El enfrentamiento con Gordillo y el escándalo de Montiel debilitaron al partido
Los conflictos internos caracterizaron la campaña de Madrazo Pintado
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Roberto Madrazo al final logró remontar la falta de apoyo a sus actos de campaña
Foto: Marco Peláez
El preludio de una campaña llena de tropiezos y cuestionamientos en el PRI se gestó desde el enfrentamiento que escenificaron Elba Esther Gordillo desde la Cámara de Diputados y su compañero de fórmula en las elecciones internas para renovar la directiva de este partido, Roberto Madrazo.
La disputa surgió por las llamadas reformas estructurales que pretendió impulsar el presidente Vicente Fox y que apoyó Gordillo Morales, y la negativa de Madrazo para secundarlas, decisión que fue duramente criticada por ésta con el argumento de que existía un acuerdo para tal efecto, dicho que negó Madrazo.
Vino luego la contienda interna para la selección de candidato presidencial, momento en el que el tricolor se dividió y lo hizo transitar por una de sus fases más delicadas. A la cantada intención de Madrazo por contender, le siguió la conformación del grupo denominado Unidad Democrática, integrado por diversos gobernadores y el senador Enrique Jackson, quienes no sólo disputaban la candidatura, sino la misma directiva del partido.
Plagada de acusaciones, la contienda interna fue ganada en Unidad Democrática por el ex gobernador del estado de México Arturo Montiel, quien abandonó la carrera ante una suma de señalamientos sobre su presunto enriquecimiento ilícito que no sólo contribuyó a debilitar más al PRI, sino que ahondó los enconos entre Madrazo y los gobernadores.
La distancia entre el candidato y éstos se evidenció en el primer mitin de campaña, en Ecatepec, estado de México, donde fue clara la capacidad de movilización del gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto, por el numeroso contingente que reunió para la ocasión, pero también dejó clara la distancia con Madrazo cuando a su arribo los contingentes empezaron a dejarlo solo. Esto obligó al tabasqueño a pronunciar, en el arranque de campaña, un discurso de apenas ocho minutos.
Vinieron luego las grabaciones que presuntamente vinculan al gobernador de Puebla, Mario Marín -uno de los primeros en pronunciarse en favor de la candidatura presidencial de Madrazo-, con el empresario Kamel Nacif, presunto pederasta. En la parte más álgida de este escándalo llegaron los llamados de distinguidos priístas a su militancia para promover al "voto útil" en favor de un candidato distinto a Madrazo.
Fue sólo hasta las últimas semanas cuando los conflictos parecieron abrir un espacio en la campaña madracista, que tuvo en esos días los actos más nutridos.