La cúpula madracista, con los días contados
Comenzó la lucha por los despojos del PRI
Ampliar la imagen Empleados de una empresa que renta equipo de cómputo retiran las máquinas que habían sido instaladas en la sala de usos múltiples del PRI por los comicios Foto: Francisco Olvera
Con todos los estados perdidos en la elección para presidente de la República, la menor representación legislativa de su historia, una deuda aún no calculada -producto de los compromisos crediticios asumidos durante la campaña de Roberto Madrazo, quien comenzó a tender puentes con Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador- y una sustancial reducción de sus prerrogativas para los siguientes tres años, grupos de todos los signos iniciaron la disputa soterrada por los despojos del PRI.
Entre quienes han comenzado a operar para quedarse con la dirigencia del partido y sustituir a la plana mayor impuesta por el ala madracista destaca la maestra Elba Esther Gordillo, quien tiene sus derechos partidistas suspendidos y en contra el veto de facto de la cúpula que controla al tricolor.
Sin digerir aún la derrota del pasado domingo, que devino en debacle, y cuando el periodo de la dirigencia que encabeza Mariano Palacios Alcocer culmina el último día de agosto, a la par de la calificación de la elección federal, en los pasillos de la sede nacional del tricolor se barajan nombres de sucesores para ese cargo.
El ex coordinador de los diputados federales y fallido aspirante a una senaduría Emilio Chuayffet Chemor; el ex gobernador de Hidalgo Manuel Angel Núñez Soto; el coordinador de los senadores, Enrique Jackson, y hasta Beatriz Paredes, candidata al Gobierno de Distrito Federal, son mencionados como posibles relevos de Palacios Alcocer.
El propio dirigente priísta reconoció que, una vez concluido el cómputo de la elección y emitida la convocatoria para elegir a los coordinadores parlamentarios en el Senado y en la Cámara de Diputados, concluirá también su interinato, pero no descartó que antes de agosto sea removido: "Seguramente el partido habrá de tomar las medidas necesarias para prever la conclusión de mi encargo y, en su caso, la elección del interinato o de quien se haga cargo de la dirigencia nacional".
Dijo que el acuerdo con los gobernadores fue que el proceso de sucesión en el Comité Ejecutivo Nacional deberá realizarse "con enorme serenidad. El mandato para el que Rosario Green y yo fuimos electos concluye en agosto y no tenemos ningún interés en prorrogar un minuto más nuestro encargo".
A este contexto se suma el hecho, confirmado en la sede nacional priísta, de que el propio Roberto Madrazo dialogó el pasado lunes con el candidato del PAN, Felipe Calderón Hinojosa, y con el de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, para "buscar acercamientos" con ambos.
Esta decisión fue avalada en la reunión que 16 de los 17 gobernadores surgidos del PRI sostuvieron con Madrazo.
Ante la contundencia de la derrota, que implica 18 puntos de diferencia entre Madrazo y los punteros, los gobernadores llegaron con la propuesta de no "escatimar" el reconocimiento a cualquiera de los candidatos que resulte triunfador, a efecto de no colocar al partido en una situación de debilidad para los próximos seis años, y sólo impugnar algunos distritos electorales, en un intento por rescatar algunas diputaciones.
Personajes cercanos al tabasqueño, algunos por órdenes específicas de éste y otros de manera oficiosa, establecieron, a su vez, un diálogo con Josefina Vázquez Mota y Juan Camilo Mouriño, entre otros miembros del equipo de Calderón Hinojosa.
A diferencia de hace seis años, cuando la derrota provocó una rebelión inmediata del sector duro del PRI ante la intención del entonces presidente Ernesto Zedillo, quien pretendió imponer a Francisco Labastida como relevo de Dulce María Sauri en la dirigencia del partido, esta vez, a dos días de la caída, las acciones para deponer a Palacios Alcocer no son evidentes.
Entonces los grupos excluidos del manejo de la campaña y del partido dieron un golpe de mano, impidieron la reunión del Consejo Político convocado de urgencia para sustituir a Sauri, a quien se cargaría todo el peso de la primera derrota presidencial en la historia priísta, para instaurar una dirigencia al mando del candidato perdedor.
"Zedillo ya no manda en el PRI", fue la consigna, y a partir de esa actitud mantuvieron a la ex gobernadora de Yucatán en la dirigencia, para organizar la 18 Asamblea Nacional, que ganó Madrazo con sus operadores, mismos que el domingo pasado le fallaron.
La lectura que se ha hecho en el partido ante el impasse en el inminente relevo es que la cúpula del tricolor y los gobernadores no acaban de digerir el impacto de la derrota -lo cual fue evidente en la reunión del lunes por la noche-, que colocará al siempre fuerte Revolucionario Institucional como tercera fuerza política nacional.
Los propios madracistas comentaron ayer que, a diferencia de hace seis años, esta vez ningún grupo político tuvo "la audacia" de encabezar un movimiento para cobrar las facturas a Roberto Madrazo y obligar a un cambio en la cúpula.
También ha contribuido el hecho de que, según el cálculo de la propia directiva actual y del equipo madracista, "no existe personaje alguno que, en este momento, pueda concitar la voluntad de cambio y renovación que demanda el partido".
Menos aún si se recuerda que el pasado domingo "todos perdimos, gobernadores incluidos", enfatizaron.
De acuerdo con éstos, la estrategia a seguir está diseñada para que Palacios Alcocer concluya el periodo para el que fue electo, se convoque entonces a sesión de Consejo Político -en el cual la mayoría obedece la línea de Madrazo Pintado- y sea hasta entonces cuando se definan los tiempos para elegir dirigencia.
Entre los escenarios previstos se maneja inclusive una dirigencia de transición, que contribuya a disminuir la polarización que generaron los resultados electorales, misma que convocaría a la elección de consejeros quienes, a su vez, definirían en una votación interna a la nueva cúpula.
Sin embargo, hay voces como la del consejero michoacano Agustín Trujillo, que exigen la salida inmediata de Palacios Alcocer y una "cirugía mayor" al partido.
Todavía "impactados" por el resultado, a la par de la disputa por la dirigencia nacional del PRI, se adelanta otra que tiene que ver con la composición de los grupos parlamentarios del tricolor en el Congreso y sus eventuales coordinadores. En un primer análisis los priístas "descubrieron" que la alianza con el PVEM no les dejó "ni un voto", mientras éste obtuvo, entre otros beneficios, la cantidad suficiente de diputados y senadores para conformar grupo parlamentario, además de que con ello verá incrementados sus ingresos vía prerrogativas.
Todo esto repercutirá en el deseo de Manlio Fabio Beltrones de hacerse con la coordinación de los senadores, en virtud de que fue el responsable de la fallida alianza con el Verde, mientras que del lado de los diputados, la cercanía de José Murat con Madrazo también pone en riesgo su eventual liderazgo entre los legisladores priístas en San Lázaro.