Valle Visión: viñedo agridulce
The Vines, o Las Viñas, trío australiano que alcanzara la fama con el disco Highly evolved (2002), tras tibio retorno con Winning days (2004), contrataca con Vision Valley (2006), que por desgracia se queda corto otra vez, en comparación con su excelente debut.
Muchos los compararon, prematuramente, con Nirvana, y hay buenas muestras de la potencia post-grunge (Any sound, Gross out, F*k Yeh) y del rock proto-punk de NY (Futuretarded, Dope train), resucitado por la camada de los Vines, Strokes, Interpol, Hives y White Stripes (etcétera).
Sin embargo, la delirante potencia de los Vines se debilita, quizá porque Craig Nicholls, vocal, compositor y guitarrista, famoso por sus excesos, se destrozó el alma y la garganta, además de que en 2005 le diagnosticaron un desorden neurobiológico llamado síndrome de Asperger.
Nicholls sólo hizo un breve alto y retornó más diluido en baladas sicodélicas, con influencias beatlemaniacas (Vision Valley, Take me back, Going gone, etcétera), que no son su fuerte y ya empiezan a repetirse. Tal vez Spaceship, la pinkfloyesca pieza final, promete niveles más trascendentes para los Vines, en un futuro ya retrasado. Entre reflexivo, destructivo, nihilista y nostálgico, los Vines parecen en Valle Visión un racimo de uvas agridulces, desangrándose en el viñedo.
Vision Valley, The Vines. Discos Capitol, 2006. Formato: cidí. Género: rock, grunge, punk, garage, pop. Precio de lista: 171 pesos.
José Agustín Ramírez