Usted está aquí: sábado 1 de julio de 2006 Cultura Otorgan a la humanista Margit Frenk el Premio internacional Alfonso Reyes

Es una invitación a evocar al escritor con toda la viveza, dice a La Jornada

Otorgan a la humanista Margit Frenk el Premio internacional Alfonso Reyes

''No soy muy activa en política, pero firmé un manifiesto en favor de López Obrador''

Elogia el jurado a la investigadora por sus vínculos con el autor regiomontano

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Para la catedrática de la UNAM, Margit Frenk Freund, en imagen de archivo, no todo son libros e investigación, pues también está ''interesada en la situación de México'' Foto: Cristina Rodríguez

No todo en la vida de Margit Frenk Freund son libros e investigación. También es una persona preocupada por lo que acontece en su tiempo.

''Estoy interesada en la situación de México; tan sólo hace unos días, al lado de otros intelectuales y artistas, firmé un manifiesto en apoyo a Andrés Manuel López Obrador."

Y enfatiza: ''Si no soy muy activa en política, se debe en parte a mi edad, y en parte a que tengo mucho trabajo; pero me interesa la realidad, la vivo, y estoy al tanto de ella".

Tal aclaración de la prestigiada filóloga y humanista, quien ayer obtuvo el Premio Internacional Alfonso Reyes 2006, viene a cuento por un comentario que, en torno de su persona y quehacer, hizo alguna vez el escritor y crítico Sergio Fernandez.

Este afirmó que la totalidad de la obra de Margit Frenk es autobiográfica; es ''una mujer del siglo XV". Aspectos ambos que son aceptados por la investigadora, si bien consideró conveniente precisar que también le importan mucho las situaciones de nuestra época.

Tercera mujer en obtener el premio

Nacida en Hamburgo, Alemania, en 1925, aunque radicada en México desde muy corta edad, Margit Frenk es una de las más importantes especialistas en la lírica popular de la península ibérica, principalmente en los periodos de la Edad Media, el Renacimiento y el post Renacimiento. Destacan de igual forma sus trabajos acerca de la lírica popular mexicana.

Elementos que, de hecho, le valieron ser la tercera mujer en obtener el galardón que ostenta el nombre del mencionado escritor regiomontano, conferido por la Sociedad Alfonsina Internacional y el Instituto Nacional de Bellas Artes, entre otras instancias públicas y privadas.

Integrado por Alí Chumacero, Romeo Flores Caballero, Jaime Labastida y Elías Trabulse, el jurado emitió por unanimidad su fallo en favor de Margit Frenk, ''en virtud de sus extraordinarios méritos como investigadora y crítica literaria que la vinculan directamente" con Alfonso Reyes.

Su nombre se une desde ahora a los de Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier, Andre Malraux y Adolfo Bioy Casares, entre otros personajes de la literatura, como ganadora de esta presea, cuyo monto asciende a 600 mil pesos y que le será entregada en octubre, en Monterrey.

Entrevistada vía telefónica por La Jornada, una vez concluida la conferencia de prensa en la que se dio a conocer la noticia, la también crítica literaria y docente indica que recibe el premio con profunda emoción y alegría, no sólo por la relevancia que éste tiene; ''también -y quizá ante todo- porque Alfonso Reyes fue un personaje importante en mi vida".

Y recuerda que conoció a tan insigne intelectual cuando ella ingresó, como estudiante e investigadora, a El Colegio de México, en 1949, instancia de la que Reyes era presidente y desde la cual se gestó entre ellos una estrecha relación profesional y de amistad.

''Este Premio Alfonso Reyes que me acaban de conceder es una invitación calurosa a volver a sus libros, con todo el placer que me ha causado, tantas veces, su lectura. Y una invitación a recordarlo en persona, con toda la viveza con la que, felizmente, logro evocarlo."

Vocación por la filología

Margit Frenk cuenta que eligió dedicarse a la filología y no la creación literaria porque ''era muy bajo el nivel de los cursos de literatura" en la época que cursaba sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, y eso me motivaba muy poco, además de que al hacer su tesis, descubrió que investigar era su vocación.

''La filología se me dio luego de que si mis maestros de carne y hueso de la facultad no me inspiraron -me refiero a los años 40-, sí lo hicieron los autores que leía, como Menéndez Pidal y Dámaso Alonso."

Si bien asume que ''son muy pocas las instituciones" dedicadas al estudio de la filología, considera que en el país se mantiene un alto nivel en esa disciplina. Asevera que, ''por fortuna, se requieren pocos recursos" para desarrollarla. ''Es cuestión solamente de agarrar un libro y estudiar; no se necesita de mucho más".

Sin embargo, acepta que una de las principales carencias que se presentan en el país en este rubro es en cuanto a bibliografía; ''ahí sí tenemos fallas".

 
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