revés. Si éste sirve a los intereses del capital, como es lógico que ocurra en un país capitalista, es evidente que la brecha entre pobres y ricos será cada vez más grande. Una de las leyes del capitalismo es precisamente la concentración y la centralización del capital. Y toda concentración de capital ahonda la brecha entre pobres y ricos. No son las instituciones, es el capital. Y éste, vale la pena recordar, ve en los trabajadores mercancías, no seres humanos: lo que le importa al capital es la fuerza de trabajo como mercancía y como insumo para la producción. Por esto el capital busca siempre que esta mercancía le salga más barata. De aquí que tienda a golpear fuertemente las conquistas de los trabajadores. Desde que Engels escribió sobre la clase obrera en Inglaterra este tema es bien conocido, para no hablar de los ejercicios teóricos de Marx sobre el trabajo y el capital.
Sólo el socialismo, que aún no existe, podrá garantizar un papel distinto del Estado: proteger la propiedad social y mejorar la condición de vida de los habitantes de un país. Pero será otro Estado, uno socialista, y no uno capitalista.
Ciertamente los partidos de la burguesía se disputan la Presidencia en México, un país capitalista. Antes, no hace muchos años, partidos que aspiraban a representar a los trabajadores también lo hicieron. Pero tuvieron dos problemas principales: 1) no lograron representar a los trabajadores y que estos se sintieran representados por esos partidos, y 2) disputaron electoralmente por la presidencia, pero no lograron convencer al suficiente número de mexicanos para ganar. Lo que sí lograron fue disminuir su votación hasta desaparecer del espectro electoral del país. ¿Quiénes tuvieron la culpa de ese fenómeno? ¿Los mexicanos que no se dieron cuenta de la oferta política y social de aquellos partidos? ¿Los partidos burgueses que buscaron atraer el voto de la mayoría de los mexicanos adoptando posiciones de centro (de centro derecha y de centro izquierda), de derecha y hasta de ultraderecha, pero no de izquierda socialista? ¿No hubiera sido una contradicción que un partido burgués propusiera el socialismo?
En mis tiempos de juventud aprendimos una cosa a mi manera de ver elemental: que los partidos revolucionarios tendrían que educar a la población, sobre todo trabajadora, en la lucha por el socialismo, y, siguiendo a Lenin, que esos partidos revolucionarios deberían de luchar también por participar en los sindicatos, aunque éstos estuvieran dirigidos por líderes oficialistas, y en los parlamentos, aunque éstos fueran mayoritariamente burgueses. No hacerlo, decía Lenin, era perder el contacto con los trabajadores y no aprovechar tribunas importantes para difundir el pensamiento socialista. Pero en México todo esto pertenece al pasado.
En la actualidad no hay ningún partido socialista que compita ya no digamos por la Presidencia, sino por una diputación. De aquí que nuestros candidatos obreros socialistas (dos, para ser precisos) estén en las listas del PRD, para tener una tribuna parlamentaria. ¿Los habría aceptado el PAN o el PRI en sus listas? ¿Les creeríamos que son socialistas si formaran parte de las candidaturas de estos dos últimos partidos? Yo no.
Otro punto que critican mis amigos es que muchos analistas, intelectuales y figuras políticas, con el argumento de cerrarle el paso a la ultraderecha, están llamando al voto útil. Y luego fijan su posición: "cualquiera que gane la Presidencia actuará en función de los intereses del capital, nacional e imperialista". Sí, es lo más probable, pero ¿será igual un presidente que como candidato ha dicho que aplicará mano dura y que por encima de los movimientos sociales está la ley y ésta es la que debe aplicarse y no la política? ¿Será igual que otro candidato que dice que el ejército nunca deberá usarse contra los movimientos sociales ni contra los trabajadores y que, en todo momento, ha privilegiado la política (y la negociación) sobre la aplicación de la ley tratándose de movimientos sociales? ¿Será igual un candidato burgués que ha prometido no sólo la continuidad de las políticas neoliberales, sino profundizarlas con base en la aplicación de la ley, que otro candidato "burgués" que dice que hay que elevar los niveles de vida de la población, primero y antes de otras acciones?
¿Mis amigos de las organizaciones mencionadas saben lo que significaría para el país un gobierno de ultraderecha, seis años más? ¿Podrían comparar objetivamente, por ejemplo, la posición de las policías del Distrito Federal con las del estado de México? ¿A Joel Ortega, secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, con Wilfrido Robledo, titular de la Agencia de Seguridad del estado de México?
Sí, inclúyanme entre los que están en favor del voto útil por López Obrador. El argumento de cerrarle el paso a la ultraderecha no me parece frívolo. Al contrario, muy serio y de enorme importancia para el país. Absténganse o anulen su voto, luego no lloren.