El artista holandés es motivo de constantes polémicas
En Berlín, una de las muestras más completas de Rembrandt
Ampliar la imagen Hendrickje bañándose en el río (1654), óleo de Rembrandt perteneciente al acervo de la Galería Nacional de Londres
Berlin, 3 de julio. El lienzo Hombre con yelmo dorado, de 67 por 50 centímetros, de Rembrandt (1606-1669) es quizá el cuadro más famoso de este pintor holandés, quien es motivo de constantes polémicas en cuanto a la cantidad real de obras que creó.
Desde hace años la suma de obras del artista va disminuyendo. Bernd Lindemann, director de la Galería Gemaelde de Berlín, que alberga una de las colecciones más completas de Rembrandt, incluyendo el Yelmo, considera exagerado que hace 100 años esa cantidad rondase el millar.
Esa galería exhibirá del 4 de agosto al 5 de noviembre una de las muestras más completas con obras de Rembrandt.
Pero para Lindemann, la pregunta de cuántos cuadros pintó Rembrandt (1606-1669) es secundaria. Lo que a él le interesa es cómo era el taller de ese artista.
En la investigación sobre las obras de Rembrandt desempeñan cada vez un papel más importante los métodos modernos, con la aplicación de rayos X, infrarrojos o la dendrocronología, que ayuda a determinar la edad de las maderas.
Respecto del taller de Rembrandt, Lindemann expresa: ''Tenía uno extraordinario, con mucha vida, en el que varios pintores contemporáneos estaban pintando al estilo y manías del propio Rembrandt, también para aprenderlas''.
Existen muchos autorretratos de Rembrandt que no pintó él, pero llevan hasta su firma, porque esta ''marca registrada'' tenía mejor aceptación en los mercados.
Otros alumnos, como Adrian van Ostade (1610-1685), empiezan a pintar con el estilo de Rembrandt, pero más tarde desarrollan uno propio.
Esto significa que Rembrandt era una especie de ''cerebro central'' en torno del cual los cuadros giraban como satélites o planetas.
Destello místico
Durante mucho tiempo los investigadores estuvieron convencidos de que los cuadros que Rembrandt comenzó a pintar también eran terminados por él, contrariamente a Rubens (1577-1640).
Pero también se daban casos al revés: obras comenzadas por un colaborador o un alumno, corregidas, mejoradas y concluidas por el maestro.
Hombre con yelmo dorado siempre fue tenido como auténtico Rembrandt, hasta hace 20 años. Ahora se le considera obra de algún pintor del entorno de Rembrandt, cuyo nombre no es citado.
Para Lindemann, el Yelmo es ejemplo vivo de cómo varía la percepción de algo. ''En determinados tiempos las cosas son vistas de la forma en que uno quiere verlas. El destello místico del yelmo y las muchas leyendas en torno al cuadro embriagan a la gente'', dice.
Y conste que este cuadro tiene ''marcadas deficiencias'' en lo netamente artesanal, que ''no son perceptibles por la iluminación en el museo'' y tampoco en las muchas reproducciones, indica.
Hoy por hoy, todo el que quiera puede mirar y admirar esa obra. ''Lo que pasa es que este cuadro también tiene su historia'', agrega.