Activa el Pentágono su sistema antimisiles ante posible lanzamiento norcoreano
Desplaza guerra contra el terror temas prioritarios para ciudadanos de EU
La polarización del debate político se trata en verdad de una "guerra de clases" en el país: analista
Ampliar la imagen Frente al hotel donde se hospeda el presidente George W. Bush en Viena, se manifestaron ayer pacifistas que exigieron al gobernante el fin de la guerra en Irak Foto: Ap
Nueva York, 20 de junio. ¡Ay nanita! Que los norcoreanos están preparando el lanzamiento de un cohete con la capacidad de alcanzar las costas estadunidenses, que Irán continúa elaborando materiales para una bomba nuclear, que hace un par de años casi hubo un atentado terrorista contra el metro en esta ciudad, que en Nueva Orleáns están desplegando tropas para contener una ola de violencia...
Estas amenazas han logrado que otros asuntos -por cierto, algunos de los que la mayoría de este pueblo consideran prioritarios como empleo, salud, educación y más-, sean desplazados a un rango secundario. La "guerra global contra el terror", insisten los políticos, es lo más importante.
Mientras el gobierno de George W. Bush asegura que se alcanzará el triunfo en Irak -aunque después de decenas de miles de civiles iraquíes muertos y más de 2 mil 500 soldados estadunidenses caídos nadie puede ver el fin de este conflicto- nuevos frentes ofrecidos por dos integrantes del "eje del mal" ayudan a desviar la atención de los engaños, desastrosos manejos políticos, diplomacia fracasada y política económica que sólo ha beneficiado a los más ricos, y los ya incontables escándalos políticos que han marcado a este régimen en Washington.
Hoy Estados Unidos anunció que ha activado su sistema de defensa antimisil en respuesta al posible lanzamiento del misil intercontinental norcoreano. Esa acción, advirtió Washington, sería una "provocación". Sin embargo, un ex alto funcionario del Pentágono declaró a la agencia Reuters que "si en verdad intentan derribar esta cosa que podría lanzar Corea del Norte y no atinan, sería terriblemente vergonzoso" para Estados Unidos.
Mientras el país enfrenta estas amenazas, el Congreso decidió aprobar un incremento de salarios, no de todos los trabajadores, sino de los suyos. Lo ha hecho anualmente, a pesar de que en nueve años ha rehusado elevar el salario mínimo federal de 5.50 dólares la hora. Según economistas, el nivel real del salario mínimo estadunidense está en su nivel más bajo desde 1947. Los legisladores se han incrementado el salario ocho veces por un total de 29 por ciento en los últimos 9 años, el salario mínimo ya no es suficiente para mantener una familia de tres fuera de la pobreza.
Paul Krugman, economista y columnista del New York Times, argumenta que la polarización del debate político en Estados Unidos no tiene que ver con las posiciones sobre la guerra y sobre quién es más "patriota", sino que se trata en verdad de "guerra de clases". La derecha, apunta, siempre ha polarizado el debate político cuando se incrementa la brecha entre clases sociales.
Opina que la movida de los republicanos hacia la derecha en política económica ha sido disfrazada con un debate sobre el "terrorismo" y un poco de religión, ya que "un partido cuyas políticas económicas favorecen a una estrecha elite necesita enfocar la atención del público en otra cosa. Y no hay mejor manera de hacerlo que acusar al otro partido de no ser patriótico y sin Dios".
Cuando el clima de temor está que arde, entre tantas amenazas a la patria, ¿cuál es la que amerita mayor atención del Congreso? La quema de la bandera nacional. Esta semana, el Congreso promueve una enmienda constitucional que prohíbe que se queme o maltrate la bandera nacional. Nadie ha detectado alguna epidemia de quemazones de banderas, pero el liderazgo republicano ha determinado que esto, junto con la prohibición de los matrimonios gay, están entre las amenazas más urgentes que enfrenta Estados Unidos.
Pocos se han fijado que la creación de un estado en permanente alerta ante amenazas de todo tipo, desde misiles norcoreanos a parejas gay que desean casarse, genera a la vez un lucrativo negocio de la seguridad. El New York Times reveló que por lo menos 90 de los altos funcionarios que ayudaron a conformar el relativamente nuevo Departamento de Seguridad Interna o estaban en la oficina de Seguridad Interna de la Casa Blanca, son hoy "ejecutivos, asesores o cabilderos de empresas que colectivamente realizan negocios de seguridad doméstica que valen miles de millones de dólares".
Entre ellos está el primer secretario de Seguridad Interna, Tom Ridge. Más de dos tercios de los ejecutivos de más alto rango en los primeros años de esa secretaría ya han ingresado al sector privado directamente relacionado con ese segmento de negocios, uno que está gozando un pleno auge en medio de tantas amenazas.
Muchos machos
Durante los últimos días, el Congreso ha sostenido un apasionado y feroz debate sobre la guerra en Irak, donde los republicanos -armados con materiales preparados por el Pentágono para este propósito- convirtieron el debate en un concurso sobre quién era el más macho en torno a la guerra. "Es una batalla que tenemos que aguantar y una en que podemos y seremos victoriosos", declaró el presidente de la cámara baja, Dennos Hastert.
Se acusó a legisladores que desean un próximo retiro de las tropas de ser casi traidores y cobardes. "El pueblo estadunidense necesita saber quiénes son exactamente. Es hora de tomar posiciones y votar. ¿Es Al Qaeda o es América?", declaró en el pleno el legislador Charlie Norwood.
La guerra dirigida por un presidente, un vicepresidente y varios legisladores que tienen en común haber evitado ser enviados a la guerra cuando eran jóvenes, intentaron calificar a varios veteranos -incluidos a condecorados de la guerra de Vietnam como el representante John Murtha y el senador John Kerry- de cobardes bajo la consigna de que los demócratas no tenían "la columna vertebral" para completar la misión en Irak.
Con tantos machos y tanta amenaza por doquier, uno se siente más inseguro que nunca. Y esa inseguridad se vuelve negocio para los encargados de ofrecer seguridad con la construcción de muros fronterizos, fabricación de armas y equipo bélico, y todo lo demás que se requiere para enfrentar al "enemigo".
Mientras tanto, el gobierno municipal de Nueva Orleáns ha solicitado tropas de la Guardia Nacional después de varios tiroteos que cobraron la vida de seis personas el pasado fin de semana. Al parecer no se trataba de coreanos, iraníes o inmigrantes mexicanos, sino de estadunidenses.
Sólo faltaba que ahora los estadunidenses sean una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.