Rusia, en busca de mejorar su imagen por cumbre del G-8
Moscú, 4 de julio. En plena campaña de imagen para contrarrestar las críticas a Rusia como país que restringe las libertades y los derechos humanos, a escasas dos semanas de la cumbre en San Petersburgo del G-8 (Grupo de los Ocho: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia), el Kremlin reunió en esta capital a más de 500 representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) locales y de los otros miembros de ese club de los estados más industrializados.
Al ser un foro auspiciado por la Oficina de la Presidencia rusa, sólo pudieron participar en el llamado "G-8 Cívico-2006" delegados de las ONG que aceptaron las reglas del juego: hablar intramuros de cualquier asunto, pero no emitir algún documento de condena a Rusia en materia de derechos humanos, según trascendió.
Y, mucho menos, exigir públicamente que el tema sea incluido en la agenda de la cumbre a celebrarse en la ciudad natal del presidente Vladimir Putin, quien ejercerá de anfitrión de sus homólogos del G-8.
A cambio, dentro de la escenografía de los gestos conciliadores, al ser interrumpido hoy su discurso ante los delegados por una protesta "espontánea", Putin se mostró comprensivo con un grupo de jóvenes ecologistas que se pusieron de pie para hacer patente su rechazo a las centrales nucleares, y pidió a los guardias que dejaran a los inconformes "expresar su opinión".
Sabedor de los severos cuestionamientos, tanto dentro como fuera del país, a la nueva ley que establece un rígido control del Estado a las actividades de las ONG en Rusia, Putin admitió que "es imperfecta". Y antes de que alguien se lo pidiera, invitó a los asistentes a formular "observaciones" y señalar los "fallos" de la ley, que -prometió- "serán tomados en cuenta sin falta".
Otras ONG, las que no son del agrado del Kremlin, se sumaron a la iniciativa conjunta de la oposición de llevar a cabo una conferencia en Moscú, el 11 y 12 de julio próximos, bajo el lema "La otra Rusia", en la cual se proponen denunciar, desde posiciones de derecha y de izquierda, lo que califican de retroceso de la democracia en este país.