Usted está aquí: martes 27 de junio de 2006 Opinión PAN y ciencia

Javier Flores

PAN y ciencia

Mi voto será por Andrés Manuel López Obrador. El PRI gobernó durante siete décadas, tiempo más que suficiente para expresar sus concepciones sobre la educación y la ciencia. El PAN ha gobernado sólo seis años y, aunque es justo reconocer que es muy poco tiempo, curiosamente ha sido demasiado. El gobierno foxista ha demostrado con toda claridad su fobia hacia la educación científica y la investigación. No sabemos qué va a pasar en estas áreas durante el gobierno de AMLO (cuyo triunfo parece seguro, a menos que se concrete una trampa colosal), pero, dados los resultados de quienes hasta ahora han gobernado México, es indispensable apostar por un cambio.

El PRI lo era todo. No se puede hablar de una política educativa o científica, sino de varias políticas durante el largo periodo en el que este partido ocupó la Presidencia de la República. Concentraba casi todas las corrientes. Fue el punto de equilibrio entre la derecha y el nacionalismo. Es cierto que durante los gobiernos priístas se creó la infraestructura educativa y científica con la que contamos, pero el resultado final es que México se encuentra entre los últimos lugares a escala mundial en comprensión de lectura, matemáticas y ciencias. Entramos a la globalización sin poner atención en la educación de nuestro pueblo. Como la línea roja que hay que seguir cuando un vehículo se queda sin frenos, nos lanzaron al abismo.

La ciencia pudo crecer al amparo de mentes muy brillantes y de las instituciones públicas de educación superior. En los años 70 se creó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, intento serio de institucionalizar esta actividad y medio para la expresión de una política pública en la materia. Pero desde el principio quedaron claros los límites de los gobiernos priístas en el financiamiento a la investigación científica y tecnológica, siempre por debajo de medio punto porcentual del producto interno. El resto tendría que aportarlo el sector privado, cosa que nunca ocurrió. En México este modelo de participación privada avanza muy lentamente. Sinceramente no funciona. Hay que abrir la mente y pensar que quizá nuestro país representa un caso particular.

Dos datos: a) los principales promotores de la inversión privada en ciencia no son los empresarios, sino los científicos, en especial los más alejados de la investigación aplicada y la tecnología; b) México puede tener a los hombres más ricos del planeta sin que requieran de la ciencia y la tecnología locales. Para explicar esto habría que formular una hipótesis. Para construirla recurro a una imagen que se remonta a mi niñez: nuestra nación representada por el cuerno de la abundancia. Ha sido un país muy rico que atrae a los saqueadores... pero ésa es otra historia. En resumen, el PRI fracasó en sus políticas educativas y científicas. Bueno, pero nos dejó el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Gracias.

El PAN, por su parte, es lo más dañino para la educación y la ciencia. ¿Por qué? Para empezar porque está en contra de un Estado laico. Promueve una educación confesional. Oculta información (como en las áreas de sexualidad y reproducción), es decir, sobrepone la ignorancia a la verdad. Privilegia las universidades privadas sobre las públicas. Debo aclarar que no tengo nada en contra de las universidades privadas, algunas son de alta calidad, pero me gustaría ver que en ellas se cultivaran todos los campos del conocimiento, no sólo los más rentables. Muy pocas ofrecen la carrera de medicina y muchas menos hacen investigación experimental. Ninguna se interesa por la astronomía. ¿Dónde queda la idea de universalidad?

El PAN quiere una educación controlada. Unas cosas sí y otras no (otra vez la ignorancia). También una ciencia controlada. Una ciencia por la vida, como ha planteado el Vaticano, esto es, una ciencia pro-vida, agrupación de la que hasta Felipe Calderón se avergüenza, no porque no esté de acuerdo con ella, sino porque electoralmente, por los errores de su dirigente Jorge Serrano Limón, no es conveniente por ahora.

En el gobierno de Fox se incluyó en el cuadro básico la píldora del día siguiente. Mas esto no es la expresión de una política panista. Fue por la firmeza del secretario de Salud, Julio Frenk Mora, con el respaldo de la sociedad. Frenk había llegado al límite y hubiera renunciado si una decisión en materia de salud pública tan importante hubiera sido frenada. Le tocó bailar con la más fea. Y lo logró, lo cual habla de su talento profesional y político.

Ciencia controlada, premisa del PAN. Quiso prohibir tramposamente la investigación en células troncales. Unos proyectos sí y otros no: control sobre la creación del conocimiento, eso es Acción Nacional. Por eso, a pesar de que sólo estuvo seis años, mostró rápidamente su verdadero rostro, incompatible con la educación científica y la libertad de investigación. Es la vuelta al oscurantismo. Además, el actual gobierno redujo todavía más el gasto en ciencia y tecnología.

Sólo queda AMLO. No sabemos qué pasará si llega a la Presidencia. Creó unas preparatorias y una universidad. Eso está muy bien. Quizá lo estaremos criticando dentro de algunos años. Pero no queda de otra, hay que buscar nuevos caminos o nuestra nación, con el PRI o el PAN en la silla presidencial, está condenada al atraso y la ignorancia. La versión moderna de la esclavitud.

 
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