Florencia y Ruiseñor, nuevo libro de la escritora y colaboradora de La Jornada
La literatura es mi primera naturaleza, dice Bárbara Jacobs
Publicada por Alfaguara, la novela está ambientada en un manicomio
La industria editorial todo lo enfoca a lo que deje dinero, en términos de venta ajenos a lo que es el arte, deplora
Ampliar la imagen Bárbara Jacobs, ayer, durante la entrevista con La Jornada. ''Somos muchos escritores y todos queremos lo mismo: ser leídos y que nuestros libros se distribuyan'', manifiesta la autora de Atormentados Foto: Jesús Villaseca
No sé de diagnósticos, pero mi locura es escribir, dice la autora mexicana Bárbara Jacobs, quien ambienta su nuevo libro Florencia y Ruiseñor en un manicomio.
Tornero, el maestro, y Nadia, la alumna, son los personajes principales de una novela en la que se enseña cómo escribir una obra de este género en una especie de taller literario sui generis, donde dos ''locos" crean su propio personaje: la nana Florencia.
''Creo que estamos más locos los de afuera que los de adentro'', añade Jacobs, colaboradora de esta casa editorial, y en el caso de Florencia y Ruiseñor (Alfaguara) ''el contexto de la locura fue casi espontáneo, una situación extrema en la que todo se puede decir y hacer más fácilmente -al fin que están locos-, pero bajo esa apariencia salen más cosas, más verdades: por ejemplo en un taller literario la relación que se crea entre un buen maestro y un buen alumno es despiadada y terrible en la vida real, casi insoportable, pero dentro de un manicomio es diferente: entre dos locos todo se vale".
Todos queremos ser leídos
''Me atrae la falta de defensas en las personas que tienen alguna enfermedad -prosigue Bárbara Jacobs-, en este caso la locura, porque yo misma de niña fui muy enfermiza, quería estudiar medicina pero después advertí que no podía curar a nadie, porque lo que buscaba no era curar, sino que me curaran; buscaba ese afecto, ese cuidado.
''Eso me llevó a escribir Atormentados, que son historias, pequeñas biografías, retratos, de artistas atormentados, y me di cuenta de que la enfermedad real o imaginaria quita las defensas, las diluye y permite que de las personas, totalmente indefensas, afloren cosas.''
Sin embargo, ''no creo que para ser escritor se deba ser atormentado, aunque casualmente somos muchos. Es una deformación quizá natural, pero si se es demasiado atormentado no se puede hacer nada y mucho menos escribir; quizá hay más pintores y poetas atormentados, pero en la narrativa, en la prosa, no, porque te exige una coherencia", señala la ensayista, narradora y cuentista, autora de Doce cuentos en contra, Las hojas muertas y Adiós humanidad, entre otros títulos.
En Florencia y Ruiseñor también se hace una crítica a la industria editorial. Al respecto, Bárbara Jacobs (DF, 1947) subraya:
''Ahora todo está enfocado en términos comerciales, en términos de venta ajenos a lo que es el arte, lo que se busca es lo que deje dinero; somos más escritores, muchos más, y todos queremos lo mismo: ser leídos y que se distribuyan nuestros libros muy bien, que se vendan.
''Lo que más queremos es que se lean. No pienso mucho si se va a vender o no, ¡que se lo roben! Por mí estaría bien. Pero para que alguien se lo robe tiene que existir y estar por ahí."
Búsqueda de editor
La búsqueda del afecto representado en la novela por la construcción del personaje de la Nana tiene similitudes con la búsqueda de editor, añade, porque ''uno como escritor se siente abandonado, se siente huérfano y todas las cosas que se ven en el libro, en Ruiseñor y Nadia, está en los escritores que buscan que un editor los acoja, que los comprenda, que los apapache. Pero lo cierto es que ya somos muchos escritores".
El escritor es maestro y alumno
Por ello el escritor tiene el compromiso "de hacer lo mejor que pueda su librito. Uno tiene que escribir cada libro como si fuera la primera vez, en el sentido de que está volviendo a aprender de todo, y como si fuera la última vez en el sentido de que quizá ya no va a decir nada más.
''Y eso es lo que yo hago: me planteo cualquier trabajo, desde un artículo hasta una novela o un ensayo, no como si fuera la primera vez, sino la última.
''Para mí la literatura es casi mi primera naturaleza. No me imagino viviendo si no es pensando en lo que estoy escribiendo, en lo que quiero escribir, y ese tipo de vida implica leer todo el tiempo, es algo que no se termina."
En la literatura un escritor se convierte en maestro y alumno, ''uno mismo se destroza la novela, muy similar a lo que ocurre al inicio de Florencia y Ruiseñor, cuando el maestro rompe la primera novela escrita por Nadia y entonces, con muchas locuras de por medio, la rehacen. Así termina su búsqueda''.