Propuesta de Sublevarte, colectivo de gráfica callejera
Siembran de imágenes la urbe para invitar a dudar y pensar
En su búsqueda por hacerse oír, los movimientos sociales suelen olvidar un principio básico: es tan importante luchar con ideas como hacerlo con imágenes. Un grupo de jóvenes estudiantes, diseñadores y dibujantes asumen tal premisa, y para ello se ha dedicado a ''sembrar" las paredes de la ciudad con imágenes que invitan a las personas a dudar y a pensar.
Candidatos presidenciales ''desnudados" con sólo ponerles una nariz de payaso; cuerpos humanos con una televisión en lugar de cabeza; imágenes bizarras y divertidas, y también mensajes directos de denuncia política.
Todo lo anterior forma parte de la propuesta visual de Sublevarte, colectivo con más de seis años de trabajo y que participa en La Otra Gráfika, proyecto que apoya a la otra campaña del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y cuenta con una amplia colección de imágenes que se pueden ''bajar" de Internet (mexico.indymedia.org/laotragrafika) para ser modificadas y utilizadas libremente en carteles, volantes, playeras, mantas, revistas y calcomanías.
Concientizar, pero sin adoctrinar
En entrevista, los integrantes de Sublevarte hablan de la importancia de la imagen para todo movimiento político en la labor de generar conciencia colectiva, pero sin ''adoctrinar".
Surgido en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en el contexto de la huelga estudiantil de 1999, el grupo se formó como respuesta al lenguaje visual ''estereotipado" que aún caracteriza a la izquierda. ''Quisimos hacer carteles distintos, más lúdicos, y asumir el espacio público con libertad de creación", cuenta un integrante del colectivo.
Sublevarte es uno de los referentes de la gráfica callejera emergente de la ciudad y sus herramientas son las pintas con esténcil (moldes de cartón, poliuretano o plástico rígido con una imagen diseñada en alto contraste, sobre el que se pasa el spray), además de calcomanías o stickers.
La represión policiaca en Atenco, el abstencionismo consciente, los presos políticos y la movilización del EZLN son algunos de sus temas recurrentes. ''Nuestras imágenes no son marca registrada, se van colectivizando hasta que no pertenecen a nadie".
El eterno problema de la izquierda, afirman, es su discurso visual: ''refritear las mismas imágenes de siempre y no abrirse a nuevas propuestas, no dar importancia a lo estético y no asumir el riesgo de hacer cosas nuevas. Y no sólo es por lo estético per se, sino por la necesidad de vehiculizar contenidos", dicen.
Más que pontificar sobre la participación política, buscan ''sembrar mensajes que hagan pensar sobre la realidad que vivimos y contrarrestar la influencia de los medios de comunicación masiva. No queremos caer en el panfleto, sino generar más preguntas que respuestas".
Con su trabajo muestran que sí existen alternativas para los diseñadores, quienes sólo son considerados ''buenos maquiladores de gráfica. Somos creadores y para nosotros no hay espacios" en el mercado de trabajo. Pintar paredes también implica recordar que ''el arte está entre la gente y no sólo en las galerías, y demostrar que sí se pueden construir alternativas a los medios comerciales. Hay que profesionalizar la resistencia, aunque nos duela el término".