El cargo de genocidio le asegura un cautiverio cómodo
El arraigo de Echeverría, una burla más del foxismo: Ibarra
Ampliar la imagen Rosario Ibarra firma carta por la liberación de los presos de Atenco, en la presentación del informe de la Comisión Civil Internacional de Derechos Humanos el pasado jueves Foto: Carlos Cisneros
Rosario Ibarra de Piedra no descartó que la orden de aprehensión girada contra Luis Echeverría Alvarez, a dos días de las elecciones federales, sea una "estrategia para comparar el caso del ex presidente con el de Andrés Manuel López Obrador, y favorecer así el voto del miedo".
La fundadora del Comité Eureka calificó de "sospechoso" que durante cinco años del gobierno foxista no haya ocurrido nada extraordinario y sólo al final del sexenio se hayan decidido a girar la orden de aprehensión.
"Esto nos hace pensar que es una más de sus estrategias para confrontar ambos casos y generar así desconfianza. Es como si quisieran decirle a la gente: 'si votas por él (López Obrador) esto es lo que te va a pasar', cuando en realidad son las autoridades del gobierno foxista las que se parecen a Echeverría y a sus métodos violentos. Ahí está Atenco", dijo.
Luis Echeverría fue detenido ayer en su domicilio, acusado de genocidio por la matanza de estudiantes en 1968. Sin embargo, para la activista la denuncia por este delito es otra "pifia" más de la administración de Vicente Fox, porque "no se podrá juzgar a los responsables de esos hechos ni menos llevarlos a prisión, pues cuentan con una ley que garantiza a los mayores de 70 años no pisar la cárcel".
Es evidente que el caso de Echeverría sólo busca "llamar la atención", pues el cargo por genocidio no puede prosperar en los tribunales del país.
"En cambio, descartan el caso de Héctor Jarmillo, estudiante del Instituto Politécnico Nacional, cuya desaparición forzada es la única que se vincula de forma directa con la matanza de octubre de 1968 "y, por tanto, no prescribe".
Ibarra de Piedra, madre de Jesús Piedra Ibarra, desaparecido desde 1975, afirmó que al ex presidente -quien permanecerá arraigado en su domicilio- "ya lo tuvieron declarando durante seis horas por el caso de octubre de 1968 en la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, y simplemente se llevó las preguntas bajo el brazo y no pasó nada.
"No se trata de que las autoridades acudan a su domicilio para informarle de la orden de aprehensión o garantizarle un arresto domiciliario cómodo, sino de aplicarle la ley", sostuvo.
"Lo más seguro es que lo dejen en su casa para que se quede rumiando con su conciencia, si es que la tiene, por los delitos que cometió, lo que resulta indigno, por tanta burla y tanto desprecio por los mexicanos y por quienes hemos reclamado justicia por más de 30 años."