Irlanda del Norte, País Vasco, Chiapas...
En el caso de Irlanda del Norte, luego de años de gobiernos conservadores, de derecha, incapaces de resolver el problema entre católicos y protestantes, el gobierno laborista de Blair, aunque en otras áreas no desempeñó un buen papel, en este caso logró sentar en la misma mesa a ambos bandos y llegar a un gobierno de coalición. Esto a pesar de que aquí, como en los otros dos casos a los que nos vamos a referir, el entendimiento se veía entorpecido por los muertos que cada bando había infligido al otro y, en general, a años de confrontación.
El gobierno de centroizquierda de España está logrando abrir el diálogo para resolver los problemas del País Vasco, lo cual tampoco la derecha española pudo hacer en los años que gobernó. Inclusive, hoy la derecha se opone al diálogo y, por tanto, a cualquier solución.
En México, el gobierno derechista que está por terminar, pese a la promesa de que lo haría "en 15 minutos", no resolvió ni pudo solucionar los problemas de Chiapas. Tampoco podría hacerlo un nuevo gobierno de derecha, como muestra el panorama que describimos.
En Chiapas no sólo vemos confrontación en los planos político y social. Hay enfrentamientos de origen religioso, inclusive deportaciones, dependiendo del lugar que se trate. Hay rivalidad entre etnias indígenas.
El planteamiento de López Obrador, de resolver los problemas mediante el diálogo y la negociación política, no por medio de la violencia y la represión, es el que puede permitir una solución. Este candidato presidencial recoge el planteamiento de Juárez, de no querer resolver las cosas por la fuerza, sino mediante la razón.
También ha planteado esta salida ante los actos represivos de la derecha, como la agresión a los huelguistas de Sicartsa, la represión en San Salvador Atenco, los hechos en Oaxaca y otros anteriores. De modo que al votar hoy (o al no sufragar) estamos contribuyendo a definir qué país vamos a tener en este y otros sentidos.
Hoy se definirá, además de muchas otras cosas, si en nuestra nación vamos a tener procesos de diálogo y solución de problemas, que hoy incluyen confrontaciones, o si continuará siendo la fuerza bruta, como en los mencionados actos represivos, la que el gobierno seguirá empleando.
Este y otros problemas muestran que no es lo mismo un candidato que el otro, como dicen algunos que se consideran de izquierda. No es lo mismo, en ninguno de los casos mencionados, un gobierno de centroizquierda que uno de derecha, tal vez, inclusive, de ultraderecha, dada la creciente fuerza del Yunque en el Partido Acción Nacional (PAN).
Es importante que se respete nuestro derecho al voto y el sentido de éste. Cualquier acto que tienda a inhibir el sufragio, en especial en esta ciudad, en la que la gran mayoría vota por la izquierda, va a ayudar a la derecha, la cual, si hay un juego limpio, estará prácticamente derrotada con nuestra masiva participación.
Como dijimos aquí el domingo pasado, en los hechos hay sólo dos candidatos a la Presidencia. Calderón, del PAN, dijo, cuando ocurrió lo de Atenco, que él habría hecho lo mismo. López Obrador, como afirmamos, planteó la necesidad de una salida negociada y política. Dos posiciones opuestas que no son sino uno de los aspectos de la confrontación entre dos proyectos de nación.
La derecha plantea la continuidad. Implícitamente eso significa que sigan la corrupción, las desigualdades extremas, el estancamiento de la economía, la represión, la violencia, etcétera. El proyecto alternativo reclama el cambio y, entre otras cosas, lo que hemos establecido a lo largo de este artículo. Entonces, a votar. Hoy es un día histórico para el país.