Pasión, amor y alienación
En la prácticamente recta final del Mundial de futbol crece lo que los aficionados llaman la pasión. Es quizá la palabra más empleada para referirse a los deportes en general. También se suele hablar del amor a la camiseta (¡y vaya si hemos visto camisetas verdes en este campeonato!) y del gran placer que experimentan los aficionados.
He venido insistiendo en la dificultad que existe para entender la diversidad de manifestaciones extremas, tanto de euforia como de violencia, que vemos en torno a este deporte. Pero ahora quisiera referirme al uso del lenguaje.
Son muchos los escritores, críticos literarios, académicos de la lengua, lingüistas y filólogos que han hecho severas críticas, justificadas, al uso incorrecto del lenguaje.
En lo que concierne a los vocablos arriba mencionados, quisiera hacer un comentario de corte sicoanalítico basado en las teorizaciones de Piera Aulagnier y, en especial de su texto, Los destinos del placer: alienación, amor, pasión.
Cito: ''Alienación-amor-pasión: tres destinos que la búsqueda del placer puede imponer a nuestro pensamiento y a nuestras catectizaciones, pero también tres destinos''... Esta autora extrae dichas teorizaciones de su experiencia en la clínica sicoanalítica, con el acento colocado en el amor de transferencia. Esto es, en aquello infantil (en el sentido sicoanalítico) que el sujeto deposita en el otro.
Resulta también de interés la siguiente enunciación de Aulagnier: ''La pasión no implica un cambio cuantitativo en relación con el amor, sino un cambio cualitativo; ella transforma lo que hubiera debido permanecer como objeto de placer y objeto de demanda, en un objeto de la necesidad''.
En este estado de cosas, la pasión desemboca, entre otras distorsiones, en un conflicto identificatorio que se manifiesta por afectos de angustia, depresión, persecución y despersonalización. Por supuesto, en esto hay muchos grados y matices.
Como sostiene Aulagnier, ''el camino le será impuesto al sujeto, sea porque los acontecimientos propios de su historia personal han socavado su tolerancia al conflicto, sea porque la realidad ambiente que encuentra lo enfrenta efectivamente a intimaciones absurdas y paradójicas, a demandas cuya desmesura torna imposible responder sin caer en ese compromiso de la actividad de pensamiento que denomino alienación''.
A final de cuentas se trata de sujetos que lejos de haber podido experimentar un vínculo amoroso con sus objetos de amor primordiales, experimentan fallas en la estructuración del pensamiento, y cursa con dificultades para relacionarse y para entender el mundo que lo rodea, pues como escribe Aulagnier: ''Desde el punto de vista del observador muestra una desrealización, una locura del pensamiento que nada tiene que envidiar a la sicosis''.
Después de estas enunciaciones aparecen preguntas que podrían ayudarnos a explicar los fenómenos y conductas en torno al deporte mencionado. Desde la euforia extrema acompañada de una negación considerable; millones de mexicanos aseguraban que México podría ganar el Mundial, a pesar de que un juicio realista mostraba que esto era imposible. ¿Se jugaría allí una actitud maniaca para enmascarar la depresión por la situación del país? ¿Qué juego de identificaciones subyace bajo dichas actitudes? Y no se diga de los enfrentamientos y violencia entre aficionados, sujetos conflictuados síquicamente que, tras una supuesta gran pasión, ocultan una severa alienación.