Pendiente, el cierre del tiradero de Tetlama
Protesta ciudadana en Morelos contra urbanización "salvaje"
Cuautla, Mor., 24 de junio. Los costos de la urbanización "salvaje" de las principales mega urbes del país y de sus zonas conurbadas, con el desarrollo de complejos habitacionales, no se limitan a la destrucción de bosques y selvas, ríos contaminados, acuíferos sobrexplotados y basureros, sino que además conlleva un "eficiente proceso de destrucción de los espacios habitables en beneficio de unos cuantos", afirmaron ambientalistas, organizaciones sociales y comunidades afectadas del estado de Morelos.
En la primera Caravana Ciudadana de Monitoreo Ambiental realizada en esta entidad, en la que participaron integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, el Agua y el Aire -que agrupa a más de 12 comunidades campesinas-, la asociación de vecinos del fraccionamiento Manantiales, la Unión de Pueblos de Morelos y Greenpeace, entre otros, se denunció que en esta entidad existen 45 focos rojos ambientales.
Asimismo, pobladores y autoridades ejidales se quejaron de la indiferencia y el afán de lucro con que los gobiernos estatal y federal permiten que se acabe con los recursos naturales de la región.
Andrés Barreda, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro del Centro de Análisis Social, Información y Formación Popular, afirmó que el desbordamiento urbano "depredador" ha provocado la deforestación de bosques y selvas, la pérdida de tierras fértiles, la contaminación de lagos y ríos y el agotamiento de los acuíferos, así como el crecimiento de los confinamientos de basura, como parte de un modelo de desarrollo urbano "criminal".
Aseguró que la destrucción del entorno natural es una agresión a la calidad de vida de los ciudadanos y un embate contra las comunidades, que han comenzado a organizarse para frenar la destrucción de bosques y selvas, así como las formas de vida de las comunidades campesinas.
La caravana recorrió las poblaciones de Alpuyeca, Cuernavaca, Cuautla y El Texcal, donde los habitantes denunciaron no sólo el crecimiento indiscriminado de unidades habitacionales, basureros a cielo abierto, contaminación de acuíferos, y sobrexplotación de fuentes de agua potable, sino tambié el acaparamiento de tierras de cultivo y la pérdida de especies de flora y fauna endémicas, como parte de un proceso de degradación ambiental que impulsan empresas trasnacionales "vinculadas con los poderes político y económico de la región, que hacen de Morelos una de las zonas con mayor deterioro ambiental".
En la localidad de El Texcal, comuneros ejidales denunciaron que de las 410 hectáreas reconocidas como reserva ecológica estatal de la selva baja caducifolia, una de las pocas que quedan en el país, sólo restan 200, sin que las autoridades municipales hayan detenido su destrucción, a lo que se suma la sobrexplotación de uno de los acuíferos de mayor grado de pureza en México por una de las plantas embotelladoras de la trasnacional Coca-Cola.
En lo referente a la conservación de las 218 barrancas localizadas en la ciudad de Cuernavaca, ambientalistas de esa ciudad denunciaron que las autoridades municipales intentaron destruir la barranca de Los Sauces para construir una nueva vialidad, sin contar con ningún estudio de impacto ambiental, lo que habría ocasionado "un daño irreversible a los micro ecosistemas de esta región".
En tanto, integrantes del Frente de Pueblos de Morelos en Defensa de la Tierra, el Agua y el Aire denunciaron que en la comunidad de Alpuyeca el gobierno estatal ha incumplido los acuerdos para cerrar el tiradero a cielo abierto que por más de 30 años ha funcionado en esta comunidad.
Gabriel Mejía Pablo, líder del movimiento ciudadano de Alpuyeca, denunció que las autoridades han dado largas al conflicto, a pesar de que se ha demostrado el grave impacto ambiental del lugar, conocido como el tiradero de Tetlama, en la salud de los habitantes de varias comunidades vecinas, por lo que aseguró que no suspenderán sus movilizaciones.