Nueve de los ''mensajes'' del arquitecto se muestran en el Museo Experimental El Eco
La obra de Goeritz está al alza en el mercado mundial del arte
El rescate y reapertura del lugar detonó el interés por sus creaciones: Guillermo Santamarina
Por primera vez se expone al público una pieza perteneciente a la colección TenarisTamsa
Ampliar la imagen Mathias Goeritz (1915-1990) creó sus ''mensajes'' sobre láminas doradas y perforadas Foto: Archivo
La obra de Mathias Goeritz (1915-1990) está al alza en el mercado internacional del arte, expresa Guillermo Santamarina, director del Museo Experimental El Eco, que ha organizado una exposición de nueve de los llamados ''mensajes", entre ellos el de mayores dimensiones, de ocho metros de largo por tres de altura, del arquitecto y artista alemán radicado en México a partir de 1949.
La casa de subastas Christie's vendió en mayo pasado tres obras de Goeritz, dos ''mensajes", precisamente, y una escultura. Catálogo en mano, Santamarina señala que ''uno de esos 'mensajes', de 81 centímetros por 81 centímetros, tenía un precio de salida de 50 mil dólares y se vendió en 80 mil. Y, el otro, que es espectacular, hermano del que está ahora aquí de visita, tiene alrededor de cuatro metros (282 x 457 centímetros), se vendió en 350 mil dólares".
La escultura es el bronce con pátina La serpiente de El Eco (1953), de 11 por 30 por 9.5 centímetros, con un precio estimado de 18 mil a 22 mil dólares.
''Ahora, todo mundo busca un Goeritz para su colección", asegura Santamarina, interés que relaciona con el rescate, restauración y reapertura de El Eco en septiembre de 2005.
Cuerpos místicos
Goeritz realizó sus ''mensajes" sobre láminas doradas y perforadas, cuyas dimensiones variaron desde 20 centímetros hasta la ya mencionada: ''Esos aparecieron en 1958 tras la consideración de llamarles sudarios (cambió de opinión cuando se acordó que no hacía mucho Rothko había coincidido en esa mención religiosa). La consideración religiosa era adecuada, pero su enfoque podría ser más extenso en los rumbos de una comunicación ilimitada".
Para Santamarina, curador de la muestra con David Miranda, este ''gesto universal" de Goeritz se encuentra en muchas de sus obras ''en las que hay elementos gráficos que podrían corresponder a un lenguaje en particular, sin embargo, son abiertas a interpretaciones, relacionadas más bien con las claves detrás de la comunicación. Está el Poema plástico como un ejemplo de eso mismo.
''No tienen relación con el Braille, como alguien ha pensado. Son cuerpos místicos, pero no tienen un nexo específico con ninguna religión, aunque uno de los 'mensajes' exhibidos tiene una estrella de David. Tampoco podemos decir que pertenecen a un renglón del arte abstracto al 100 por ciento. No están relacionados nada más a la forma o una experiencia estética, sino como Goeritz siempre indicó, en una noción enigmática y abierta a muchas relaciones, en especial con símbolos religiosos.
''De allí que Mathias esté también catalogado por las escuelas y la historia del arte, como el primer artista minimalista, porque sus obras no estaban exentas de un significado. Eran precisamente emblemáticas.
''Si hubiera sido así, tal vez habría sido uno de los primeros de un movimiento abstracto muy austero, pero no iba por allí. Todavía guardaba mucho respeto hacia un lenguaje comunicable común."
El ''mensaje'' de mayores dimensiones, exhibido en la sala principal de El Eco, pertenece a la Colección TenarisTamsa, y es la primera vez que se expone al público. Inclusive, para la apertura se ''iluminó" con velas, intención que alguna vez manifestó el artista.
Santamarina añade que existe un ''mensaje'' en Nueva York, ''casi tan grande como éste", en un edificio de Mies Van Der Rohe. Recordó que también está el ''mensaje'' del Hotel Camino Real, que tiene cerca de cinco metros. Goeritz trabajó en estas obras hasta 1970, pero todavía no se sabe a ciencia cierta cuántos produjo.
A la mitad de la exposición Goeritz: mensajes, que concluirá hasta el 20 de agosto, ''llegará también La serpiente de El Eco", anuncia Santamarina, aunque no será la original que está en el Museo de Arte Moderno.